lunes, 15 de marzo de 2010

Kevorkian y la muerte






J. Kevorkian. Very still life.

En una de esas andanzas en busca de libros viejos y antiguos he encontrado un raro ejemplar de un pequeño libro: The Story of Dissection (Philosophical Library, New York, 1959. 80 páginas) de la autoría del  polémico Dr. Jack Kevorkian. Como se recuerda, Kevorkian se hizo famoso en la década de 1990 por su participación en suicidios asistidos de pacientes supuestamente incurables, actividad que lo hizo merecedor del apelativo 'Death's Doctor' (Doctor Muerte).


Kevorkian solía presentarse y ser presentado como un abanderado de la libertad de decisión de personas sufrientes y para quienes la vida era un lastre intolerable, como el temerario lider de una corriente tal vez políticamente incorrecta pero humanamente compasiva y auténtica. Sin duda muchas personas simpatizantes de la eutanasia vieron en él a un hombre decidido a luchar por el alivio de los desahuciados.

El hallazgo de este librito me ha volcado a la red: allí se encuentran múltiples páginas dedicadas a alabar o denostar a Kevorkian. Atisbar en la enorme cantidad de enlaces sería  extenuante labor. Mejor parece ser escuchar al mismo Kevorkian. Por supuesto The story of dissection no es sino un breve boceto, a veces soslayado en su bibliografía, pero donde se atisba soterradamente una peculiar fascinación por la muerte y prácticas hoy desterradas como la vivisección. ¿Se hallaría ya entonces Jack Kevorkian maquinando sus nefastos inventos Thanatrón y Mercitrón?

El año 1986 Kevorkian propuso la creación de una nueva especialidad: Bioethiatrics. Este feo vocablo era la conjunción de bioética y la raíz 'iatros', que significa actividad médica: se trataria entonces de una especialidad médica con la suprema capacidad de resolver los dilemas éticos que por derecho le concernirían sólo a la profesión médica, según Kevorkian. Un arrogante artículo de cuatro páginas recogió su propuesta: no un grupo de expertos en leyes, biología, filosofía, religión, psicología pues tales comités son innecesarios y burocráticos para Kevorkian, un sólo hombre iluminado se bastaría: seguramente pensaba en él.

En el año 1985 Kevorkian ofreció otra pieza sobre la historia de la experimentación en seres humanos condenados a muerte y aquellos ya ejecutados. Allí hacía un llamado por el replanteamiento de la noción de la dignidad pues la convergencia de la pena de muerte en los Estados Unidos y la necesidad de experimentos riesgosos en humanos, así lo exigían, según él. En una carta de 1987 propiciaba además la disposición de órganos de los ejecutados de tal modo que pudiesen ser transplantados, pero lo que llamaba la atención es una frase de la misiva: así como Kevorkian consideraba que cada médico era libre y autónomo de escoger si deseaba efectuar inyecciones letales, alegaba que era inmoral que otros médicos se opusieran a la voluntad y decisión de otro colega que sí desease efectuar semejantes procedimientos. (!)

En una entrevista a la revista Time del año 1993, Kevorkian despliega sus convicciones absolutistas y dogmáticas sobre la indiscutible nobleza de su propósito tanático.

- Entrevistador: ¿Cuáles son sus credenciales para juzgar a quién debiera y a quién no ayudar a suicidarse?
- Kevorkian: Ser médico. (...)
- Entrevistador: ¿No debiera Ud. tener siquiera una relación médico - paciente algo duradera con aquellos a los que asiste?
- Kevorkian: ¿Cuál es la importancia de eso? (...)

En una de las páginas donde se prodigan sahumerios a Kevorkian se muestran algunas supuestas obras pictóricas del Doctor Muerte. Más que un comentario piadoso al respecto, es revelador leer las descripciones que hace el autor sobre sus pinturas, por ejemplo Nearer My God to Thee.



Kevorkian escribe: 'Esta imagen muestra cómo se siente la mayoría de humanos ante la muerte -al menos su propia muerte-.A pesar del alivio de la religiosidad hipócrita y su seductora promesa de una vida después la muerte pletórica de bienaventuranzas celestiales, la mayoría de nosotros luchará para demorar la inevitable victoria de la muerte biológica. La contemplamos con cerval terror, con pánico, con horror. Sin escatimar ningún sacrificio, cualquiera sea su índole, adocenando desesperadas plegarias, imprecando las maravillas de la medicina moderna. ¡Cómo nos priva aquel espantoso abismo! ¡Cuán zigzagueante el grito que puede escapar del escabroso hoyo! ¡Desoladora es la caída! Mientras por debajo las osamentas de los que ya se han ido, que han hecho la transición y se preguntan por qué tanto escándalo afuera. A fin de cuentas ¿cuán insoportable la nada puede ser?'

No se trata pues de la 'santidad de la vida' a rajatabla o de imponer al prójimo interminables sufrimientos en aras de un precepto confesional. Pero sin duda la situación es más compleja que como el Dr. Kevorkian la veía. Mucho más compleja que la disección de un cadáver, sin duda alguna.

Kevorkian con su Thanatrón.


Enlace:

- Una manera distinta de fascinación con la muerte: Morbid Anatomy.

8 comentarios:

todopsicologia dijo...

Esta es buena, buena.
Voy a comentar lo que es obvio con un dicho de por aquí y no se si de por ahí: "el camino hacia el infierno está empedrado de buenas intenciones".
El probema que plantea tu entrada es interesantímo. Creo que si debarían de existir equipos multidisciplinares en facilitar la muerte, una vez decidido que va ser así (eso ya es otro problema, quién decide y como). Ahora bién, también me parece que un médico debe de ser educado en el principio básico de preservar la vida. El problema es una de las consecencias lógicas de esto, es que también será el mejor preparado para quitarla de la forma que menos sufrimiento genere al enfermo. Y ese, creo que es uno de los dilemas importantes de nuestro tiempo. A nivel personal, creo que si llegara a determinada situación me gustaría saber al menos, que tendria la opción. Actualmente cada dia se da la eutanasia en paises donde es ilegal. Esto es tremendo porque la decisión queda en las manos del médico, que además probablemente lo hace sin consultar a nadie mas, y en la clandestinidad. Esto no debería de ser así. Debería de contemplarse y regularse.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Entrevistador: ¿No debiera Ud. tener siquiera una relación médico - paciente algo duradera con aquellos a los que asiste?
- Kevorkian: ¿Cuál es la importancia de eso? (...)

Si no tiene clara la importancia de la relación médico-paciente; es que algo no va bien. O no es buen médico o es un firme candidato a paciente de su especialidad, Lizardo.
Muy interesante el enfoque de un tema tan difícil. En España el debate de le legalización de la eutanasia está candente. Preferiría que estuviera frío, para que no lo decidieran políticos con argumentos meramente ideológicos.
Gracias por estas entradas, un saludo.

Lizardo Cruzado dijo...

Este tema nos toca a todos por el destino final que todos tendremos y donde quizá no podamos ejercer plena capacidad de decidir. Por eso son necesarios reflexión y debate amplios. Es necesario conocer la postura de Kevorkian y precaverse contra aquellos que quieran erigirse en pragmáticos dueños de la vida y de la muerte, aquellos dispuestos a festinar elementos indispensables en la relación con el hombre sufriente, proclives a arrogarse la capacidad plena de decidir sin más.
Realmente Kevorkian parece haber tenido un acervo de rasgos inusuales en su personalidad, cuando menos.
A la larga se abrirán los cauces legales a la eutanasia y requerimos estar atentos a ello. Todos estamos involucrados.
Gracias, Jesús y gracias, Susan, por sus comentarios.

sin pepas... dijo...

si mi vida dependiera de una máquina, si no pudiera controlar mi mente o limpiarme el poto, que me desenchufen. y para eso, no me importaría si es un kevorkian o quién también el encargado de hacerme el favor. se lo agradecería con todo el alma

creo que con el mismo criterio, la gente recurría a él porque estaba dispuesto a hacerlo, sin importar lo que realmente lo movía a tomar este tipo de decisiones

muy bueno tu post, lizardo, en realidad todos lo son, hum... no te creas mucho, poquito nomás

Lizardo Cruzado dijo...

Planteas una situación límite, sin pepas, y aquellas en las que intervenía Kevorkian no eran en general así. Ciertamente hay una opinión bastante considerable de personas que no quisiéramos contemplarnos a nosotros mismos ni a nuestros seres queridos en el trance final, aislados en un ambiente frío, deprivado, saturado de tubos el cuerpo, inconscientes y anónimos, en esa triste muerte de UCI sin nadie que nos apriete una mano o nos cierre los párpados.
Otra situación distinta es una persona que no necesariamente se halla en esa circunstancia sino portando una enfermedad potencialmente curable -el más cercano ejemplo, la depresión- y que toma la decisión radical e irreversible con un Kevorkian al lado que no considera otra alternativa y procede sin más. Es por estas circunstancias entre otras que se impone búsqueda de consenso y detenida evaluación.
Muchas gracias por tu comentario.

Tony Chávez Uceda dijo...

Kevorkian también ha tenido propensión a la peliculina y al marketing mórbido. Pero algunas de sus ideas nos llevan a cuestionar algunos dogmas o principios que damos como sagrados.

Habiendo visto morir a varias personas en el transcurso de mi oficio, debo coincidir que en algunos casos la muerte representa un alivio del dolor, si uno cree que el fin es un alivio. ¿Pero acaso no finiquita todo en la muerte? De hecho, entonces aquellos que nos acusan a los ateos como los primeros en despreciar la "santidad de la vida", pues no reparan en que precisamente al considerar que esta es la única existencia que tendremos, debemos protegerla como lo más precioso que existe. Y no hablo de no dejar morir a alguien, si no de librar de sufrientos su vida. Que viva, y que viva bien.

Mucho recuerdo el caso de un muchacho francés que estuvo casi 11 años en estado vegetativo, totalmente postrado. En algún momento sus familiares consideraron que lo más humano sería una eutanasia. Hasta alguién reparó que el paciente podía manipular algunos de los músculos de su rostro, con aparente voluntad. Aunque permaneciese totalmente inmóvil y con una mirada totalmente inexpresiva, se adaptó un sensor para un músculo facial, conectado a una computadora similar a la que usa Stephen Hawking, y luego de 11 años, él pudo comunicarse con sus seres queridos.

¿Qué cosa es realmente el coma, la muerte cerebral, el estado vegetativo? ¿Será que son siempre irreversibles? ¿Cómo podemos interactuar de otras maneras con la mente?

Dr. Kevorkian, al menos le debemos respeto por generar tan pertinente debate.

Lizardo Cruzado dijo...

Maneras varias hay de generar debate, Tony, y éste se daba ya antes de Kevorkian. Más bien diría que el proceder de Kevorkian nos advierte sobre los riesgos de posturas absolutistas e inopinadas como la suya en temas tan delicados.
En lo demás no podríamos estar más de acuerdo. Un abrazo.

maju dijo...

buenas, muy interesante el tema, porque justo hace muy poco vi la película y de casualidad hoy en la tele, di con un documental sobre el tema. la verdad que antes de ver la película no sabía quien era, nunca había oído hablar de ese tal señor, supongo será por mi edad y el país donde vivo, lejos de estados unidos. y me generó tal curiosidad que empecé a buscar información en la web. creo firmemente en que debe existir una posibilidad o alguna forma de que las personas puedan elegir por no vivir en situaciones extremas, para que quiero vivir con una mala calidad de vida? el sufrimiento físico debe ser tremendo. pero también considero que el sufrimiento psíquico debe ser tremendo, entonces si una persona no tiene una enfermedad terminal pero no tiene más ganas de vivir, y decide terminar con su vida, debe tener también el derecho a hacerlo, no pedimos nacer, deben dejarnos elegir cuando no queremos vivir más. esta reflexión viene por el lado de cuando plantean que, este doctor no estudió los casos con detenimiento, y que algunos (o muchos, no se) no fueron seguidos el suficiente tiempo, y que podrían tratarse de personas depresivas o con algún trastorno psicológico o psíquico. creo que esos casos también son válidos para las personas que deciden libremente no querer vivir más. esto no es una defensa a los casos particulares de este doctor, porque como les comenté más arriba, hace muy poco tiempo me desayuné de la existencia de semejante personaje. pero la eutanacia y su debate, supongo, no debe escapar a ningún país, y se deben suscitar por el lado ético, científico, humano, religioso, etc. bueno más o menos es lo que quería compartir con ustedes, estuve leyendo los comentarios y me parecieron todos muy serios y muy respetuosos. va un saludo desde uruguay.