martes, 30 de septiembre de 2014

Medicina que todo lo cura es locura










"A más doctores, más dolores".


"Camisa que mucho se lava y cuerpo que mucho se cura, poco dura".


"Corazón en llaga, no lo curan ni médicos ni boticarios."



"Dios pone la curación y el médico se lleva el doblón."



"Doctores indoctos, nunca hubo pocos."



"Definición de cirugía: 

sacar de tu bolsa y poner en la mía".


"Dolor contado, dolor aliviado."



"En medicina, como en todas las cosas, las novedades son peligrosas."



"Enfermedad que no estorba para dormir ni comer, 

poco médico ha de menester."


"La enfermedad del delicado:

que nunca está enfermo y qué nunca está sano."


"Fácil es recetar pero difícil curar."



"Los enfermos se curan en los libros, 

y se mueren en la cama."


"El tiempo sana al paciente, que no el ungüento."



"Las mejores inyecciones son chorizos y jamones."



"La buena naturaleza de un enfermo vence a la mala enfermedad y al mal médico."



"Mal que sana durmiendo, ya lo entiendo; que se hizo bebiendo."



"Más matan las recetas que las escopetas."



"Mientras no venga la muerte, 

comer bien y peer fuerte."


"Médico, manceba y criados,

 son enemigos pagados."


"Ni con cada mal al médico, ni con cada pleito al letrado,

ni con cada sed al jarro."


"No es buen médico el que desahucia al enfermo."



"Pies calientes, culo corriente y orina clara,

y aunque la medicina no se inventara."


"Porque los loros no tienen médico, viven siglo y medio;

que si los tuvieran, cincuenta años no vivieran."


"Quien a médicos no cata o escapa, solo Dios mata;

quien a ellos se ha entregado, un verdugo bien pagado."


"Salud es al enfermo la alegre cara del médico."




Es asombroso cómo la sabiduría popular representada en los precedentes dichos y refranes, auténtica y enraizada, verdaderamente vernácula, nunca perdió un saludable escepticismo respecto a la medicina, desde aquella época en que sólo ofrecíamos sangrías y enemas y purgaciones. Viendo la época actual, donde sobrevivimos asustados por riesgos innumerables y erróneamente catalogados como enfermedades, donde la medicalización amenazante campea a cada paso que damos, es saludable recordar frases de sapiencia mínima y pedestre como las enunciadas, dignas del caletre de un pícnico sintónico, a veces salutíferamente vulgar y rústico, como Sancho Panza, gobernador sempiterno de la ínsula Barataria.

Todo esto venga bien a raíz de una reciente entrevista que Allen Frances, forjador del DSM-IV, brindó críticamente y donde advirtió contra los riesgos de la malhadada psiquiatrización de la vida cotidiana:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/09/26/actualidad/1411730295_336861.html

Ya se dijo: ¡Psiquiatría que todo lo cura es locura!


_________________________


Otras entradas relacionadas en este blog:





- La tranquilización


domingo, 21 de septiembre de 2014

Apología brevísima de los neuróticos








"Todo aquello que conocemos de grande proviene de los nerviosos. Son ellos y no otros quienes han fundado las religiones y compuesto las obras de arte. El mundo nunca sabrá todo lo que se les debe y, sobre todo, lo que ellos han sufrido para dárselo. Apreciamos la fina música, los bellos cuadros, mil delicadezas, pero no sabemos lo que ellas han costado a quienes las inventaron, de insomnios, de llanto, de risas espasmódicas, de urticarias, de asmas, de epilepsia, de una angustia de morir que es peor que todo eso."


Marcel Proust, Le côté de Guermantes.
(Traducción de Héctor Pérez Rincón.) 



Los neuróticos: aquellos prójimos proclives a la angustia, la culpa, la aprensión, el reproche, la inhibición, la duda, el escrúpulo, la rumiación preocupada, la anticipación catastrófica, la rigidez ordenancista, el apocamiento tímido, la autoconciencia exacerbada, la inseguridad desasosegante, la vergüenza y el sonrojo, la obsesión y el bochorno, el pesimismo y la astenia, la fobia y el insomnio, la inestabilidad, la conflictividad, la pobre imagen de sí mismos, la rigidez frágil que no evita desmoronamientos y el agobio perenne de inasibles miedos.... Los neuróticos somos legión y deambulamos con nuestras cuitas desatendidas o, lo que es peor, mal atendidas y mal entendidas.

Ya lo dice Sims en sus "Síntomas Mentales": "Subjetivamente, el individuo neurótico  se describe a sí mismo como alguien incapaz de afrontar los problemas o capaz de afrontarlos únicamente con un esfuerzo supremo y un estrés considerable."  Por distintas razones, el término y el concepto, preñados de historia y conceptuosidad y luenga tradición, fueron desechados de las clasificaciones diagnósticas actuales, con el lamentable -entre otros- resultado de que se ha introducido el concepto socorrido y huero de "comorbilidad". Y es que los trastornos neuróticos no son tan diferenciados unos de otros, por lo que es frecuente que un individuo neurótico "mude" de un diagnóstico a otro al progresar el tiempo: cambiar la etiqueta sin reconocer ampliamente el sustrato de la personalidad del sujeto neurótico resulta en un ejercicio poco productivo y hasta trivial. La neurosis es un modo de ser más que un estado.

Por ende, así como campea todo un embate psiquiatrizador de la existencia humana, no ha sido distinto con las vestiduras de la neurosis dadas en suerte entre distintas categorías diagnósticas y cosificadas para la posteridad. Ya no hay libros con perspectivas distintas y refrescantes como aquel de inolvidable y aleccionador título: "Alégrese de ser neurótico" de Louis Bisch (el Papa Francisco lo trajo nuevamente a la memoria con su afortunado recuerdo hace poco).

Jacques Postel, historiador de la psiquiatría lo puso muy claramente en negro sobre blanco: "¿Hay que felicitarse o hay que temer que con su supresión (de la neurosis) sea el hombre enfermo el que ha sido esfumado o eliminado, negándosele el ver y tratar todo lo que está detrás de su comportamiento y de sus síntomas?

Lamentablemente, qué duda cabe que sí. El artículo de José Lázaro -enlazado abajo- brillante psiquiatra español que ha honrado las páginas de nuestra Revista de Neuro-Psiquiatría con una revisión sobre el caso histórico de las neurosis, lo explica de meridiano modo.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Manía inducida por bebidas energéticas con alto contenido de cafeína








Recientemente hemos reportado una observación clínica que podría ser de interés, sobre todo ahora en que el mercado de bebidas ofertadas como "energizantes" crece sin tregua y sin cautela,  poniendo a disposición del consumidor desavisado altas concentraciones de cafeína que no son carentes de efectos psicoactivos potencialmente patológicos.

Dada la extensión del consumo de cafeína en diferentes presentaciones por la población general, debiéramos asumir una previsora vigilancia en la detección del consumo sin tasa de estos productos, principalmente por personas que se presentan con diferentes molestias psicopatológicas a la consulta médica o psiquiátrica, o en personas con diagnósticos previamente establecidos pero cuya evolución no es la esperada con el tratamiento instaurado.

A partir del caso de una paciente, sin antecedente de episodios afectivos, y quien desarrolló dos episodios de manía asociados al consumo de altas dosis de cafeína, revisamos la bibliografía pertinente y apuntamos a los posibles mecanismos neurobiológicos subyacentes, así como a algunas perspectivas en el estudio de estos fenómenos a partir de las vías de neurotransmisión implicadas. Recuérdese que Kraepelin fue también pionero de la psicoofarmacología ejecutando estudios acerca del efecto de sustancias consuetudinarias, como la cafeína y el alcohol, en el desempeño de sujetos experimentales: bien podría ser que a partir de la polifacética molécula de cafeína llegasen a asomar interesantes vislumbres sobre la fisiopatología de la psicosis y la manía.









____________________________



ENLACE:

- Cruzado L, Sánchez-Fernández M, Cortez-Vergara C, Rojas-Rojas G. Manía inducida por bebidas energéticas con alto contenido de cafeína. Act Esp Psiquiatr. 2014; 42 (5): 259-66.





domingo, 14 de septiembre de 2014

Las Fiestas Patrias en el Hospital Larco Herrera de Lima, Perú.




Es una tradición que se repite año tras año la celebración de las fiestas patrias (aniversario de la declaración de la independencia del Perú, acontecida el 28 de julio de 1821) en el más grande y antiguo de los hospitales psiquiátricos de la capital de la república. Ataviados como figuras del imaginario histórico y popular de la patria, se hace desfilar a pacientes y personas asiladas del Hospital Víctor Larco Herrera, fundado en 1918, por las vetustas avenidas del antiguo asilo-colonia en donde ha discurrido la existencia de miles de personas con padecimientos mentales.

En el Perú, donde la estela militar, tutelar y gubernativa, ha sido la norma a lo largo de su historia, emular los desfiles castrenses es consuetudinario en cada aniversario de la independencia y en toda efeméride cívica. Desde niños, es tradición de los estudiantes en la época de fiestas patrias ensayar marchando cual gallardos soldados ya sea que cuenten con pocos -o muchos- años de edad. Igualmente, disfrazarse de héroes y de próceres, es parte del costumbrismo propio de estas fechas: los entorchados de oropel, las cintas rojiblancas, las barbas y patillas pintadas con corcho quemado o simuladas con lanas, garrotes de madera portados cual amedrentadoras metralletas, las botas falsas hechas de cartulina negra rodeando la pantorrilla... todas esas escenas de la infancia se repiten asimismo en estas fotografías, incluyendo a aquel que tiene y puede lucir terno y a quien se le impone la banda rojiblanca cual "presidente de la república", y la niña -o la viejecita- más agraciada o salerosa es distinguida con inmaculada veste blanca y laureles en las sienes misma "madre patria".

No deja de ser alegórica la contradicción entre la disciplina militar rígida que se pretende emular y que acaba disuelta y caricaturizada en la parodia de las personas internadas en el hospital psiquiátrico: ellos festejan a la patria que los ha segregado, haciendo una imagen especular de ella en sus tradiciones más estereotipadas e iconográficas.

No sabemos cuándo se inició esta tradición en el Hospital Larco Herrera, pero sería digno de atención averiguarlo, así como, más allá del mero registro visual, asomarnos a cómo viven los participantes esta experiencia que aduna esa emoción temprana y comunitaria que solemos vivir como patriotismo, y la vivencia de integración grupal que se suscita cada 28 de julio mientras la ciudad sobrevive cubierta de neblina a un aniversario más del Perú.





























































Créditos de las fotografías:

Correo.pePeru21.pe, El Comercio.pe, Perú.comTrome.pe.



__________________________


Otras entradas relacionadas en este blog:

El manicomio "Víctor Larco Herrera" entre 1932 y 1947

'En el manicomio almorzamos a las doce', una anécdota sobre Martín Adán

'Exilio interior': fotografía desde el manicomio





domingo, 7 de septiembre de 2014

Defensa del reporte de caso en psiquiatría








"La absorción penetrante en el caso individual, enseña fenomenológicamente, a menudo, lo general respecto de incontables casos. Lo que se ha aprehendido una vez, se vuelve a encontrar mayormente. Importa menos en la fenomenología el amontonamiento de incontables casos, que la contemplación interior, completa en lo posible, de los casos particulares."



K. Jaspers.
Psicopatología General.
México: FCE; 1993. p. 66.






_____________________________


Otras entradas relacionadas en este blog:

- Reportar un caso

Reivindicación del quehacer de la Psicopatología

'Historias de enfermos', (1923) del Dr. Hermilio Valdizán