Musuq Paqari Wasi es una expresión quechua que traducida al castellano significa aproximadamente "Casa del nuevo amanecer." Este es el nombre escogido para el pujante centro de salud mental que la Comisión Arquidiocesana de Ayacucho ha constituído hace pocos años y a donde recientemente retornamos para brindar atención a pacientes de la bella y adolorida ciudad de Huamanga. En Musuq Paqari Wasi cada mes se constituyen médicos especialistas en psiquiatría con el fin de proveer cuidados a la población más necesitada de esta región, víctima de luengos años de violencia, pero también víctima de la indiferencia de autoridades y, hasta cierto punto, de la sociedad en general.
Ignoramos las razones que impiden a la institución rectora de la salud mental en nuestro medio la firma de un convenio con la Comisión Arquidiocesana de Salud Mental de Huamanga -convenio propuesto y encarpetado por sucesivos directores institucionales-. Tampoco hay un convenio con las universidades que permita proveer de recursos humanos a esta valiosa iniciativa, que no sólo favorecería a la población ayacuchana sino al mismo personal en formación, pues tendría la oportunidad de conocer vastos segmentos de la realidad de salud mental, desatendidos usualmente en los programas educativos diseñados en la urbe capitalina.
Por ello, hasta la fecha, la participación de psiquiatras y médicos residentes se ha circunscrito a iniciativas personales, entusiastas y altruistas, dado que no se percibe emolumento alguno (excepto la cobertura de los gastos a manera de viáticos), pero la posibilidad de servir a nuestra gente, aprender humildemente de ella y de su inmenso dolor y su denodada resistencia, es una experiencia inolvidable y humanamente muy enriquecedora. Todo ello en el marco inefable de la belleza natural y arquitectónica de la ciudad y la calidez grata y acogedora de su pueblo.
A sólo ocho horas de la capital y nuestras apoltronadas vidas, Huamanga es una invitación ineludible. Su altura es de 2760 metros (similar a Cajamarca) y el clima es agradable y templado. Se llega fácilmente por una vía totalmente asfaltada que al serpentear entre las cumbres nos permitirá otear, maravillados, sobre las nieves el despertar del sol. Vamos, a la espera de nuestro pronto arribo está la Casa del Nuevo Amanecer (*).
(*) Interesados en colaborar, sírvanse escribir al correo electrónico annemusuq@yahoo.com o llamar al 966 716270 (dirigirse a Hermana Antonnette Carbon, religiosa filipina, encargada del proyecto).
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