Marcia Angell cuenta en su libro The truth about drug companies que, cuando se desempeñaba como editora del New England Journal of Medicine, se publicó cierto ensayo clínico sobre un fármaco antidepresivo en el que la declaración de intereses de los autores (vínculos con la industria farmacéutica, dinero recibido de ella, etc.) era tan abigarrada y extensa que no pudo aparecer junto con la edición impresa sino que requirió un anexo adicional en la página electrónica de la revista.
Tal publicación motivó que, en la misma edición, Angell publicase un editorial titulado Is academic medicine for sale? cuestionando el rol avasallador y casi monopólico de la industria farmacéutica en los auspicios a la investigación y la docencia en la medicina. Al respecto, la autora recuerda vívidamente una de las cartas al editor recibidas en respuesta a su editorial:
"To the Editor:Is academic medicine for sale? No. The current owner is very happy with it.Thomas J. Ruane, M.D. 200 Riverfront, Apt. 20K. Detroit, MI 48226"
La autora reputó innecesaria respuesta alguna que restase contundencia al irónico aserto.
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