jueves, 30 de septiembre de 2010

La frase del día








"¿Qué derecho tenemos a creer que la Naturaleza está obligada a realizar su obra utilizando sólo mentes perfectas? Quizá para determinados fines el instrumento más adecuado sea una mente imperfecta. En realidad lo que importa es el trabajo hecho y las aptitudes del individuo que lo hace, mientras que, desde un punto de vista cósmico, es irrelevante que dicho individuo tenga otros graves defectos, por ejemplo, que sea hipócrita, adúltero, excéntrico o lunático."  


Henry Maudsley (1835-1918)
Natural Causes and Supernatural Seemings.
London, 1886.






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miércoles, 29 de septiembre de 2010

'Healing Psychiatry - Bridging the Science / Humanism divide' - por David Brendel








La psiquiatría de hoy está desgarrada por puntos de vista contrapuestos: ¿es fundamentalmente una ciencia del funcionamiento cerebral o un arte comprensivo de la mente humana en el marco de su contexto cultural y social? La división entre lo científico y lo humanístico podría parecer espuria y fácil la respuesta que pretenda amalgamar ambas perspectivas. Sin embargo, corremos el peligro de perpetuarnos en lo meramente declarativo si es que este sincretismo no logramos plasmarlo en  nuestra praxis diaria.

'Healing Psychiatry -  Bridging the Science / Humanism divide' (MIT Press, 2006) es un libro que intenta esbozar una propuesta para tal desafío. David Brendel, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Harvard y que adicionalmente ostenta un doctorado de filosofía, apoyándose en la doctrina del pragmatismo filosófico de Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey, argumenta que no existe una obvia y patente escisión entre  la ciencia objetiva y el humanismo subjetivo: la ciencia no puede ser sino una práctica humanista desde el momento en que es desarrollada por seres humanos con el fin de servir a la existencia humana;  así, el pragmatismo desafía el presupuesto de una división  entre lo objetivo / subjetivo  resaltando el factor humano en toda investigación y en los intentos de alcanzar la naturaleza objetiva de los fenómenos.  En ese tenor, Brendel resume su postulado de manera breve -y muy práctica- en cuatro letras 'P', que implican el reconocimiento de:

1. Las dimensiónes Prácticas de toda investigación científica;

2. La naturaleza Plural de los fenómenos estudiados por la ciencia y de las herramientas empleadas a tal fin;

3. El rol Participativo de múltiples individuos con perspectivas distintas en los procesos ineludiblemente interpersonales de la investigación científica (incluyendo, claro está, la participación de los pacientes);

4. El carácter flexible y Provisional de toda explicación científica.

Desde luego, como toda fórmula, ésta tiene varias limitaciones pero capta los aspectos salientes del pragmatismo filosófico en su aplicación a la psiquiatría: la primera P (de práctica) enfatiza la insistencia del pragmatismo en considerar las consecuencias de todo concepto, más allá de cualquier abstracción o teorización carente de efectos en nuestra experiencia ordinaria. La segunda P (de pluralista) hace hincapié en que el pragmatismo, más que una teoría, es un enfoque que valora cualquier herramienta tendiente a incrementar el conocimiento y al logro de mejores cambios en la experiencia cotidiana. Aquí también se apunta al principio de que inusualmente los fenómenos de estudio pueden ser agotados por una única y excluyente perspectiva. La tercera P (de participación), se deriva de los conceptos anteriores por cuanto es imprescindible un colectivo de participantes que garantice una multiplicidad de perspectivas; y la cuarta P (de provisional) reconoce que en un mundo complejo y siempre cambiante, muchos de nuestros conocimientos, hoy firmemente establecidos, pueden ser susceptibles de cambios a medida que conozcamos más y nuevos eventos ocurran.

El libro es breve y se deja leer. Desde luego, su título es ya una urgente invocación a la que ningún psiquiatra debiera sustraerse.  



ENLACES:

- Comentario del libro en el American Journal of Psychiatry.

- Comentario del libro en Metapsychology Online Reviews.

- Descarga de 'Healing Psychiatry -  Bridging the Science / Humanism divide' (DepositFiles)



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domingo, 26 de septiembre de 2010

'Frontier Psychiatrist' / The Avalanches









Buen tiempo hace conocíamos ya del flemático y apreciable blog 'Frontier Psychiatrist', distinguido súbdito él de la Corona Británica. Al poco tiempo, vinimos a enterarnos de que ostentaba el nombre de un famoso tema de la banda australiana 'The Avalanches' (fue el tercer sencillo de su álbum debut 'Since I left you', publicado en el año 2000).

Recién hemos tenido noticia de la desopilante naturaleza de 'Frontier Psychiatrist' pues en la grabación del tema, arduo y logrado ejercicio de collage, se emplearon fragmentos de pistas sonoras de más de 30 distintas procedencias. Sin duda ello no es novedoso pero, todos lo sabemos, 'postmodernité oblige'.

Se hicieron dos videoclips del tema, cada cual más estrambótico y empapado en la peculiar atmósfera de los sueños, que nuestros lectores más sensibles sabrán apreciar. Aquí adjuntamos ambos, benévolamente surreales.

La letra de 'Frontier Psychiatrist' no requiere traducción. Delicioso es el juego del término 'frontier' aplicado a un psiquiatra -y tampoco requiere comentario-:


FRONTIER PSYCHIATRIST
(R Chater,  Dobson, B Kaempfert, H Rehbein, D Seltmann, C Sigman)


Is Dexter ill, Is Dexter ill, Is Dexter ill
Is Dexter ill today, Mr Kirk, Dexter's in school
I'm afraid he's not, Miss Fishborne
Dexter's truancy problem is way out of hand
The Baltimore County school board have decided to expel
Dexter from the entire public school system


Oh Mr Kirk, I'm as upset as you to learn of Dexter's truancy
But surely, expulsion is not the answer!
I'm afraid expulsion is the only answer
It's the opinion of the entire staff that Dexter is criminally insane


That boy needs therapy, psychosomatic,
That boy needs therapy, purely psychosomatic
That boy needs therapy
Lie down on the couch! What does that mean?
You're a nut! You're crazy in the coconut!
What does that mean? That boy needs therapy
I'm gonna kill you, that boy needs therapy
Grab a kazoo, let's have a duel
Now when I count three
That, that, that, that, that boy.. boy needs therapy
He was white as a sheet
And he also made false teeth


Avalanches is above, business continues below
Did I ever tell you the story about
Cowboys! M-M-midgets, the indians and, Fron, Frontier Psychiatrist
I... I felt strangely hypnotised
I was in another world, a world of 20.000 girls
And milk! Rectangles, to an optometrist, the man with the golden eyeball
And tighten your buttocks, pour juice on your chin
I promise my girlfriend I'd, the violin, violin, violin ...

 
Frontier Psychiatrist
Frontier, frontier, frontier, frontier
Frontier, frontier, frontier, frontier
Frontier, frontier, frontier, frontier


That boy needs therapy, psychosomatic
That boy needs therapy, purely psychosomatic
That boy needs therapy
Lie down on the couch, what does that mean?
You're a nut! You're crazy in the coconut!
What does that mean? That boy needs therapy
I'm gonna kill you, that boy needs therapy
Ranagazoo, let's have a tune
Now when I count three
That, that, that, that, that boy.. boy needs therapy
He was white as a sheet
And he also made false teeth


Frontier Psychiatrist


Can you think of anything else that talks, other than a person?
A-a a-a-a-a, a bird? Yeah!
Sometimes a parrot talks
Hello hello hello hello
Ha ha ha ha ha !!!!
Yes, some birds are funny when they talk
Can you think of anything else?
Um, a record, record, record !


'The Avalanches'














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- Instante de los ojos vueltos gelatina

- 'Crazy' / Gnarls Barkley

jueves, 23 de septiembre de 2010

Los aretes que le sobran a 'Big Pharma'...







...los hemos visto en el mercado del barrio y su costo no alcanza ni a $ 0,20 el par. Semejan graciosas capsulitas y los hay en muy distintas combinaciones de colores -unos son idénticos al Prozac original- aunque obviamente no contienen fármaco alguno. Hemos adquirido varios pares a fin de obsequiar a las amigas psiquiatras y residentes fanáticas de la psicofarmacología, como un detalle coqueto que permitirá proclamar de gracioso modo la adhesión al principio rector: 'A pill for every ill' -o, en este caso: 'a capsule for every ear'-.

En fin, es de ver cómo el  ingenio popular se nutre de la circundante realidad, medicalizada a más no poder y también cómo nos alborota semejante frivolidad.  El título de la entrada inspirado es en el recordado bolero de José Dolores Quiñones -y cuya letra quisiéramos adaptar aunque 'Big Pharma' no rima con nada-. Entre las muchas versiones del tema aquí una he, nada menos que la de Vicentico Valdés:








ENLACES:

- Los aretes que le faltan a la luna, en Juventud Rebelde, de Cuba.

Los aretes que le faltan a la luna, en El Diario de Hoy, de El Salvador.



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martes, 21 de septiembre de 2010

¡Circuitos!






El  Dr. Tom Insel, jefe del National Institute of Mental Health en los Estados Unidos, publicó hace unos meses un interesante artículo de divulgación en Scientific American, titulado: Faulty Circuits.

La claridad expositiva del autor no debe engañarnos:  él no pretende circunscribir la enfermedad mental a lo neurobiológico ni a unas cuantas áreas neuronales desarregladas. No. Él nos quiere introducir en la novedosa y más amplia noción de circuitos cerebrales enredados y desacomodados.  

El artículo es diáfano y huelga de más inanes cortapisas. 

En un gesto que lo enaltece, como extendiendo una rama de olivo a quienes cuestionan a la psiquiatría por no poseer exámenes auxiliares que corroboren la presencia de determinada enfermedad mental, Insel valora esa atingencia y pronostica que ese día, mediante el afinamiento de la tecnología de neuroimágenes, llegará.

Enternece sí, leer cómo culmina el Dr. Insel su texto: avizorando que a mayor profundización del conocimiento neurobiológico, el estigma de la enfermedad mental aminorará. Ojalá ello bastase, pero como veíamos en una entrada reciente, no necesariamente parece ser así.

Apuntado está: CIR-CUI-TOS. (¿Ok? Dejémonos ya de hablar de disbalance de neurotrasmisores).



ENLACES:

- Lo leímos en Critical Psychiatry, el blog de Duncan Double.




domingo, 19 de septiembre de 2010

La frase del día










"The philosophers thought it proper to put not one but two mottoes on the Temple at Delphi: one, the better remembered, was "Know Thyself": but the second, equally imperative, enjoined "Nothing in Excess." It might be worth inscribing that over the Temple of Psychiatry."


["Los filósofos tuvieron por conveniente no colocar un lema solamente en el pórtico del Templo del Oráculo de Delfos, sino dos: el primero, y el más recordado, fue: 'Conócete a ti mismo', pero el segundo, igualmente imperativo, ordenaba: 'Nada en exceso'. Este último merece ser inscrito también en el frontis del Templo de la Psiquiatría."]

 

---oOo---


 


Referencia:

- Lewis A:  Ebb and flow in social psychiatry. Yale J Biol Med 1962; 35:62-83. Citado en: Eisenberg L. Furor Therapeuticus: Benjamin Rush and the Philadelphia Yellow Fever Epidemic of 1793.  American Journal of Psychiatry.  2007; 164: 552-556.




ENLACE:

- Eisenberg L. Furor Therapeuticus: Benjamin Rush and the Philadelphia Yellow Fever Epidemic of 1793. American Journal of Psychiatry. 2007; 164: 552-556. (Accesible aquí).



sábado, 18 de septiembre de 2010

Dos poemas de May Sarton







2.


If I can let you go as trees let go

Their leaves, so casually, one by one;

If I can come to know what they do know,

That fall is the release, the consummation,

Then fear of time and the uncertain fruit

Would not distemper the great lucid skies

This strangest autumn, mellow and acute.

If I can take the dark with open eyes

And call it seasonal, not harsh or strange

(For love itself may need a time of sleep),

And, treelike, stand unmoved before the change,

Lose what I lose to keep what I can keep,

The strong root still alive under the snow,

Love will endure - if I can let you go.
 
(From Autumn sonnets)
 
 
 

2.
 
 
Si puedo dejarte ir como los árboles dejan ir

sus hojas, tan naturalmente, una por una;

si puedo llegar a saber lo que ellos saben,

que la caída es alivio, es consumación,

entonces el miedo al tiempo y a la fruta incierta

no perturbaría los grandes cielos lúcidos,

este otoño extrañísimo, dulce y severo.

Si puedo soportar lo oscuro con los ojos abiertos

y llamarlo estacional, no áspero o extraño

(porque también el amor necesita un tiempo de descanso),

y como un árbol estarme quieta ante los cambios,

perder lo que se pierda para guardar lo que se pueda,

la extraña raíz todavía viva bajo la nieve,

el amor resistirá -si puedo dejarte ir.
 

(Trad. de Diana Bellessi)



 





WANTING TO DIE



Sometimes

I want to die,

To be done with it all

At last,

Never make my bed again,

Never answer another letter

Or water the plants,

None of those efforts

I must make

Every day

To keep alive.



But then

I do not want to die.

The leaves are turning

And I must see

The scarlet and gold

One more time,

A single yellow leaf

Tumbling through

The sunlit air

One last time.
 
 
 
 
 
QUERIENDO MORIR
 


A veces

Quiero morir,

Para acabar por fin

Y de una vez con todo:

No hacer mi cama de nuevo,

Nunca responder otra carta

Ni regar las plantas más,

Ninguno de esos esfuerzos

Que todos los días

Debo hacer

Para mantenerme viva.


Pero luego,

No quiero morir.

Las hojas están cambiando

Y tengo que ver

La grana y oro

Un vez más,

Una hoja amarilla

Revoloteando a través

Del aire iluminado por el sol

Una última vez.




(Trad. J. Rondón)
 
 
 
 



May Sarton (1912-1995), fue el seudónimo de Eleanore Marie Sarton, poeta y narradora norteamericana de origen belga, de larga y prolífica trayectoria en el mundo de las letras.

Portadora  -según la psiquiatría de su época- de un pernicioso mal que era catalogado con el código 302.00, vivió plenamente y sin desmedro su existencia.

Los poemas corresponden a dos instancias vitales, tantas veces ineludibles: la dolorosa pérdida del objeto amado y la acechante cavilación tanática. Las imágenes corresponden a tres momentos en la vida de la poeta. La noticia la debemos al aeda Joselo Rondón.

_______________


ENLACE:


- May Sarton en Language is a virus.



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viernes, 17 de septiembre de 2010

El paradigma neurobiológico de la enfermedad mental y la lucha contra el estigma








Un principio que muchos trabajadores de la salud mental hemos adoptado como verdad incuestionable es que la comprensión cabal por la sociedad de que la enfermedad mental es una patología orgánica como cualquier otra -con moléculas retorcidas y sofisticados medicamentos para enderezarlas- ha de ser un eficaz y suficiente antídoto contra el estigma.

Empero, un reciente artículo en el American Journal of Psychiatry ("A disease like any other"? A decade of change in public reactions to schizophrenia, depression, and alcohol dependence,  cuyo resumen puede verse aquí) arroja interesantes resultados que cuestionan tal acendrada creencia.

En base a encuestas realizadas en población adulta con diez años de diferencia (1996 y 2006) sobre viñetas clínicas de casos de depresión, alcoholismo y esquizofrenia, se pretendió evaluar 1) la concepción de la enfermedad mental como una patología de base neurobiológica, 2) la actitud de apoyo al tratamiento de los problemas mentales por los servicios de salud, y 3) la aceptación o rechazo hacia las personas afectadas con estos desórdenes en entornos laborales y comunitarios (p. ej. trabajar con una persona enferma de esquizofrenia o vivir con ella).

Aunque comparando ambos cortes temporales se halló un notorio incremento en la proporción de personas que conciben a los problemas de salud mental como enfermedades de base neurobiológica así como en el porcentaje de ciudadanos que consideran recomendable la búsqueda de tratamiento profesional para estos trastornos (de hecho lo segundo estuvo asociado significativamente a lo primero), no se observó paralelamente una disminución del estigma y del rechazo hacia las personas portadoras de enfermedades mentales sino mas bien, en casos específicos, un incremento.

En palabras de los mismos autores (investigadores de las Universidades de Indiana y Columbia): "En lo que parece haberse errado es en la suposición de que un cambio global en las creencias neurocientíficas se traduciría en reducciones globales del estigma."  Adicionalmente, ellos llaman la atención por cuanto "los profesionales de salud mental necesitan ser conscientes de que enfocarse solamente en la genética o la disfunción cerebral con el fin de aminorar los sentimientos de culpa de los afectados durante la labor clínica, podría obtener el efecto indeseable de incrementar las emociones de ineluctable desesperanza."

Finalmente, en las conclusiones de su artículo, los autores relevan la necesidad de profundizar la investigación sobre capacidades, habilidades e integración comunitaria de personas con enfermedades mentales, como perspectiva ampliada de las concepciones existentes sobre el estigma, que necesariamente deben ir más allá de la escueta e insuficiente atribución neurobiológica.








ENLACES:

- Brohan E, Slade M, Clement S, Thornicroft G. Experiences of mental illness stigma, prejudice and discrimination: a review of measures. BMC Health Serv Res. 2010; 25: 80.

- Larson JE, Corrigan P. The stigma of families with mental illness. Acad Psychiatry. 2008; 32(2):87-91.

- King M, Dinos S, Shaw J, Watson R, Stevens S, Passetti F, Weich S, Serfaty M.  The Stigma Scale: development of a standardised measure of the stigma of mental illness. Br J Psychiatry. 2007; 190:248-54.

- Watson AC, Corrigan P, Larson JE, Sells M. Self-stigma in people with mental illness. Schizophr Bull. 2007; 33: 1312-8.

- Dinos S, Stevens S, Serfaty M, Weich S, King M. Stigma: the feelings and experiences of 46 people with mental illness. Qualitative study. Br J Psychiatry. 2004;184: 176-81.





jueves, 16 de septiembre de 2010

La ansiedad y el perro que ladra pero no muerde






Recién leíamos en World of Psychology una entrada titulada What NOT to Say to Someone With Panic Disorder (que traducimos como 'Lo que no hay que decir a alguien con crisis de pánico' aunque literalmente no se alude a la crisis de pánico sino en general al trastorno de pánico). Y es que sin duda, durante la crisis misma de pánico, sobre todo si ésta se suscita en la primera consulta, no será muy sencillo iniciar un abordaje psicoterapéutico sino probablemente en las posteriores.

Todos sabemos que la crisis de pánico es un paroxismo de miedo intenso que alcanza ribetes de certeza respecto a inminente muerte, con un aterrador correlato de taquicardias, sudores, tremores, urgencias miccionales, hormigueos, mareos y otras pavorosas señales que convencen al desafortunado que la sufre de que el infarto, el derrame o la rotura aneurismática -o algo tal vez más temido, la inevitable pérdida de la razón- están ya aquí, antes de voltear la esquina, aquí mismo.

Por supuesto, las sensaciones experimentadas son reales y no imaginarias, pero el pensamiento que las interpreta como indicadores de muerte hacen que la ansiedad llegue a extremos cataclísmicos y engendre más y más ansiedad en un penoso e inescapable círculo. Al final, el asunto no va más allá: más miedo y más miedo y más miedo, pero nada más que miedo y solamente miedo.   (Hasta podría ensayarse un retorcido juramento luego en la terapia: sentir el miedo, nada más que miedo y solamente el miedo, no las temidas contrapartes 'somáticas' tan catastróficas, pero ya estamos dando un salto antes de tiempo).

Lamentablemente estas personas y sus molestias son frecuentemente mal diagnosticadas y mal tratadas en diversos servicios de salud. Desde el desconsolador e injusto "Ud. no tiene nada", enunciado tras una rápida evaluación electrocardiográfica por un joven médico que tiene que ver para creer, hasta las inacabables peregrinaciones por especialistas de diversa laya, cada quién más afanoso de pedir estériles exámenes auxiliares pues también comulgan con el ver para creer: como consecuencia el paciente, quien empezó solamente ansioso, acabará probablemente hipocondriaco, deprimido, agorafóbico, cuántas cosas quizás, pero sí ineludiblemente frustrado y confundido.

Sin afán de hacer psicoterapias a base de tips, quiero evocar una metáfora que leímos en un libro cuyo título se nos escapa, pero que era de notable factura. Aquí hela: "La ansiedad es como el perro que ladra pero no muerde". Vamos, como aquel perrillo bullanguero que nos sale al encuentro tras cualquier verja y ladra y ladra cual fiero mastín: si uno huye amedrentado, el perrillo nos perseguirá más, envalentonado y amenazante; pero si le damos altanera frente, huirá medroso y apocado -fin del perrillo-.

La metáfora, por su carga descriptiva y raigambre en la experiencia cotidiana, suele ser bien acogida por los ansiosos sufrientes pues seguramente les provee de un sentido estructurado a su experiencia desopilante (ya luego, si uno se permite engreimientos, meterá a la serotonina en el cuento, pero ello es del todo prescindible).

En términos psicológicos obvios: la evitación aumenta el miedo; afrontar el miedo -aunque pueda sonar arduo- es lo necesario. El evitar al estímulo generador de miedo simplemente agigantará al miedo; darle cara, en cambio, lo menoscabará. Ni más ni menos.

Como una anécdota que debe referirse, señalamos la existencia de una errata que se deslizó en el libro citado: era la sugerencia del corrector al autor para que analice la pertinencia estilística de incluir la metáfora refranesca que aludimos, aquella que compara a la ansiedad con el perro que ladra pero no muerde. Imagínense. (Por ventura ¿desmerece a un texto médico tal licencia o siempre es más elegante apelar a serotoninas y lactatos cuando se habla de pánico?)

No podemos culminar sino apelando al buen decir que consigue a su vez un buen entender, imprescindible en asuntos como estos de salud y enfermedad. Desde esta discretísima entrada, vaya un saludo de homenaje al magisterio de Don Arturo Goicoechea, neurólogo de polendas cuyas entradas, dada la diferencia horaria que media de Sudamérica a España, nos anuncian la alborada literal y metafórica, pues más claro y luminoso no puede ser él cuando desmitifica esotro cuco somático que en todas partes campea amedrentador: la migraña.




ENLACE:


- El blog del Dr. D. Arturo Goicoechea.


martes, 14 de septiembre de 2010

Sobre algunas manías y ciertas otras manías




Nuestro dilecto colega Miguel ha revisado recientemente en su bitácora (Psiquiatría Pitiusa) la interesante evolución del vocablo 'manía' en nuestra lengua. Desde aquella acepción dieciochesca:  "enfermedad de la phantasía que la altera y desordena, fijándola en una especie sin razón ni fundamento", el término ha seguido un caudal doble pues además de referirse a una variedad de furiosa locura, 'manía' también ha debido denotar extravagancias conductuales, limitadas pero caprichosas y reiterativas, en el individuo que las padecía.  El peculiar devenir del vocablo se grafica hoy  en cualquier entrevista con los familiares de un paciente que se halle desenfrenado, eufórico y con delirios de grandeza.  Si comunicamos que el susodicho tiene un cuadro de 'manía', el familiar podrá alegar, tal vez confuso, tal vez reivindicativo, que su familiar no tiene 'manías' o repreguntarnos 'pero, Doctorcito, ¿manías de qué?'   Tendremos entonces que ir hasta antes de las manoseadas etiquetas y señalar los cambios en la vida mental del afectado que trataremos de  conceptuar como opuestos diametralmente a la depresión -hay que ver lo exitosa que es hoy la palabra 'depresión'- y quizá así logremos triunfar en el afán, ergo: poder entendernos en un mismo idioma con la gente.

Justamente, hace poco leíamos en Apostillas Literarias una simpática entrada titulada:  '¿La literatura vuelve a los humanos locos?', que es un recuento de las pintorescas 'manías' de múltiples escritores y artistas. Por cierto, aparte de la graciosa provocación del título (tal vez hay más argumentos para sostener precisamente lo opuesto al título, cf. KR Jamison) es entretenido enterarnos de tales amables excentricidades entre las que no se cuentan la piromanía, la manía homicida ni la potomanía, afortunadamente. Son otras las manías descritas, más abigarradas, menos clasificables -y vaya desde aquí un guiño compasivo a las clasificaciones diagnósticas-.

Aunque el secretismo no es exactamente motivador de este caso de usos discordantes de un mismo vocablo, vale dar un vistazo a la nota de Gary Small, psiquiatra norteamericano, sobre 'The Secret Language of Doctors'  y su impecable moraleja. Aunque sin duda requerimos un lenguaje científico preciso y pertinente, a veces pareciera que todavía añoramos el prestigio de los latinajos... Y en el caso del lenguaje psiquiátrico, tan necesario para la comunicación fluida y productiva, tan ligado a la vivencia inmediata de las gentes, muchas veces nuestro apego a la etiqueta suntuosa nos traiciona y nos entorpece más que facilitarnos las cosas.

Actualmente, como se podrá advertir, el cauce del vocablo 'manía' -para el común de los hablantes- discurre moroso por los meandros de la psicopatología de las compulsiones, los tics y los rituales, e incluso se expande en amplios ramales por la psicología de las cábalas y supersticiones,  y alimenta cantarinas fontanas donde 'manía' es ya simplemente apelativo para afición, interés, costumbre, entusiamo por algo o alguien, bastante lejos del acueducto aséptico por donde el uso médico  lleva a la 'manía' como desarreglo afectivo opuesto a la depresión -con su hermanita pequeña bautizada 'hipomanía'-.  

Sólo como un escueto muestrario de los usos variopintos del término 'manía' -cada cual más risueño que el otro-  he aquí unas figuritas -sabrán Uds. excusar esta incoercible manía tan mía-.















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domingo, 12 de septiembre de 2010

La frase ¿del día?




Fotografía de Martín Chambi.




"La salud mental en el mundo es, ante todo, una cuestión de bienestar económico y político. Los nexos entre las fuerzas sociales y la enfermedad son complejos y variados. Su examen cuidadoso sugiere que la salud mental casi siempre está relacionada con aspectos más generales, vinculados con la solvencia económica de la familia o comunidad, el ambiente en que vive el individuo y el tipo de recursos a los que puede echar mano. En general, las inmutables estructuras políticas y económicas -tanto nacionales como regionales- contribuyen a la perpetuación de la pobreza, el hambre y la desesperación. Las presiones demográficas y ambientales desencadenan conflictos regionales e internacionales, que a su vez son causa de sufrimiento personal, desmoralización social y desplazamientos humanos. Por otra parte, los problemas de salud mental asociados con desastres naturales, carencias ambientales, enfermedades somáticas y el proceso de urbanización, provocan daños importantes, cuyo impacto es mayor en las comunidades más pobres, carentes de servicios y programas que los atenúen. Un examen superficial puede puede sugerir que esos problemas tienen diferentes orígenes y curso histórico, pero un escrutinio más detallado indica que sistemáticamente están relacionados con las desventajas políticas y económicas que hoy en día sufren en el mundo las comunidades desvalidas."

Desjarlais R, Eisenberg L, Good B, Kleinman A.
Organización Panamericana de la Salud, 1998.






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sábado, 11 de septiembre de 2010

El humor y la muerte




Ayer 10 de setiembre fue el Día Mundial de Prevención del Suicidio, fecha instituída por  la International Association for Suicide Prevention y auspiciada por la Organización Mundial de la Salud, con la finalidad de crear conciencia sobre este acuciante problema y la necesidad de seguir trabajando en estrategias de detección del riesgo suicida y su prevención. Como es obvio y reconocido, no se pueden prevenir todos los suicidios pero muchos, una buena mayoría sí.

El suicidio es enormísimo, inagotable tema.  Como leíamos en algún afiche, cada 40 segundos se suicida alguien en el mundo: y cada 41 segundos muchos otros empezarán a tratar de encontrar algún sentido a semejante hecho. Por si fuera poco, por cada suicidio consumado se producen más de 25 tentativas francas de tal cometido.

Dado que la fecha es sumamente seria, quizá fuera de fecha puedan resultar menos atrabiliarias estas irónicas viñetas:































Una viñeta bastante cruda es, sin duda, ésta (recuérdese que, en el inglés coloquial, se denomina 'Shrink' al médico psiquiatra -y a veces también a los psicólogos-, pero con una connotación despectiva adicional para quienes se atienden con él. NB.: el vocablo se ha derivado directamente de 'head shrinker'):



Y dentro de la anécdota mediática, vale recordar que hasta el buen Mickey Mouse tuvo sus propias viñetas suicidas, allá por la lejana década de 1930 -y que hoy serían tal vez políticamente incorrectas-. Véanse unos botones de muestra:









El humor y la muerte, la muerte y el humor, pareja indivisible son: el mayor temor humano y el gran mecanismo de defensa que la desacraliza, la pone en entredicho y la tutea. Inmensos telones de fondo devienen sobre los que proyectamos nuestras iras reprimidas y nuestros más acendrados prejuicios.

¿Podrá creerse que un cómic ha sido acusado de inducir al suicidio? En el año 2008, en China, el suicidio de un adolescente de 12 años por defenestración, se atribuyó al libro de viñetas titulado 'Bunny Suicides'. No, no era alguna disfunción familiar, un diagnóstico individual, o el sistema educativo los considerados como elementos causales: eran las imágenes de los conejitos suicidas las responsables del ominoso desenlace. PRECAUCIÓN: he aqui algunas imágenes de aquellos conejitos:








Devanando ideas gratuitas, ¿no representarán de alguna manera aquellos conejitos nuestra propia indiferencia ante el suicidio que luego -maravillosa proyección- nos escandaliza? ¿No graficarán sus peludos y palpitantes cuerpecillos nuestra inerme condición ante la desnuda realidad que cada suicidio nos arroja a la cara violentamentamente -cada 40 segundos-?




ENLACES:

- Más viñetas de 'Bunny Suicides'.

- 'The Book of Bunny Suicides' (descargar desde Hotfile) y 'Return of the Bunny Suicides' (Rapidshare).




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