No puedo evitar ver este video sin conmoverme.
Seguramente Uds. lo conocen de sobra y han evocado las resonancias carpenterianas de Viaje a la Semilla y las inevitables reminiscencias proustianas de En busca del tiempo perdido (libros ambos que no acabé nunca de leer). De hecho, fueron ya los griegos quienes forjaron los mitos del eterno retorno. Pero, aunque resulte kitsch y obvio, y la letra es bastante ordinaria de por sí, volver al pasado, soñar con la máquina del tiempo como este videoclip hace y revivir nuestra infancia -que es nuestra única patria verdadera-, resucitar la magia inefable de los instantes, deshacer lo hecho, rehacer lo deshecho, es algo que muy íntimamente puede conmovernos. Sobre todo en estas épocas.
4 comentarios:
Y pensar que la mayor parte del tiempo la dedicamos a preparar el terreno para que en el futuro podamos recordar nostálgicamente aquellos viejos tiempos que no supimos aprovechar.
Discuerdo viva y cordialmente de de su comentario. La nueva biología de la mente lo ha clarificado bastante. Kandel cita a Steiner (1): "No nos gobierna el pasado literal, salvo, posiblemente, en un sentido biológico. Nos gobiernan las imágenes del pasado, que a menudo están estructuradas en alto grado y son muy selectivas como los mitos".
Y García Márquez, en tono más coloquial pero no menos sapiente, afirma que la memoria, más que para recordar, sirve para olvidar; de otra manera no podríamos vivir con el recuerdo de tantas memorias infaustas. Así, nuestro recuerdo es muy selectivo y no podemos de ninguna manera preparar el terreno activa y previamente, sino que, siguiendo siempre a García Márquez, sólo podríamos hacerlo más tarde, cuando llegamos a viejos porque "la sabiduría nos llega cuando no nos sirve para nada." (2)
Es a estas alturas cuando el recuerdo, a través del inconsciente tamiz de la memoria, nos va cayendo destilado dulce, muy dulcemente.
En lo que tal vez si concordamos es con aquella frase de Rilke (3): "la verdadera patria del hombre es su infancia."
Tremenda, ¿no?
Referencias
1. Steiner G. En el castillo de Barba Azul. Citado en: Kandel E. En busca de la memoria. Katz. Buenos Aires, 2008.
2. García Márquez G. El amor en los tiempos del cólera. Oveja Negra. Bogotá, 1985.
3. Rilke RM. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Losada. Buenos Aires, 1962.
No recordamos todo, ciertamente. El filtro del olvido nos provee únicamente de una breve antología de lo vivido. Y mejor que así sea. Pero de todos modos, un porcentaje nada despreciable de nuestro tiempo lo invertimos en actividades destinadas a nuestro porvenir. Estudiamos, trabajamos y nos envanecemos con grandes proyectos (la mayor parte de los cuales no se materializan), sacrificando minutos, horas, días y años que podríamos dedicar a vivir el presente, siempre escurridizo. Y aún así, la preparación del terreno suele ser imperfecta, pues nadie puede augurar el destino que le espera, ni por tanto, dedicarse a cultivar lo mejor para ese destino.
Me viene a la memoria aquel poema de Siccardi ("Instantes"), que empieza diciendo: "Si pudiera vivir nuevamente mi vida" y termina con un triste: "Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo". Sí pues, la sabiduría llega demasiado tarde.
La vieja leyenda urbana atribuía a Borges ese supuesto poema "Instantes" y será muy difícil quitarle tal sambenito al pobre. También se han atribuído otros textos naif a García Márquez y a Galeano. Hay múltiples enlaces al respecto (el primero es uno de los más completos):
http://www.borges.pitt.edu/bsol/iainst.php
http://elmundosigueahi.blogspot.com/2005/11/los-famosos-instantes-y-los-falsos.html
http://www.taringa.net/posts/info/1612101/www.rompecadenas.com.ar
http://elnuevocojo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=225&Itemid=88
Desconocía que Siccardi -aparte del prestigio del apellido italiano- poseyese también alguna autoría hipotética del poema.
De todas formas, ése no es el punto ni mucho menos el que tal texto, atribuído lamentablemente a Borges, le haya a usted deleitado. No se le puede negar cierta gracia a dicho texto, a fin de cuentas.
Muchas gracias por sus comentarios.
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