En el mundo de la industria farmacéutica se denomina 'blockbuster' a un medicamento cuyas ventas superan el billón de dólares anuales. Hace pocos días la Food and Drug Administration (FDA) en Norteamérica ha aprobado un nuevo psicofármaco: Asenapina; el primer medicamento autorizado desde su salida al mercado para uso tanto en esquizofrenia como en trastorno bipolar -hasta ahora la aprobación para uso en trastorno bipolar se lograba luego de un tiempo de uso en cuadros de esquizofrenia-. La molécula, bautizada como Saphris en Norteamérica y Sycrest en Europa, se perfila pues como un prometedor blockbuster.
La droga, elaborada por Organon y distribuida comercialmente por Schering Plough -el recordado laboratorio del escándalo Claritin- es un antipsicótico atípico con perfil similar a los existentes en cuanto posee antagonismo predominante de serotonina y a la vez antagonismo de dopamina. Aunque su perfil molecular tendría algunas sutiles diferencias con el resto de sus congéneres, no ha evidenciado su pretendida superioridad frente a síntomas negativos de la esquizofrenia.
Revisando el prospecto del fármaco, llama la atención uno de los párrafos que reseñan los estudios presentados para la aprobación de la molécula:
"The efficacy of SAPHRIS in the treatment of schizophrenia in adults was evaluated in three fixed-dose, short-term (6 week), randomized, double-blind, placebo-controlled, and active-controlled (haloperidol, risperidone, and olanzapine) trials of adult patients who met DSM-IV criteria for schizophreniaand were having an acute exacerbation of their schizophrenic illness. In two of the three trials SAPHRIS demonstrated superior efficacy to placebo. In a third trial, SAPHRIS could not be distinguished from placebo; however, an active control in that trial was superior to placebo."
En buen cristiano, de los tres estudios que evaluaron Asenapina, dos de ellos mostraron que la molécula fue mejor que nada: mejor que placebo -cápsulas de azúcar, por ejemplo- y en el tercer estudio ni siquiera superó al placebo. Y es que la FDA no exige comparación con otros fármacos sino apenas que la nueva molécula sea mejor que las píldoras de placebo.
La bienvenida para Asenapina ha sido amenizada, además de los bombos y platillos que ya se perciben, por la reciente publicación de los archivos documentarios que acompañaron su aprobación y donde pueden husmearse los aspectos menos ventilados de la droga.
Imaginamos ya la ensordecedora fanfarria cuando Asenapina se presente en nuestro medio como la milagrosa e inédita panacea que todos habríamos esperado y que no deberíamos mezquinar a ninguno de nuestros pacientes. Un potencial blockbuster se lo merece, ¿no?
ENLACE:
-Y encima también viene la Lurasidona, vía Furious Seasons.
6 comentarios:
pues no, ¡a mezquinarla se ha dicho!
Viendo el logo, la presentación es sublingual (no sé si hay otras presentaciones). Sin ser pitoniso puedo asegurar que ese va a ser uno de los temas que van a querer publicitar.
Basta recordar la propaganda de un antipsicótico que puede ser disuelto en agua. Un abuelito tomando felizmente su jugo y por detrás aparentemente su esposa frotándose las manos. Si podría colocarse el pensamiento de la señora me parece que sería: "Por fin me ligo".
De hecho la presentación sólo es sublingual y no se puede ingerir ningún tipo de bebida ni comida hasta 10 minutos después. Aparentemente la absorción gástrica es discreta y por tanto no se podría disolver Asenapina solapadamente en líquido para así administrarla.
Parece, por ende, que no podrán poner la imagen de esa señora feliz poque le ligó, pero no hay que preocuparse: la industria farmacéutica tiene sobradas estratagemas para que su producto sea un blockbuster.
Saludos, Martín, y gracias por tu comentario.
creo yo que la presentación sublingual para uso en pacientes hospitalizados es bastante problemática... ¿se van a quedar las enfermeras esperando hasta que toda la pastillita desaparezca? lo dudo la verdad... si con la via oral hay problemas de que los pacientes esconden las pastillas, no las degluten, etc... qué no harán con las sublinguales.
Claro, como no va causar impacto si desde tiempos inmemoriables la sacarosa ha sido uno de los mejores antipsicóticos que el ser humano a conocido. Basta recordar el uso de la sacarosa como un homeopático luego de los choques convulsoterapéuticos insulínicos, y demostraba una mejor respuesta terapéutica, o en los casos de transtorno de personalidad, ni que decirlo, al menos o los transforma en psicosis o en neurosis.
Por favor amigo Lizardo, no mezquinemos a la sacarosa, panacea omnipotente, que siempre le corresponde enfrentarse con todos los pesos pesados de la industria farmacéutica, y a veces les da su maja. Ya quisieramos tener nosotros la valentía de la sacarosa.
Aunque sea por las peculiaridades de su presentación sublingual, difícilmente se usará Asenapina en el común de pacientes manicomiales.
Respecto a la encendida y elegantemente irónica loa a la sacarosa de Tony, qué más sino felicitarlo. El efecto placebo es sin duda maravillosamente desconcertante y por suerte no restringido al azúcar.
Publicar un comentario