lunes, 16 de febrero de 2009

Informe de Salud Mental y Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo






Por cuanto, este blog ha estado adquiriendo un tono demasiado informal y farsesco; por tanto, hoy vamos a tocar un tema gravemente serio.

El reciente informe (Informe Defensorial N° 140) de la Defensoría del Pueblo amerita ser leído meticulosamente y comentado por todos los cómplices, digo, por todos los que participamos de la actividad psiquiátrica en el sector público. No lo he revisado de la manera exhaustiva y detenida en que debiera serlo pero sí he recorrido las más de 300 páginas que contiene. Es interesante ver como nos ven desde afuera y el poder cuestionador de la mirada ajena sobre nuestras consuetudinarios quehaceres y nuestras atávicas autoindulgencias. Aunque, desafortunadamente, parece que la mayoría de aspectos reseñados -ínfimo presupuesto, soslayo de la problemática del sector por las autoridades, inexistencia de reales políticas sobre la salud mental, centralismo, burocracia, estigma- ya son conocidos por los médicos psiquiatras y los demás trabajadores del sector y, no sólo son conocidos sino vividos y sentidos muy de cerca, por nuestros pacientes y por aquella legión de personas que no tienen ni las monedas suficientes para llegar a ser pacientes.

Pasando a las minucias, cabe enorgullecerse por cuanto nuestro Instituto Nacional de Salud Mental ha logrado ser honrosamente mencionado en varios acápites del texto -en el citado informe es denominado instituto especializado nomás-, por ejemplo, es el único que cuenta con un mecanismo de admisión que requiere una junta de admisión para el internamiento de pacientes, empero el informe acota que en ninguna de las historias revisadas se halló constancia de su implementación (!). Cabría preguntarse qué noción tendrán los representantes de la defensoría de nuestras beneméritas juntas de admisión.

Otra fruslería que llama nuestra atención es que el citado informe, aparecido con fecha de diciembre 2008, denuncie que no existen "en el Perú estudios de alcance nacional que indaguen sobre el estado de la salud mental de la población." Lástima que nuestro Instituto no esté difundiendo los diversos estudios epidemiológicos efectuados como se debiera. Sinceramente no sólo resulta inexacta sino hasta ofensiva esa frase, como para una historia provincial de la infamia. ¿Y nuestra oficina de comunicaciones?

Un párrafo de campeonato es aquel referido a la atención de pacientes NN o en abandono social: "La Defensoría del Pueblo reconoce la necesidad de atención de las personas con trastornos mentales que viven en la calle o se encuentran en condiciones de desamparo y abandono. Pero considera que para efectos de su tratamiento, recuperación y reinserción social, no se trata de “cogerlos” y encerrarlos en un albergue o establecimiento de salud contra su voluntad, sino de generar las condiciones para que dichas personas construyan progresivamente un vínculo con las instituciones y las ofertas sociales y terapéuticas que se les ofrecen, así como una demanda de atención." Es decir, ya saben los colegas inflamados de samaritanismo bueno y pronos a dichas loables acciones: no agarren a los orates de la calle sino "generen condiciones para que dichas personas construyan progresivamente un vínculo con las instituciones y las ofertas sociales y terapéuticas que se les ofrecen..."

Finalmente, la Defensoría cita un piropo que nos dedica el Ministerio de Salud: "los recursos humanos para la atención en salud mental son escasos, con deficiencias en su preparación, formados bajo modelos de atención asistencialistas que descuidan enfoques de atención integral y comunitaria. Ello sumado a las deficientes condiciones económicas y laborales, y a la imprecisión de los perfiles profesionales, ha redundado en una merma de la calidad de la atención”.

Ah, no. O sea que ¡asistencialistas! es el sanbenito que nos cuelgan, faltaba más... Seguro por eso ahora el MINSA pretende aprovechar a los médicos residentes para instituir una especie de servicio obligatorio rural durante su tercer año de especialidad. Mano de obra barata, pues. ¿Y qué enfoques de atención integral y comunitaria en salud mental provee el MINSA, ah?

En cuentas resumidas, hay que leer el documento, comentarlo, analizarlo. El informe incluye algunas fotografías muy sugestivas sobre la situación de nuestro sector:


Ex servicio de psiquiatría del Hospital Hipólito Unanue de Tacna: infraestructura en condiciones ruinosas.


Centro de Rehabilitación del Enfermo Mental de Iquitos (CREMI): paciente recluído en celda con candado.

Centro de Rehabilitación del Enfermo Mental de Iquitos (CREMI): condiciones deplorables de los dormitorios.



Hospital Víctor Larco Herrera: antiguos servicios higiénicos del Pabellón 4 (varones).


Hospital Honorio Delgado de Arequipa: máquina artesanal utilizada para el tratamiento electroconvulsivo.

2 comentarios:

Abdul Haris Awie dijo...

http://lensakomunika.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Cuando dejamos que personas no médicas sean los jueces sesudos y eruditos de cuestiones médicas, lo primero que harán, y siguiendo el precepto del infame Hanmurabi, será pedir la sección de los apéndices del médicos, incluyendo aquel que contiene el encéfalo. El pseudoepíteto de asistencialista es un reciente comodín que intenta acusar al médico de sendentario, perezoso, holgazán y en algunos casos de un pícnico indiferente. Que gran pecado del médico, que no va a la comunidad, que no visita de casa en casa a los pacientes. Que osa esperarlos en el hospital o en el consultorio. Que las hemodialisis se realizen en las cocinas, las quimioterapias en las terrazas y las prostatectomías en el excusado.
Dejando el sarcasmo de lado, sería conveniente que nos unamos para dejar en claro a la defensoría del pueblo, que no es su función emprender una cacería de brujas contra los médicos, que en realidad nuestra principal labor es aliviar el sufrimiento de las personas, y que hacemos hasta lo imposible para lograrlo.