La historia canónica de la psicofarmacología establece su inicio en el año luminoso de 1952 en que fue descubierta la clorpromazina, el primer antipsicótico. Tal si antes hubiese habido una especie de agujero negro en la farmacopea donde habrían estado subsumidas apenas algunas tisanas y pócimas inanes. Por otro lado, es frecuente asumir casi cual un precepto -dado por la industria farmacéutica- que los psicofármacos hoy disponibles son imperfectibles e impecables maravillas.
O la clásica escopolamina -también llamada hioscina- y que hoy usualmente se cree útil apenas para los cólicos y retortijones de vientre. (Ambos avisos son de los años 1920).
Pero no sólo nuestras abuelitas fueron usuarias de barbitúricos. También nuestras madres heredaron el legado. Antes de la aparición de las benzodiazepinas en los años 1960 siguieron usándose combinaciones de barbitúricos a granel, véase que la población pediátrica también era medicada ('niños difíciles'):
Sean estas imágenes, austero muestrario de algunos fármacos usados antes y después de la clorpromazina (en forma racional a veces pero otras tantas de modo irracional), un preámbulo para un par de artículos de David Healy, psiquiatra crítico de la psiquiatría -¿es que hay otra forma de ser psiquiatra?- y desmitificador de la psicofarmacología. Healy, en sus radicales cuestionamientos puede ser desmesurado a veces pero su postura es muy necesaria en un entorno profesional como el psiquiátrico donde somos inundados por la industria farmacéutica que nos quiere hacer creer que con ellos empieza y termina nuestra práctica.
Leamos pues a nuestro saludablemente díscolo autor:
- Healy D. The dilemmas possed by new and fashionable treatments. Advances in Psychiatric Treatment 2001; 7: 322-327.)
- Healy D. Some continuities and discontinuities in the pharmacotherapy of nervous conditions before and after chlorpromazine and imipramine. History of Psychiatry 2000; 11: 393-412. (Vía Scribd)
(Ah, las imágenes provienen del interesante archivo de la Fundación Uriach).
2 comentarios:
Me parece imprescindible la postura desmesurada de Leahey, sobre todo teniendo en cuenta que no es la norma, que la norma el la postura desmesurada pero al contrario....
Efectivamente se medicalizan los términos y se ponen básicamente las mismas soluciones que hace dos siglos, porque el que determinados medicamentos tengan mayor margen de seguridad, no implican sino eso...., el caso es como solución sigue siendo pobre y me parece que en la mayor parte de los casos iatrogénica y desnaturalizada. También entiendo que al menos es algo.
Una auténtica maravilla los grabados de publicidad que presentas en la entrada. Algunos de ellos, dan directamente miedo, sobre todo los del "Pacium" (menudo nombrecito).
El jarabe Pagliano, bajo el nombre de Girolamo Pagliano que fue su inventor (Ernesto es el hijo y sucesor) siguió vendiéndose en Buenos Aires, Argentina hasta entrada la década de 1980.
Yo se lo compraba a mi abuela en una farmacia de Bernal que seguía trayéndolo en su envase antiquísimo.
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