Ernst August Wagner (1874-1938) fue un maestro de escuela, un literato dedicado a la dramaturgia y un asesino en masa.
El 4 de setiembre de 1913, el maestro de escuela rural Ernst Wagner, asesinó a cuchilladas y golpes de mazo a su esposa y a sus cuatro pequeños hijos. Luego del horrendo crimen se dirigió a un poblado cercano (Vaihingen) donde había trabajado poco antes. Prendió fuego a distintos solares y esperó a que los despavoridos habitantes emergiesen de sus hogares para que él, agazapado entre las tinieblas de la noche, vaciara las cacerinas de sus armas de fuego prácticamente a boca de jarro contra sus víctimas. Fueron gravemente heridas veinte personas de las que nueve murieron. Wagner fue masacrado por la multitud enfurecida que lo dejó creyéndolo muerto pero no era así. Fue detenido, se le hallaron 500 cartuchos sin usar y reveló que había tenido planeado aún asesinar a otros miembros de su familia y luego volarse la tapa de los sesos entre las lenguas de fuego de otro incendio producido por él mismo. Al ser conducido a prisión reclamó para sí la pena capital.
Titular de un diario de la época.
Pero no fue condenado a muerte. En su proceso judicial fue evaluado por el connotado psiquiatra Robert Gaupp y diagnosticado como un caso de paranoia. Fue confinado hasta su fallecimiento poor tuberculosis en 1938 y su caso constituyó uno de los primeros en que se consideró válida la inimputabilidad por causa de patología psiquiátrica.
El estudio del caso de Wagner es ilustrativo de la compleja amalgama de herencia morbosa, avatares biográficos y elementos temperamentales y caracterológicos que desembocan en la desmesurada patología de un hombre. La semblanza de Hilde Bruch, basada en el artículo en alemán de Gaupp nos acerca a las claves de este fascinante caso. (Otros enlaces de interés, aquí y aquí).
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