En uno de mis periplos por Amazonas, me hice de un discreto librito desfasado y aparentemente inofensivo: el Manual de Psiquiatría de A. V. Snezhnevski (1) (480 pp., edición de 1985, traducido al castellano en 1987), uno de aquellos simpáticos textos de tapa dura y papel semibiblia que la Editorial MIR de Moscú divulgaba a precios de ganga casi como instrumento de propaganda durante la época de la guerra fría.
No pasaría éste de ser un anodino libro viejo, algo exótico por cierto (allí se mencionan inusitados fármacos como el carbromal, centedrín, seduxén, frenolón y otras moléculas de nombre esotérico) mas sin el prestigio de una exorbitante antigüedad (aunque a su favor diremos que posee un didáctico glosario de términos psicopatológicos y además de síndromes psiquiátricos, hallazgo poco frecuente en textos ad hoc, excepto tal vez el manual de KW Bash). (2) De hecho, la grisura del librito de marras es proverbial para el lector poco avisado: la búsqueda en idioma español en Google, por ejemplo, es bastante pobre para el nombre del autor.
Sin embargo, si revisamos más detenidamente el capítulo de esquizofrenia, hallaremos una difusa y vaga al extremo definición de la esquizofrenia que de entrada podría llamarnos la atención: "enfermedad psíquica que transcurre con el desarrollo rápido o lento de las modificaciones de la personalidad de tipo especial (disminución del potencial energético, introversión progresiva, empobrecimiento emocional, "discordancia", o sea pérdida de la unidad en los procesos psíquicos)". A renglón seguido, Snezhnevski abarcaba dentro de las manifestaciones de la esquizofrenia "diferentes síntomas y síndromes productivos con oscilaciones en su intensidad: neurotiformes y psicopaticoformes, afectivos, delirantes, alucinatorios, pseudoalucinatorios, hebefrénicos, catatónicos, oniroides..."
Ya. La esquizofrenia es una enfermedad proteiforme, eso no se discute. Pero si avanzamos en el capítulo advertiremos que el autor enfatiza la clasificación de la esquizofrenia según la evolución de la misma: esquizofrenia de evolución continua y de evolución insidiosa, pero además incluye una esquizofrenia con obsesiones, una esquizofrenia con trastornos astenohipocondriacos y cenestopáticos, una esquizofrenia con trastornos de despersonalización, una con manifestaciones histeriformes, la clásica paranoide, otra progresiva, otra alucinatoria, otra delirante, otra recurrente, otra depresivo paranoide, otra transitoria, además de innumerables variantes y subtipos transitorios, amentiformes, recurrentes, por brotes, con crisis depresivas, maniacas, pseudopsicopáticas, etc, etc. Desconcertados con este abrumador y prolijo furor clasificatorio, podríamos legítimamente interrogarnos: ¿y qué es hoy de la escuela psiquiátrica de Moscú liderada por Andrei V. Snezhnevski?
Sin embargo, si revisamos más detenidamente el capítulo de esquizofrenia, hallaremos una difusa y vaga al extremo definición de la esquizofrenia que de entrada podría llamarnos la atención: "enfermedad psíquica que transcurre con el desarrollo rápido o lento de las modificaciones de la personalidad de tipo especial (disminución del potencial energético, introversión progresiva, empobrecimiento emocional, "discordancia", o sea pérdida de la unidad en los procesos psíquicos)". A renglón seguido, Snezhnevski abarcaba dentro de las manifestaciones de la esquizofrenia "diferentes síntomas y síndromes productivos con oscilaciones en su intensidad: neurotiformes y psicopaticoformes, afectivos, delirantes, alucinatorios, pseudoalucinatorios, hebefrénicos, catatónicos, oniroides..."
Ya. La esquizofrenia es una enfermedad proteiforme, eso no se discute. Pero si avanzamos en el capítulo advertiremos que el autor enfatiza la clasificación de la esquizofrenia según la evolución de la misma: esquizofrenia de evolución continua y de evolución insidiosa, pero además incluye una esquizofrenia con obsesiones, una esquizofrenia con trastornos astenohipocondriacos y cenestopáticos, una esquizofrenia con trastornos de despersonalización, una con manifestaciones histeriformes, la clásica paranoide, otra progresiva, otra alucinatoria, otra delirante, otra recurrente, otra depresivo paranoide, otra transitoria, además de innumerables variantes y subtipos transitorios, amentiformes, recurrentes, por brotes, con crisis depresivas, maniacas, pseudopsicopáticas, etc, etc. Desconcertados con este abrumador y prolijo furor clasificatorio, podríamos legítimamente interrogarnos: ¿y qué es hoy de la escuela psiquiátrica de Moscú liderada por Andrei V. Snezhnevski?
Snezhnevski falleció precisamente en 1987, pero durante las décadas entre 1940 y 1980 fue el psiquiatra más influyente de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Snezhnevski fue autor de un sistema nosológico centrado en la esquizofrenia, de la que ofrecía una definición tan extraordinariamente amplia que se extendía más allá de la psicopatología esquizofrénica hasta englobar gran parte del ámbito de la enfermedad mental. (3) Lo que tiene de inquietante su clasificación es que los criterios tan laxos de que hacía gala podían aplicarse a buena parte de los opositores, críticos y disidentes del sistema comunista. Muchas personas fueron diagnosticadas de esquizofrenia cuando no debían de haberlo sido nunca. De hecho, los psiquiatras soviéticos al hacer esto, no actuaban de mala fe: ellos realmente consideraban que los pacientes eran esquizofrénicos; es decir el sistema nosológico había creado en los psiquiatras un constructo valedero, una imagen mental incuestionable que debió revestirse inevitablemente con personas de carne y hueso. Veamos como ejemplo algunas coincidencias entre los disidentes normales y los sintomas esquizofrénicos según la descripción de la escuela moscovita de psiquiatría: (3)
Originalidad
Temor y desconfianza
Formulaciones ideológicas peculiares
Religiosidad
Depresión
Ambivalencia, culpabilidad, conflictos internos
Apasionamiento
Atención rigurosa a los detalles
Mala adaptación al ambiente social
Cambio de intereses
Reformismo (3)
Los resultados de este sistema nosológico fueron aterradores. Los disidentes eran arrestados por la KGB y luego derivados para un "examen psiquiátrico" donde eran etiquetados como enfermos mentales. Posteriormente eran enjuiciados -incluso en ausencia de los mismos acusados- y finalmente confinados en hospitales especiales. Adicionalmente la producción intelectual de los opositores al sistema acababa desvalorizada y relegada pues era producto de mentes "enfermas." (4)
Sería un error craso considerar que el sistema totalitario comunista es el único en que podrían darse este tipo de problemas. (3) De hecho, ésta es una especie de fábula pero sin caperucitas ni lobos feroces aunque la metáfora está allí: con unos ojos muy grandes y unos dientes muy grandes ante todos los psiquiatras, babeando, acezando ante nosotros.
Sería un error craso considerar que el sistema totalitario comunista es el único en que podrían darse este tipo de problemas. (3) De hecho, ésta es una especie de fábula pero sin caperucitas ni lobos feroces aunque la metáfora está allí: con unos ojos muy grandes y unos dientes muy grandes ante todos los psiquiatras, babeando, acezando ante nosotros.
Referencias
1. Snezhnevski AV. Manual de Psiquiatría. (Trad. G. Fermín y A. Scherba). MIR. Moscú, 1987.
2. Bash KW. Psicopatología general. (Trad. Guerra Miralles A). Morata. Madrid, 1965.
3. Reich W. El diagnóstico psiquiátrico como problema ético. En: Bloch S, Chodoff P, Green SA (editores). La ética en psiquiatría. (Trad. de las Heras S, Morera B). Triacastela. Madrid, 2001. (pp.189-216)
2 comentarios:
Mi querido amigo: he leído con mucha atención tu entrada sobre el gran psiquiatra soviético, y compatriota mío Andrei Snezhnevski, y de hecho sí he encontrado algunos notas interesantes, como que fue el primero en distinguir los sintomas positivos y negativos de la esquizofrenia, y además la concepción sumamente interesante, aunque poco funcional, de la fisiopatología esquizofrénica, desde un punto de vista biológico, en vez de místico y espiritual. La especialidad de la psiquiatría es fascinante porque estudia la acción del cerebro, aquello que llamamos mente, y como intentar revertir las patologías de la misma. Pero en vez de estar divagando en pelotudeces como el yo o el super yo, o las barrabasadas de Jung, que creía que escarbando en el espíritu encontraríamos conocimiento, los psiquiatras soviéticos siempre estuvieron convencidos que tanto el pensamiento como las alteraciones del mismo son producto de la acción de neuronas o de neurotransmisores, y no en los pasmosas y saltinbanquis fintas de los psiquiatras americanos. En la internet he podido leer un extracto del libro "Ley, psiquiatría y moralidad" de Alan A. Stone (ISBN 0880482095) en donde se dedica a hacer una crítica muy sobria y acertada de Snezhnevski, sus métodos y el veradero rol en la política represiva soviética. Cito ahora la parte más fascinante "Su respuesta (al accionar de los psiquiatras soviéticos) fue instructiva de muchas maneras. Primero, el notó que esta no era la crítica que hacían los psiquiatras occidentals cuando condenaban a la sociedad soviética. La condena había sido un ataque amplio, no una acusación específica. Segundo, enfatizó que desde la perspectiva rusa, se consideraba a occidente el haber estado intentando durante medio siglo destruir la revolución. Por lo tanto, los ataques a la revolución, es decir, actividades políticas disidentes, eran en la perspectiva soviética socialmente peligrosas. Finalmente, él se confió en el mismo argumento dado por los psiquiatras forenses americanos al ser confrontados por su rol en las cortes. Ellos aseveran, como lo hizo Snezhnevski, que la responsabilidad final no es la del psiquiatra, si no la del juez." Más adelante se puede leer "No existe, en mi opinión, ninguna evidencia que la nosología de Snezhneski estaba destinada a atrapar disidentes".(1)
Otra fascinante pieza literaria, publicada en el New York Times por Walter Reich, renombrado psiquiatra americano, que se entrevistó tambien con Snezhnevski en Moscú, se obliga a reconocer que la acusación de haber hecho un sistema de diagnóstico de la esquizofrenia exclusivo para atrapar disidentes, era falso (2).
Bueno amigo, sabes bien que mis tendencias comunistas me forzaban a esta copiosa respuesta, pero podemos seguir dialogando al respecto en extenso.
Tu amigo que te estima demasiado
Tony Chávez.
1. http://books.google.it.ao/books?id=GK3Tt0e_fOgC&pg=PA8&lpg=PA8&dq=snezhnevsky&source=bl&ots=7vwiH4jlPT&sig=PwVdCz2d2_VhdoPe0R89pkehQBE&hl=pt-PT&sa=X&oi=book_result&resnum=4&ct=result#PPA9,M1
2. http://query.nytimes.com/gst/fullpage.html?res=940DE2DD1F38F933A05752C0A965948260&sec=health&spon=&pagewanted=print
Más allá de la involuntaria anfibología del título, la entrada del blog constituye una referencia puntual a la obra de Snezhnevski, la que obviamente no se circunscribe a su desmesurada taxonomía de la esquizofrenia. El artículo del New York Times, efectivamente muy interesante a lo largo de las 9 pantallas en que se extiende, es de autoría del mismo psiquiatra anotado en la referencia (3). No existe discrepancia por tanto: el artículo detalla que la teoría de Snezhnevski surgió en las décadas de 1940 y 1950, independientemente de su alegado y posterior empleo en el sobrediagnóstico de los disidentes pero, acota Reich, los puntos flacos de la teoría facilitaron este hecho en una proporción muy importante.
Como anotamos en el post: los psiquiatras soviéticos actuaban de buena fe, y eso es para Reich lo más estremecedor: no la imagen de psiquiatras obligados por la KGB a diagnosticar erróneamente y contra su voluntad sino un sistema totalitario en que todos -incluyendo a psiquiatras y miembros de la KGB- creían a pie juntillas en que estaban haciendo lo correcto. En la entrevista se abunda adicionalmente en la cerrada defensa que hacía Snezhnevski de su sistema diagnóstico a raíz del escándalo internacional y el riesgo que corrió la psiquiatría soviética de ser expulsada de la Asociación Mundial de Psiquiatría.
El párrafo final del articulo de Reich es el compendio de su opinión, que suscribimos: " the tragedy of Soviet psychiatry is part of the tragedy of Soviet society, a tragedy that has caused distortions of the ways in which Soviet people perceive each other - then at least some of those healthy dissidents are sincerely seen to be mentally ill, not only by the psychiatrists and the K.G.B. but by much of the population of that historically wounded land."
Gracias por tu enjundioso comentario, mi soviético amigo: desde la lejanía geográfica ahora pero desde la cercanía amical siempre.
Publicar un comentario