martes, 16 de junio de 2009

Yo trabajo en Macondo




'Golconde' de Magritte.

Macondo es el pueblo ideado por García Márquez y convertido en paradigma universal del "realismo mágico": una magistral alquimia literaria que hace verosímiles y hasta cotidianos hechos desconcertantes como la asunción al cielo de personajes pedestres, muertos que resucitan y fantasmas que se sientan a la mesa, lluvias que duran docenas de semanas, trenes cargados de muertos en vez de bananos y hasta hormigas carnívoras que devoran recién nacidos enteritos.

Hasta hace poco creíamos inocentemente que la desaforada imaginación de Gabo no tenía competencia alguna pero hoy debemos arrumar una nueva desilusión a nuestra existencia. Aunque nos resistamos al consuetudinario localismo de temas vinculados a nuestro manicomio local, estos nos saltan a la cara sin pudor alguno. Véase, sin más comentarios, esta reciente construcción que se eterniza hasta hoy con ese desafiante salto al vacío:






No pasaría de ser una anécdota banal, un alarde arquitéctonico incomprendido y denigrado por un espíritu rastrero y mezquino que funge de blogger. Ciertamente, es muy probable ello. Pero lo que sí nos ha dejado perplejos y patidifusos es la noticia de hoy: por segunda vez en un mes se cierra todo un pabellón de hospitalización porque el médico responsable sale de vacaciones. Sí, porque sale de vacaciones. Cincuenta médicos en el Instituto y nadie puede reemplazar al que sale de vacaciones. Salomónica solución: cerrar todo un pabellón -y que los pacientes se acumulen en Emergencia, claro está, qué genial-.

Deploro que el Instituto reduzca a escombros mi capacidad de asombro, aniquile así mi maltratada posibilidad de deslumbramiento. ¡Guinness, Ripley's, aquí ya nada de lo vuestro merece ni un mínimo arqueo de ceja nuestro, ni el más mísero bostezo!



Primaria reacción de Gabo al enterarse de que en el Instituto hacemos ñanga de su realismo mágico.

3 comentarios:

Tony Chávez Uceda dijo...

Ese andamiaje (gracias presidente Toledo, por el término) puede tener diversos usos en el Noguchi.

a) Tratamiento conductual de la autoktaniafobia (fobia a suicidarse).

b) Plataforma para chamanes que quieran llamar el alma (psique) de algunos pacientes.

c) Sitio para esconder pisco.

d) Trampolin para para que los sátiros practiquen el salto del tigre con las ninfas, al son del último moviento de la 7a de Beethoven.

Lizardo Cruzado dijo...

Ja, ja, ja. Elevaremos las propuestas al director de nuestro manicomio. Serán bienvenidas. Gtacias, Tony.

Core dijo...

ojala venga de vacaciones a huaraz aqui hace falta un psiquiatra