martes, 9 de febrero de 2010

Honorio Delgado sonríe





No es frecuente ver fotografías de Don Honorio Delgado sonriendo. Y no porque este descollante prohombre de la psiquiatría latinoamericana haya sido un individuo amargado o rezongón. Pero su talante esquizotímico hacía su expresión afectiva mas bien avara de expansiones y ajena a la estridente carcajada. Esta foto inusitada aparece en Anales de la Facultad de Medicina, en un artículo especial por los 90 años de la publicación, en la que Don Honorio desempeñó por largos años el cargo de director.

Nótese que la sonrisa en la foto es discreta, con una mirada de entendimiento y perspicacia hacia el invisible destinatario, los ojos son vivaces dentro de lo que cabe y, puede ser por el escorzo, pero parece algo sesgada hacia una comisura.
 
Honorio Delgado, a la vez que paradigma y arquetipo de intelectual, es una especie de fetiche para muchos de los psiquiatras de nuestro medio. Más de una vez hemos fantaseado en que se construya un repositorio electrónico en su homenaje, con su legado bibliográfico, su documentación biográfica, y se rinda así justo tributo a su memoria irradiando su sabiduría y magisterio perennizados.

Nos acordábamos de Honorio en la Peña de los Martes con los residentes hoy y además leyendo un comentario de nuestro ciberamigo Ivo Urrunaga, en que nos recordaba un párrafo de 'El Médico, la Medicina y el Alma', del mismo Honorio: "Obligado a aguzar la sindéresis, por la complejidad de los problemas que afronta, el médico necesita no solo pensar claro frente a los hechos y allende las doctrinas, sino formular debidamente sus juicios. De ahí el interés de buscar y cuidar la expresión precisa, de aplicar el término conveniente a cada concepto, a cada diferencia, a cada matiz del dato. Esto lo consigue solo con la cultura literaria, consagrando parte del escaso tiempo que le deja libre el tráfago de la acción, a la lectura de libros selectos."

No nos hemos querido resistir, evocando la sonrisa del Profesor Delgado, a compartir este capítulo, el inicial de 'De la cultura y sus artífices' (Madrid, 1961) -hoy tan difícilmente hallable- a propósito del tema que comentábamos.

Lectura y Cultura - Honorio Delgado



Otras entradas relacionados en el blog:

- Recuerdos de Don Honorio y Don Hermilio.

- Autógrafo de D. Honorio Delgado.

- Conversaciones con Seguín (Sobre Honorio Delgado y el psicoanálisis).

- Los 40 años de Don Honorio.

4 comentarios:

Tony Chávez Uceda dijo...

Hum, el escrito del Maestro Honorio es ilustrador y por instantes magistral, lamentablemente está plagado de irregularidades lamentables como esta:

"El ideal de su prosecución es que el alma desenvuelva orgánicamente sus mejores disposiciones para remontarse al espíritu y lograr un reflejo lo menos imperfecto posible de la universalidad de su orden en la singularidad del propio ser individual, de la eternidad y autonomía de las escencias en su particular existencia temporal y condicionada."

Qué gran carga de chapucería! En una parte el Dr. Delgado patina estrindosamente al alabar el oscurantismo medieval de la iglesia católica, que privó a la humanidad durante muchos siglos del saber.

Sin embargo, otros pasajes del texto son en extremo sublimes.

"Pero hasta en las materias que por su índole parecen más alejadas de este desiderátum -la divulgación científica por ejemplo- la dotes del escrito aventajado son decisivas para enriquecer la mente del hombre deseoso de instruirse, con un conjunto de ideas precisas, estimulantes y sugeridoras..."

Lo que me trae a la mente la eterna comparación entre los textos de fisiología Ganong y Guyton , el primero enjundioso, con datos precisos y formales, el segundo ameno, de fácil lectura y enriquecedor.

El maestro Delgado es muy escolástico, socrático, sectario, impositivo y falaz por momentos, pero la riqueza del texto, sobre todo cuando cita a Nietzsche, resulta en una lectura interesante, aunque para nada definitiva en este tema.

Tony Chávez Uceda dijo...

Debo aportar también, y ya que Don Honorio se permite la referencia a la época medieval, que el maestro me hace recordar a Jorge de Burgos, el invidente y estoico villano de "El nombre de la rosa", quien hace toda una disertación contra la risa en esa grandiosa obra de Umberto Eco.

Lizardo Cruzado dijo...

Honorio a veces se dejaba subyugar por los mismos florilegios de su verba, da esa impresión. Era dado a exaltar en todo sus escritos el sentido aristocrático de la vida en su mejor acepción. Y en la parte postrera de su vida además acérrimo defensor de sus valores religiosos. Un clásico, sin duda.
Gracias por tu comentario.

Lizardo Cruzado dijo...

Precisamente Umberto Eco tiene textos iluminadores sobre la época del medioevo al que no encuentra tan oscurantista ni primitivo como tradicionalmente ha sido visto. Ah, El Nombre de la Rosa... Inolvidable novela -y la película no le iba a la saga, tampoco-.
Un abrazo, Tony.