lunes, 31 de mayo de 2010

Si para New Orleans no fuiste...








Para aquellos colegas psiquiatras que han sobrevivido a la frustración de nos ser invitados por la industria farmacéutica al reciente congreso de la American Psychiatric Association (APA)  realizado en Nueva Orleans -entre el 22 y 26 de mayo-, he aquí una simpática reseña del evento. Aunque no se prodigan los análisis eruditos ni se ensalzan las novedades asombrosas de la psicofarmacología, los desventurados colegas podrán tener una escueta idea del magno acontecimiento: énfasis en adjunctive therapy antes que el anuncio de alguna maravillosa molécula, varias 'me too' drugs, diapositivas obligatorias sobre conflictos de interés antes de cada ponencia, enjuagues mil y mil abluciones de pureza. Como lo dijo una vez el recordado Loren Mosher, la sigla APA más pareciera significar American Psychopharmacological Association... 

Aquí, honestidad obliga, debe anotarse que la autora de la reseña es Martha Rosenberg, periodista, activista y caricaturista norteamericana, ostentadora de conflictos de interés pero por el extremo opuesto: ella está dedicada a comentar los muchos affaires de la psiquiatría y 'Big Pharma', por ejemplo, el asunto del trastorno bipolar. En su vena de dibujante, la Rosenberg también ha apuntado su pluma a palpitantes temas como estos:




"No sé si debiera tomar Dexedrine para estar más activa para los quehaceres del hogar ... o Valium para que el desorden me cause menos estrés..." 




"Esta píldora le arreglará el insomnio... a no ser que luego le preocupe el riesgo de esta píldora  de producir de cáncer, infarto, derrame, trombosis, demencia..." 




(En la FDA) "No sería ético permitir que las dudas sobre la seguridad del producto restrinjan una nueva opción de tratamiento..."
"Estamos de acuerdo. La industria ha invertido tanto dinero..."



Afortunadamente los colegas castigados por la suerte cruel aún tienen oportunidad de hacer los suficientes méritos pues el congreso de la APA del año 2011 será en Hawaii: sin duda el  turismo y el refocilamiento la actualización científica y el desarrollo académico serán suficiente acicate para enmendar su conducta prescriptiva y ser dignos de la invitación respectiva. A no deprimirse entonces y a portarse bien. ¡Aloha, APA 2011!


Enlace:



domingo, 30 de mayo de 2010

¿Imbécil yo? No, mejor idiota.




Mi flor idiota

Idiota e imbécil son términos que han adquirido resonancia de muy grosero insulto, su raigambre es soez en modo que no tolera adjetivo morigerante ni adverbio compasivo; apenas aumentativo que balda o humilla: tremendo idiota, por ejemplo, o perfecto imbécil.

Ambos términos han sido usados en medicina, específicamente para designar determinados grados de retardo mental u oligofrenia. Así imbécil designaba a individuos con penurias para la abstracción y la generalización y cuyo espíritu permanecía pegado a la pura experiencia sensorial sin mayor desarrollo de la expresión verbal mientras que el idiota demostraba ineptitud parcial o absoluta para concebir conceptos, incluso de los objetos familiares más corrientes (madre, padre, mano; por ejemplo); no aprendían a comer por sí ni a vestirse ni a dar la mano. En general, la imbecilidad cursaba con capacidad escolar muy limitada y ésta era del todo imposible en la idiotez.

Aquella tradicional manera de asimilar la idiotez a una equivalencia con el desarrollo mental de un niño de menos de 5 años, o menos de 7 en caso de la imbecilidad, ha quedado en la obsolescencia. Contimás si para hablar de retardo mental ahora no existe primacía del mero cociente intelectual cuantificado sino que se requiere la evaluación de las capacidades individuales de ajuste interpersonal y social. Ni idiotas ni imbéciles habitan ahora los textos de medicina, queda claro, pero en el lenguaje popular ellos se han instalado y gozan de excelente salud como gargajos verbales y coprolálicos epítetos.

¿Y esta jactancia mía por preferir un denuesto al otro? ¿Histriónico arrebato autoexecratorio? No, meramente mi mala costumbre de improvisar un introito estrambótico para luego pasar de contrabando un texto ajeno que usualmente no requiere prolegómenos. Un apreciado lector nos ha alcanzado este redondo texto de Cortázar y queremos compartirlo, su título: 'Hay que ser realmente idiota para...'

Es que a veces entre tanta 'inteligencia' y tumulto de datos se cuelan también el esnobismo y la estupidez rampante.  Y claro, tan avispados siempre, ni nos damos cuenta. Ahítos de originalidad, escandalizados por lo obvio, exorcistas de la frase trillada,  no advertimos que una gota de agua es abrumadoramente obvia y no hay nada más trillado que una espiga.


La penetrante mirada de Julio Cortázar (1914-1984)


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ENLACE:

- 'Hay que ser realmente idiota para...' (extraído de La vuelta al día en ochenta mundos, 1967).



Otros enlaces relacionados en el blog:
 
- A propósito de Rayuela y Cortázar.
 

Humor médico








Un reciente comentario del colega José Manuel Brea -en el blog del también amigo Francisco Doña- nos hacía recordar las 4 'haches' que podrían definir, según William Osler, al buen médico:  Humildad, Honestidad, Humanidad y Humor. Dado que en orden alfábetico el humor se halla en postrera ubicación, lo honraremos en esta entrada para cumplir el precepto de que los últimos serán los primeros.

Y qué mejor manera de hacerlo, a quienes no han tenido su noticia aún, que ofrecer una bitácora dedicada a recoger distintas muestras de humor gráfico inspirado en los pacientes y los médicos: la 'Colección Viridans', proveniente de tierras argentinas y compiladora del humor de todas las latitudes, todas las especialidades médicas y de todos los tipos: el humor negro, el rojo, el blanco, el de a bolitas, a rayitas, etc.

Ya lo decía el mismísimo Hipócrates en uno de sus legendarios aforismos, éste más remarcable pues  vinculado está a la psiquiatría: 'Los estados de delirio acompañados de risa son menos graves que con gesto serio.' (Aforismo 53, Sección Sexta, Tratados Hipocráticos, Trad. M. del Águila. Alianza Editorial, 1996).

Y de yapa, un reciente artículo de Mora Ripoll y Quintana Casado en nombre de la Red Española de Investigación de ciencias de la Risa (REIR): 'Risa y terapias positivas: moderno enfoque y aplicaciones prácticas en medicina', que contiene sugerencias de interesantes y sencillos ejercicios aplicativos. Qué lindo sería doctorarse en esas ciencias de la risa, ¿no?

Enlaces:


- Mora Ripoll R, Quintana Casado I. Risa y terapias positivas: moderno enfoque y aplicaciones prácticas en medicina. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2010; 3(1):27-34. (Número completo de la Revista en PDF)

viernes, 28 de mayo de 2010

Verdades amargas










Hoy en el manicomio. Visita a paciente psicótica, alucinada, quien tendida en cama y cubierto el rostro con la manta, enfrascada en vocinglero soliloquio se halla:

- Buenos días, Señora: ¿qué es lo que pasa?

- (La paciente prosigue su soliloquio)

- ¿Con quién habla Ud.?

- Con el loco... -responde-.

- ¿Y quién es ese loco?

- Usted.

Defenestraciones y fenestras








Desde enero de este año una docena de personas que laboran en Foxconn Technology, empresa taiwanesa  que es una de las principales proveedoras de componentes electrónicos en el mundo -por ejemplo abastece a Apple y HP-, han saltado desde lo alto del edificio empresarial con el propósito de quitarse la vida. Diez de ellos lograron su cometido.

El presidente y fundador del grupo, Terry Gou, se disculpó por los suicidios y anunció drásticas medidas para evitar que sigan repitiéndose dichos luctuosos sucesos: "ya hemos colocado mallas alrededor del edificio", anunció optimista, "y además los empleados firmarán un contrato con una cláusula que les prohíbe suicidarse" remató, reiterando su compromiso empresarial de seguir salvando vidas.

(Leído en Perú.21. Más información en ALT1040.)


Hoy en Antofagasta, Chile, una mujer que saltó desde la ventana de un edificio con fines suicidas, logró su cometido pero a la vez arrastró a otra víctima en su desenlace fatal. Josefina Vinizelos (52) en cuya cartera se halló una receta de antidepresivos, cayó sobre Luisa Almendares (56) quien culminaba su turno de labores de limpieza en el edificio donde se produjo la tragedia.

(Leído en El Mercurio)


Este 30 de mayo, en la ciudad de San Francisco, se llevará a cabo una nueva edición de Masturbate-a -thon,  evento dedicado a resaltar las virtudes del placer solitario con la expectativa de establecer nuevas marcas. (No es en otro plano de la realidad sino en el mismo, pero por el otro lado, tal la etimología de defenestraciones y fenestras).






Otros enlaces relacionados en el blog:

- Maratón de masturbación.

- Un peatón fallece tras caerle encima una suicida lanzada desde 8° piso

jueves, 27 de mayo de 2010

'Desde el manicomio' en 'Mind Hacks' (!)









Hace un par de días uno de los más conspícuos referentes en cuanto a blogs de psicología y neurociencias, nos ha honrado con una citación. Mind Hacks, animado por el dinámico psicólogo británico Vaughan  Bell, comenta el artículo 'Mental disorder among the Incas in ancient Peru' de Jan Elferink -que a su vez reseñamos en nuestra entrada "'Putirayay / Llakiysapa' o la madre de la depresión en el Perú"- de un modo sagaz e irónico, al punto que sabiamente recomienda mantener alejado dicho scientific paper de los comités encargados de redactar el DSM pues se corre un inminente riesgo: "Clearly there are some conditions mentioned that we wouldn't recognise today but as soon as someone on the DSM committee gets hold of the article you can assured they'll be proposed for the next edition. Probably alongside an academic article telling us that the condition is poorly recognised and woefully under-diagnosed."

Con magnánima liberalidad, Vaughan prodiga inmerecidas frases encomiásticas a esta bitácora, las que agradecemos humildemente. Siempre hemos seguido y admirado a Mind Hacks y es muy reconfortante esta preciada mención. Como no podrá dejar de notarse, esta bitácora no es sino una sencilla colección de cromos y dedicatorias para los amigos, y entre ellos rogamos a Vaughan que lo podamos incluir.


Enlace:

- The Inca DSM en Mind Hacks.


martes, 25 de mayo de 2010

'Suicidio', un poema de Federico García Lorca




Dibujo de García Lorca



SUICIDIO





El jovencillo se olvidaba.
Eran las diez de la mañana.


Su corazón se iba llenando
de alas rotas y flores de trapo.


Notó que ya no le quedaba
en la boca más que una palabra.


Y al quitarse los guantes, caía,
de sus manos suave ceniza.


Por el balcón se veía una torre,
él se sintió balcón y torre.


Vio, sin duda, cómo le miraba
el reloj detenido en su caja.


Vio su sombra tendida y quieta,
en el blanco diván de seda.


Y el joven rígido, geométrico,
con un hacha rompió el espejo.


Al romperlo, un gran chorro de sombra
inundó la quimérica alcoba.



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Poema de Federico García Lorca (1898-1936), el malogrado poeta andaluz, pleno de simbolismo y de sugerentes imágenes que aluden a esos momentos en que pareciera no quedar en la boca más que una única palabra, como dice el verso.


Otras entradas relacionadas en el blog:






lunes, 24 de mayo de 2010

Maurice Ravel, bolerista, músico (y no amúsico)





Maurice Ravel (Francia, 1875-1937) (Wikipedia)


Una de las primeras viñetas del Curso de Psiquiatría de Honorio Delgado ofrece como ejemplo de sinestesia la atribulada descripción de un individuo que afirma: "Estoy en el teatro... Escucho el Bolero de Ravel... Tiene resonancias ingratas... lo veo casi como una estela brillante de sonidos, que sale del palco escénico y barre las primeras filas de la platea y luego se aleja y pierde, pero de nuevo regresa y me sofoca como si me cubriera la cola inmensa de un ave maravillosa." Probablemente más que recordar el concepto de sinestesia -la asociación de una sensación que evoca otra en un campo sensorial diferente- la mayoría de alumnos nos quedábamos recordando la vívida metáfora y, cómo no, al Bolero y a Maurice Ravel.

De Ravel se ha dicho que fue el último representante de una generación de músicos que habían sabido renovar la escritura musical sin renunciar nunca a los principios heredados del clasicismo. Por esa razón fue el último compositor cuya obra entera, siempre innovadora y nunca retrógrada, es considerada «completamente accesible a oídos profanos». Sin duda por ello su clásico Bolero pudo ser incluido sin picor en la banda sonora de una comedia populosa y accesible como "10" -que en nuestro medio se conoció como "10, la mujer perfecta"- y donde la exuberante Bo Derek fue cebo para las envalentonadas fantasías de los prepúberes de mi generación. Por cierto, aunque la película se filmó en 1979, fue difundida por televisión varios años más tarde y el Bolero era la sábana musical sobre la que Bo y  Dudley Moore culminaban refocilándose venéreamente.




Imagen publicitaria de aquella película en que conocimos a Bo y al Bo-lero.

Desde entonces, el Bolero de Ravel fue habitante de nuestra imaginería y aunque más tarde acabamos prefiriendo otros boleros de tono más bien rasposo y cantinero, es inevitable añorar aquellas idas temporadas. Volvamos más bien a Don Maurice Ravel, que ya no se va pues mora en el Olimpo de los geniales creadores.

Se sabe que fue muy tímido, nervioso, introvertido, titubeante y perfeccionista hasta lo demencial, al punto que a ello se atribuye la escasa cantidad de obras que llegaría a producir. Sin embargo, no es sólo su temperamento el que puede interesar al curioso de averiguaciones patográficas. Si bien Ravel no holló los predios de la locura sí fue morador de las comarcas dilatadas de la demencia: en sus últimos años de vida sufrió un penoso deterioro de diversas funciones mentales al punto que tenía dificultades para expresarse verbalmente y por escrito (afasia, agrafia), para desarrollar actos de la vida diaria (apraxia), para leer (alexia) y, aunque conservaba relativamente preservadas su afectividad, su capacidad de juicio y apreciación estética, como macabro puntillazo sintomatológico desarrolló amusia, esto es, la capacidad de comunicar y comprender el lenguaje musical. De hecho, Ravel podría ser el único músico de entre los consagrados que llegó a presentar la fatal complicación.

Alajouanine, el neurólogo que lo atendió en su últimos días, refiere que aunque Ravel podía concebir música en su fuero mental, no podía comunicarla fuera de sí. Allí la paradojal tragedia del gran músico francés. Conmueve su fin penosísimo en un momento en que ni siquiera era sencillo determinar si había o no un tumor dentro de su caja craneana -se llegó a ejecutarle una desesperada craneotomía en la que se descartó la etiología tumoral pero no se pudo más-.

Por cierto, al no haberse efectuado la autopsia, no se podría afirmar con certeza qué tipo específico de enfermedad malogró la existencia del gran músico francés. Se ha especulado con el Alzheimer, con la Demencia de Pick, entre otros males, aunque finalmente hay cierto consenso en que se trataría de una Afasia Primaria Progresiva (APP) con Degeneración Córticobasal. Traduciendo, una enfermedad neurodegenerativa de etiología desconocida, un desarreglo que no se sabe cómo hace ni de donde viene pero que aniquila el lenguaje y otras funciones cognitivas. Y el quid: si bien la mayoría de pacientes amúsicos son afásicos lo opuesto no es usual. Pero Maurice Ravel se sacó una lamentable lotería: fue músico, afásico y finalmente amúsico -neuropsicológicamente hablando, pues si la palabra música viene de 'musa', Ravel no padeció de la amusia que literalmente puede entenderse como 'carencia de musa'-.

Otrosí: inclusive un trabajo en la revista Brain da relevancia al genio de Ravel, quien literalmente habría podido extraer un beneficio de su enfermedad: así como la música y el lenguaje comparten ciertas áreas neurales de funcionamiento pero no poseen idéntico sustrato; análogamente, la Afasia Primaria Progresiva no afecta uniformemente las distintas áreas cerebrales, de modo tal que precisamente el daño a ciertas áreas inhibidoras (como el córtex frontal inferior) podría más bien haber liberado zonas de creatividad distintas y novedosas en el cerebro de Ravel, preñadas de diferentes e inusuales patrones sonoros como en su Bolero donde entre dos secuencias sonoras repetidas una y otra vez mientras crece la intensidad dramáticamente, se teje cautivante la melodía a manera de una perseveración, forzando el término psicopatológico, o hasta como una estereotipia musical -el bolero fue compuesto en 1928, cuando ya se insinuaban las primeras fallas del funcionamiento cerebral de Ravel-.

Entonces, Don Maurice, tímido y psicasténico sin redención, acabó siendo sacavueltero de su propia enfermedad. Quién sabe si en la intemporalidad del arte y su magia, esa sinestesia descrita por Honorio podría constituir una especie de homenaje a Ravel, pero sin aquella anticuada cola de pavo real sino, más exuberante y deslumbradora, abatiendo las filas de la platea y alejándose y regresando sofocante, la desplumada cola de Bo Derek.


Reconocimiento:

- A la sana envidia -motivadora de esta entrada- ante la impecable monografía sobre Mahler del colega y amigo Francisco Doña y aquella otra sobre Gilles de la Tourette de la amiga y psicóloga Jennifer, en sus respectivas y apreciadas bitácoras. A ellos, las gracias.


Referencias:

- Cybulska EM. Boléro unravelled: a case of musical perseveration. Psychiatr Bull 1997; 21: 576-577.

- Seeley WW,  Matthews BR, Crawford RK, Gorno-Tempini ML, Foti D,  Mackenzie IR, Miller BL.  Unravelling Boléro: progressive aphasia, transmodal creativity and the right posterior neocortex. Brain 2007; doi:10.1093/brain/awm270

- Amaducci L, Grassi E, Boller F. Maurice Ravel and right-hemisphere musical creativity: influence of disease on his last musical works? European J Neurology 2002; 9: 75-82.
 
- Henson RA. Maurice Ravel's illness: a tragedy of lost creativity. BMJ 1988; 296: 1585-1588.

- Andrade PE, Battacharya J. Brain tuned to music. JRSM 2003; 96: 284-287.



domingo, 23 de mayo de 2010

La frase del día





Gradiva (Wikipedia)




"A sound like someone trying not to make a sound."
(Un ruido como el de alguien que no quiere hacer ruido.)


A widow for one year.

viernes, 21 de mayo de 2010

Las flores







Mi infancia tenía un florero
Lleno de flores de plástico
Que no tenían raíces
Ni daban fruto
Y cuya primavera era el día 
En que las limpiaban
Con un trapo
Todos los días florecían y
También todas las noches
Hasta que se agrietaron amarillas
Y sus almas de oxidado alambre
Asomaron por los tallos
Entonces mamá las mudó
Del florero al basurero
Donde por última vez florecieron
Y así me di cuenta que ellas
No eran flores de verdad
Aunque tampoco eran de mentira
Eran
Simplemente 
Flores.


Publicado en El Men. s/n. s/f..

jueves, 20 de mayo de 2010

La frase del día







"La borrachera informática del psiquiatra adicto a internet."

Antonio Colodrón
La condición esquizofrénica, 2002.



N.B. ¡Gulp!



Otros enlaces relacionados en el blog:

martes, 18 de mayo de 2010

Apuntes




Suele pasar, cuando dialogamos con los estudiantes de medicina sobre las características de la delusión o delirio, que no pueden ellos hacerse una idea clara sobre la intensidad de la convicción en los pacientes delirantes. Les interrogo entonces sobre qué evidencias tienen ellos de que sus padres, papá y mamá, realmente son papá y mamá. Ni el parecido ni la temprana y larga convivencia son prendas de absoluta certidumbre, claro está, mucho menos el testimonio verbal. Ahora que el estándar es la 'evidencia' solamente una prueba de ADN lo sería cabalmente.

Pero ninguno de ellos se la haría ni aceptarían una pastilla para supuestamente darse cuenta de ninguna 'verdad' que no coincidiese con su 'verdad'.

Es que el paciente delirante, como ya ha sido descrito, no 'cree'. El paciente delirante 'sabe'.

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Otra experiencia docente que falta ejecutar, sobre todo hoy que campea el aprendizaje participativo y significativo, es respecto a la vivacidad, frescor sensorial, corporeidad y todas aquellas características de las alucinaciones que las hacen ser idénticas a las percepciones. Verbigracia, como ilustración de las alucinaciones auditivas, inclínese cada estudiante y acercándose al oído de su compañero en la carpeta delantera prorrumpa en susurrado caudal soez y coprolálico sin que se permita la detención o el evitamiento.

De cualquier manera, sólo pálido remedo de la vivencia desasosegante y perseguidora que el hombre alucinado experimenta.

---oOo---

Cuán rápida, ante cada vez más frecuente pregunta: '¿Doctor, es normal....?' asoma nuestra premura en establecer normalidades. Más desconcertante esta premura si el interpelado es psiquiatra. ¿Es para calmar la ansiedad del paciente o es para calmar nuestra propia ansiedad? Me pregunto: ¿es esto normal...?

---oOo---

Y para ilustrar esto último, este abrumador juego de espejos, una de El Sendra:





 Otros enlaces relacionados en el blog:

- Apuntes

- ¿Alucinas?



sábado, 15 de mayo de 2010

'Putirayay / Llakiysapa' o la madre de la depresión en el Perú




Fue domingo en las claras orejas de mi burro,
de mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)

César Vallejo


¡Oh, raza antigua y misteriosa,
de impenetrable corazón,
que sin gozar ves la alegría
y sin sufrir ves el dolor...

José Santos Chocano



Mama Cora Ocllo, el primer caso reportado de depresión en el Perú.


Es ya clásico en nuestro medio el artículo del investigador holandés Jan Elferink: 'Mental disorder among the Incas in the ancient Peru', aparecido en el año 1999  en la reputada History of Psychiatry y reproducido en nuestra añorada Revista de Neuropsiquiatría (con el título Desórdenes Mentales entre los incas del Antiguo Perú) al poco tiempo. De hecho, ha devenido en tradición que todos los seminarios de historia de la psiquiatría y psiquiatría transcultural en los programas locales de residentado se inicien con su sesuda discusión y exégesis.

Desde luego, al traer a colación el trabajo de Elferink, no pretendemos enriquecerlo ni aportar nuevas vislumbres. Simplemente constatamos que la extendida visión de la melancolía del alma andina tenía ya asidero en épocas precolombinas, aún antes de la violenta conquista del Tahuantinsuyo. Guamán Poma de Ayala, en su fabulosa Nueva Crónica y Buen Gobierno redactada en 1615 y redescubierta a inicios del siglo XX, reseña, verbigracia, la importante prevalencia de cuadros depresivos en la nobleza incaica.

Obvio es que dada la inexistencia de versiones escritas de la historiografía incaica no se puede cotejar con certeza la equivalencia de los términos castellanos y quechuas, asaz de la enorme diferencia cultural en que se producían e interpretaban los disturbios anímicos. Sin embargo, es muy sugerente la descripción -casi un reporte de caso- que hace Poma de Ayala de la Coya o esposa principal del tercer inca (Lloque Yupanqui); dice así de Mama Cora Ocllo: "La tercera Coya... fue miserable, avarienta y mujer desdichada, no comía casi nada y bebía mucha chicha y de cosas insignificantes lloraba... y de puro mísera no estaba bien con sus vasallos... era triste de corazón...". Adicionalmente el texto de Guaman Poma exhibe lo que constituyen aparentes rasgos anancásticos de esta Coya, como la acumulación obsesiva y tacañería: "De toda la rrequiesas y comidas mandava enserrar en el depócito; allí se podría y se acavava". "No quería tener donzellas ni quería rregalarse. Comía mays crudo y ciclla yuyo [yerba de comer]." Como sabemos hoy, los rasgos anancásticos de personalidad son frecuente factor de riesgo de cuadros depresivos.

Elferink en su artículo es taxativo. Concluye que a partir de las descripciones de los cronistas el panorama es más bien simple: "la melancolía era, de hecho, -afirma- la enfermedad mental más importante del antiguo Perú."

Hermilio Valdizán, el padre de la Psiquiatría peruana, concuerda igualmente con el holandés, aunque más allá de la sola y específica enfermedad depresiva, él atisba una caracterología depresiva intrínseca en el alma indígena. Valdizán nos habla de un predominio del fondo depresivo en las psicopatías del indio, como nota más  íntima e intensa, lo que incluso tiñe distintas manifestaciones psicopatológicas: "Esta circunstancia explica la modalidad particular de ciertos síndromes mentales en el indio, su megalomanía, por ejemplo, es, con gran frecuencia, por razón de este fondo depresivo, mucho más incompleta que lo es en los megalomaniacos de las otras razas."  Adicionalmente el ilustre maestro huanuqueño atribuye, junto con Calancha y Unánue, a este fondo afectivo indígena, la benignidad de la agitación psicomotriz, la rareza de la 'locura furiosa' descrita por diversos observadores en nuestra raza autóctona. (Valdizán H. Paleopsiquiatría del Antiguo Perú. Fondo Editorial UPCH. Lima, 1990).

Ciertamente son temas del máximo interés para nuestra psiquiatría la profundización de estos primigenios apuntes y la descripción meticulosa de la epidemiología y clínica de las enfermedades mentales en nuestra patria, sin ser malamente ajustados a cartabones foráneos y mucho menos sin previo análisis. Rol fundamental allí tiene el Instituto Nacional de Salud Mental y sus trabajos epidemiológicos que luego, sin duda, serán complementados por investigaciones clínicas originales y que irán más allá de la sola asociación estadística en base a criterios del DSM IV o 5.

Mientras tanto, Mama Cora Ocllo, habiendo vertido sus lágrimas todas en las venas de sus hijos, clama a nos que ha llegado el tiempo de enjugarlas.


jueves, 13 de mayo de 2010

Syd Barrett en el 'American Journal of Psychiatry'




Carátula de otra revista en homenaje al músico (Fuente: pink-floyd.org)




Hemos encontrado a  Roger Keith 'Syd' Barret en el American Journal of Psychiatry. La más grande estrella de rock que sufriera de enfermedad psiquiátrica tan grave como la psicosis, no podía merecer menos.

Syd Barrett fue el motor creador del grupo británico Pink Floyd en su primera tapa, de psicodelia y desatado furor de experimentación, a mediados de la década de 1960. Lamentablemente luego de dos inmensos álbumes con la banda y dos álbumes como solista, Syd se diluyó en un progresivo desarreglo psicótico -la mayoría de versiones sobre su desenvolvimiento en aquella época coinciden en su conducta errática y desorganizada además de prominente empobrecimiento afectivo y cognoscitivo- aunque nunca hubo una versión oficial sobre este quiebre mental, excepto la tácita contemplación de su ya conocido abuso de sustancias como la dietilamida del ácido d-lisérgico (LSD).

Una de las últimas e inesperadas apariciones de Syd fue en el famoso estudio Abbey Road donde Pink Floyd grababa un nuevo álbum, casualmente el tema que registraban en ese momento era titulado 'Shine on You Crazy Diamond' y estaba inspirado en el recuerdo del cantante y compositor que dio nombre al grupo: es decir, el mismo Barrett. Era el año de 1975. Pero aquel Syd que apareció allí no era ni la sombra del que apenas años antes había sido: quien estaba apoltronado en un rincón del estudio era un tipo gordo y con la cabeza y cejas afeitadas, de mirada vacía y discurso monosilábico. En algún momento, sin acorde alguno con la situación y ante la perplejidad de todos, Syd quiso asearse los dientes pero sin mover el cepillo sino saltando él con la boca abierta ante las cerdas del adminículo. Interrogado finalmente por su opinión del tema musical de marras dio una respuesta lacónica y se marchó.


Syd Barrett en Abbey Road, 1975. (Wikipedia)


Los años restantes de la existencia  de Syd Barrett discurrieron en el aislamiento de la casa materna en Cambridge, sin apariciones públicas ni nuevas creaciones musicales, aunque se sabe que distraía su tiempo pintando óleos y cultivando el jardín. Murió el año 2006  a los 60 años de su edad como producto de una neoplasia pancreática aunque otros afirman que por complicaciones de la diabetes que padecía.

Como el autor de la nota en el American Journal expresa, sería deseable que todos aquellos numerosos músicos y artistas seguidores y herederos de Syd Barrett y Pink Floyd hagan causa común en la lucha contra el estigma de la enfermedad mental. Sería un gran tributo a la memoria de Syd, llamado también 'Crazy Diamond'.



Enlaces:

- Fusar-Poli P. Roger Keith 'Syd' Barret (1946-2006). Am J Psychiatry 2007; 164: 1028.

- Música de Syd Barrett en Rhapsody.

martes, 11 de mayo de 2010

El dedo en la sien




Leo línea en una novela donde personaje femenino discurre por la calle y ensordecida ante bullicio se lleva manos a las orejas prosiguiendo así su camino. Un peatón que va en sentido contrario se cruza con ella -el autor no explicita si tropiezan- e ipso facto la mira con odio y se lleva un dedo a la sien.

El autor afirma que dicho ademán en el idioma de los gestos de todos los países significa que se le indica a alguien que está loco, tocado o mal de la cabeza.

Sin convenir o refutar la supuesta universalidad de semejante gesto del dedo índice llevado a la sien en movimiento giratorio remedando el tornillo supuestamente ausente (pero ¿en todas las culturas?, ¿en todas las latitudes?) sorprende sutil ambigüedad no captada de dos tan cercanos -en la aprensión y animosidad consecuente- gestos: ¿fue llevado más bien el dedo del transeúnte hacia sien simulando  gesto de revólver amartillado y presto al disparo?






Enlace:

- Gala Pellicer, Susana. “‘Perder un tornillo’: una imagen simbólica en el contexto de la Ilustración”. Culturas Populares. Revista Electrónica 8 (enero-junio 2009), 21pp. (PDF)

lunes, 10 de mayo de 2010

'Anatomy of an epidemic', de R. Whitaker








Nunca hemos sido afectos a someternos al 'qué dirán' -léase 'qué dirá la gente'- aunque literalmente tal doctrina la mamamos desde que estábamos en el regazo materno. Ahora que nos dedicamos a la psiquiatría, es ética y académicamente imprescindible, además de sano y sensato, estar pendientes de lo que se dice de nuestro quehacer y de nuestra especialidad. Por eso esperamos con ansia revisar el nuevo libro de Robert Whitaker: 'Anatomy of an epidemic'  y que lleva el largo subtítulo de: 'Magic Bullets, Psychiatric Drugs, and the Astonishing Rise of Mental Illness in America' -Whitaker es reputado periodista y autor de esotro clásico 'Mad in America'-. Ciertamente aunque la indagación es centrada en el quehacer de la psiquiatría en los Estados Unidos de América, ello de todos modos nos compete pues el Perú es, al menos en acápites como éste, un pequeño villorio al sur de Texas.

Whitaker propone la controversial hipótesis de que el paradigma de cuidados psiquiátricos centrado en los psicofármacos no sólo es inadecuado sino que precisamente resulta determinante en incrementar la cronicidad y sufrimiento de las personas hasta llegar a los niveles supuestamente epidémicos de hoy. Mientras esperamos el libro, valgan un par de adelantos:

- Whitaker R. Anatomy of an epidemic: Psychiatric drugs and the astonishing rise of mental illness in America. Ethical Human Psychology and Psychiatry 2005; 7: 23-35.

- Entrevista a Robert Whitaker sobre su reciente libro en Salon (27.04.2010).



Carátula del libro de Whitaker.

sábado, 8 de mayo de 2010

La loca de la casa





Clairvoyance (1936) de Magritte.


Siempre me ha llamado la atención aquella frase atribuída a Santa Teresa en que se nomina como 'la loca de la casa' a la imaginación. Aunque su presencia e importancia en nuestra vida cotidiana y en el pensamiento colectivo es abundante, no es análoga su exploración en la literatura  científica, donde más bien la imaginación se halla algo descuidada. Quizá precisamente por ser cabalmente una 'loca'.

Wikiquote incluye numerosas frases relativas a la imaginación, entre las más felices figuran:

- La ciencia no se imagina cuánto le debe a la imaginación. (R.W. Emerson)

- La filosofía hace progresos no por volverse más rigurosa sino al tornarse más imaginativa. (R. Rorty)

- Dos divinidades hay en el universo: Dios y la imaginación. Ambos pueden diseñar y plasmar infinitas creaciones. (Mehmet Ildan)

- Para mí, la razón es el órgano natural de la verdad; pero la imaginación es el órgano del significado. La imaginación, al producir nuevas metáforas o al revivir las antiguas, no es la causa de la verdad, ciertamente, sino su condición. (C.S. Lewis)

- La imaginación es el principio de la creación. Imagina lo que deseas, desea lo que imaginas y al final creas lo que deseas. (G.B. Shaw)

- Yo creo que la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía, pero no para la vida. En la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza cuentan más. (Ernesto Sábato)

- La imaginación tiene sobre nosotros mucho más imperio que la realidad. (J. de la Fontaine)

- La imaginación no es el talento de algunos individuos sino la salud de todos y cada uno. (R.W. Emerson)

- El arte es un compendio de la naturaleza formado por la imaginación. (Eca de Queiroz)
- Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad. (Julio Verne)

- La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación. (Kant)

- En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación. (O. Paz)
 
Nada más libre que la imaginación humana. (Hume)


Por cierto, podrá advertirse el sesgo en la recolección de las citas previas pues son todas ditirámbicas de la potencia imaginativa. Desde el punto de vista opuesto, aunque no las recogemos, las frases célebres se caracterizan por advertir contra los desbocamientos de la imaginación y ponderar la cuerda sensatez y la mesurada discreción. Por ejemplo, las expectativas aprehensivas, la imaginación catastrofizadora, pueden fomentar síntomas de prominente ansiedad, entre otros males. Cabe aquí mencionar que, sin embargo, muchas veces se confunden los linderos: fatigando como siempre a la Wikipedia rescatamos este simpático parrafito del artículo Imagination"thus a person whose imaginations do violence to the elementary laws of thought, or to the necessary principles of practical possibility, or to the reasonable probabilities of a given case is regarded as insane."  Habrá que ir ya poniéndonos en la cola de los insanos pues multitud somos, ¿no?
 
Una revisión reciente nos informa, desde la perspectiva neuropsicológica,  que la imaginación cumple rol destacado y útil  en diversidad de funciones, por ejemplo, en el desarrollo cognitivo -recordemos cuán desarrollada es en los niños la imaginación-; asimismo en la adquisición y mejora de habilidades,  ensayos de comportamiento, la creatividad, y por supuesto, lo que es importantísimo, en la interación humana: en el sostenimiento de la empatía, es decir, la capacidad de imaginar cómo está sintiéndose nuestro interlocutor en su fuero interno, la posibilidad de predecir sus respuestas comportamentales, de sintonizar nuestras respectivas subjetividades. Lo que se ha venido ha llamar desde hace ya algunas décadas Teoría de la Mente.

He allí, pues, que todos albergamos a una loca en la casa.

Enhorabuena entonces. Y que su locura sea incesante.




A female patient, aged 23, admitted to Bethlehem Hospital, 'labouring under an attack of Mania', 1848. (Sciencemuseum.co.uk)



ENLACE:

- Drubach D, Benarroch EE, Mateen FJ. Imaginación: definición, utilidad y neurobiología. REV NEUROL 2007; 45: 353-8. (Suscripción gratuita).

miércoles, 5 de mayo de 2010

( R + C ) x L = Depresión







Galatea de las esferas (1952), óleo de Dalí.


No, no es una fórmula matemática artificiosa o apabullante. No. R no es receptor neuronal alguno ni C representa ninguna novedosísima molécula peptídica aislada de secretas neuronas. Es simplemente una ecuación que es expuesta de manera amable y comedida por un psiquiatra en un recomendable artículo que he atesorado hace tiempo entre mis rumas de papeles y deseo hoy traer a colación. La fórmula extendida es así:

(Resentimiento + Culpa) x Lástima =


Depresión


Antes de comentar la fórmula, debo confesar que en verdad me sentí extrañado al escribir los adjetivos 'amable', 'comedido', 'sencillo' en el párrafo anterior: parecía que no hablase de un psiquiatra o de un artículo psiquiátrico. Tal parece que nos hubiésemos condenado arrogantemente los psiquiatras a hablar sólo de aspectos supuestamente 'duros' de la medicina en el sentido de datos objetivos, verificables, indiscutibles; léase sinapsis, cromosomas, neurobiología...  Mucho de engreimiento por el juguete vistoso ahí asoma,  fascinación ante el prestigio de lo sofisticado, "confianza en el anteojo, no en el ojo", como bien decía Vallejo.

Es de ver cómo ante la pregunta inocente del paciente por la causa de su depresión nos socorremos en la serotonina, en los genes, en misteriosos arcanos indescifrables e inaccesibles. 'Mejor no hubiese preguntado', se dirá nuestro paciente. Ay, cuánta necesidad de un explicador para semejantes explicaciones...

Ciertamente lo que el autor del artículo pretende no es una fórmula sino la metáfora de una fórmula, no pretende rigor absoluto ni alude a los cuadros melancólicos severos con claro componente neurobiológico -allí está, saltó otra vez la palabreja-. El colega nos habla de su experiencia cercana y humana, de los casos que más frecuentemente vemos en el quehacer diario -y a los que tantas veces con diligencia digna de mejor causa endilgamos un antidepresivo ipso facto y más nada-, el artículo pretende ser diáfano y didáctico y de hecho que lo logra.

La culpa, el resentimiento, la lástima... vivencias tan autóctonas de la cotidiana vida. Y el artículo en mención se luce en una revista de título inmejorable: Psiquiatría Pública.

Pública. Como debe ser siempre.


Enlace:


- De la Villa JM. Una fórmula psicoterapéutica para la distimia. Psiquiatría Pública 2000; 12: 55-64.


martes, 4 de mayo de 2010

'En el manicomio almorzamos a las doce', una anécdota sobre Martín Adán







Martín Adán (Caricatura de Luis Armas).

Martín Adán (1908-1985), finísimo vate nuestro, fue mencionado antes en una entrada de esta bitácora: 'Etilismo y genio poético'. Como se sabe, el poeta fue huésped y paciente por largas temporadas en el antiguo hospital psiquiátrico de Lima debido a su inveterado alcoholismo. Hoy queremos recordarle nuevamente en esta sabrosa anécdota recogida por Pedro Escribano y tomada de su reciente y recomendable libro: Rostros de memoria - Visiones y versiones sobre escritores peruanos. (Fondo Editorial UCH. Lima, 2009). Buen provecho.



Fachada del antiguo Hospital Víctor Larco Herrera en Lima (c. 1920).


'En el manicomio almorzamos a las doce'

"Martín Adán por voluntad propia se había ido a vivir al hospital de enfermos mentales Víctor Larco Herrera. Allí se hospedaba feliz. Todo estaba bien hasta que su primo José Luis Bustamante y Rivero llegó a la presidencia de la República a finales de los años 40.

El nuevo Jefe de Estado debía reunir a sus ministros y colaboradores más cercanos. Alguien le recordó que tenía un primo poeta y que sería un buen jefe de prensa en Palacio de Gobierno.

José Luis Bustamante no lo dudó. Mandó a que viniera a las diez de la mañana. Y así fue. El poeta estaba al día siguiente, puntual, en la sala de espera. El ajetreo de instalarse en Palacio, así como las visitas oficiales y extraoficiales, tenían muy ocupado al Presidente. Y corrían las horas. Y Martín Adán desesperaba. Cansado, hasta fastidiado, en la primera oportunidad que pudo estar cerca del edecán, le preguntó a qué hora lo iba a atender el señor Presidente. Además, intrigado, preguntó para qué su eminencia lo había mandado llamar.

El edecán le explicó que esperara un poco más, que el Presidente lo requería con urgencia, pero estaba muy ocupado con algunos embajadores y visitas de amigos.

El poeta no aguardo más, y se levantó:

- Señor -dijo resuelto- no puedo esperar más. Dígale al señor Presidente que en el manicomio almorzamos a las doce en punto y, como verá, ya me gana la hora y tengo que irme.

Las otras personas que estaban en la sala de espera lo miraron con extrañeza. Unos, los que no sabían, se preguntaban qué hacía un loco haciéndole guardia al Presidente y otros, los edecanes y personal allegado a Bustamante y Rivero, que sabían que el poeta estaba allí porque iba a ser el secretario de prensa, quedaron más que sorprendidos.

El edecán alzó las cejas. Y sin más, sabiendo que el poeta era primo del Presidente, lo hizo pasar a otro ambiente. Al rato, apareció José Luis Bustamante.

- Cómo has podido decir eso, Rafael -le dijo Bustamante y Rivero-. El edecán y las otras personas que están allí saben que te he llamado para nombrarte jefe de prensa del Palacio de Gobierno.

-No, José Luis -protestó el poeta-. No. No acepto. Eso es pedirle a la oveja descarriada que vuelva al redil. Eso nunca.

El poeta lo miró de frente, hizo una venia respetuosa con su sombrero y enrumbó al hospital Larco Herrera. Su hora de almuerzo era sagrada."


Carátula del libro de Pedro Escribano.