Una de las últimas obras que dio Don Javier Maríátegui a la estampa fue este álbum de recuerdos y viñetas anecdóticas sobre toda una época de la medicina psiquiátrica peruana en la primera mitad del siglo pasado. De la mano de la evocadora figura de Don Juan Francisco Valega (1895-1988), de quien Mariátegui fue discípulo, el escriba despliega un ameno desfile de personalidades y situaciones que retratan vivamente la cotidiana historia de la actividad médica asistencial y académica en la capital peruana en la época señalada.
Del libro "Juan Francisco Valega y la Lima de su tiempo" queremos piratear este par de bocetos sobre dos egregios psiquiatras nuestros: Don Honorio Delgado, de quien orondamente nos reclamamos nietos bastardos y Don Hermilio Valdizán, padre de la psiquiatría peruana.
Del libro "Juan Francisco Valega y la Lima de su tiempo" queremos piratear este par de bocetos sobre dos egregios psiquiatras nuestros: Don Honorio Delgado, de quien orondamente nos reclamamos nietos bastardos y Don Hermilio Valdizán, padre de la psiquiatría peruana.
CON HONORIO DELGADO
"La amistad con Valega se remonta a los tiempos en que era Honorio estudiante de Medicina. He recordado en otro lugar cómo se dio el primer contacto, indirecto, entre Valega y Delgado, al visitar aquél el cuarto de la pensión donde vivía éste. Vale la pena reproducir el párrafo: "Preguntó Valega quién ocupaba el otro extremo, 'un estudiante de medicina, arequipeño, Honorio Delgado'. Era una pieza austera, pulcramente mantenida. Un librero y una mesa conpletaban el mobiliario. En la cabecera del lecho llamó la atención de Valega, en lugar de la clásica estampa devota, un horario de las actividades cronológicamente ordenadas. Desde ese pequeño detalle se puede seguir la pista de quien utilizara el tiempo de la manera más eficaz y su vida, en general, como un permanente ejercicio de disciplina". En la grabación terció el artista Gamaniel Palomino, quien cantó el vals de Pedro Casas "Anita", para darle telón musical; Casas acababa de morir. Nos declamó unas letrillas que aluden malévolamente a Don Honorio:
Por Venus y Cleopatra,
por Zaratustra y Lutero,
ha resultado psiquiatra
el hijo del molinero.
Y los palurdos al ver
tan raro profesional
sospechan que debe ser
harina de otro costal.
Honorio Delgado, según Valega, había regresado de un viaje y parece que no se acercó a saludar a Percy Gibson que, en el Hotel Bolívar, estaba con Marga, entonces su mujer. Parece que era un ritual arequipeño saludar al animador del grupo "El aquelarre". Como una especie de represalia, Gibson publicó esta letrilla en el diario El Deber de Arequipa.
Honorio Delgado en vida -y tras su muerte- no sólo es la máxima figura de la psiquiatría peruana y quizá la figura de mayor relieve no sólo en América Latina sino en el mundo de la lengua hispánica, sino un intelectual ejemplar y un paradigma de conducta ética. Por eso Martín Adán acuñó el término "deshonorio" para calificar a los profesionales que no reunían la honorificiencia o que, por "inconductas", se alejaban de la ética hipocrática."
MIS RECUERDOS DE HERMILIO VALDIZÁN
Mis recuerdos de Hermilio Valdizán
Confiamos en que la lectura de estos escuetos apuntes biográficos pueda inspirar a los que nos iniciamos recién en la práctica de la especialidad psiquiátrica para seguir ese derrotero proverbial. Qué pensarían Don Hermilio o Don Honorio al vernos hoy en nuestras oxidadas rutinas, nuestros complacientes malos hábitos, nuestras apoltronadas perezas, nuestras mendicantes éticas wash & wear. Cómo estarán revolcándose en sus catafalcos los pobres. Evoquemos sus figuras epónimas y evitémosles semejantes convulsiones de ultratumba.
Referencia
- Mariátegui J. Juan Francisco Valega y la Lima de su tiempo. Fondo Editorial del Congreso. Lima, 2000.
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