domingo, 15 de marzo de 2009

Aquel chibolito, el de la lobotomía






Todos los que estamos relacionados con la psiquiatría alguna vez hemos contemplado la escalofriante imagen de arriba. Un varón muy joven, un chiquillo apenas, tendido inerme y con una especie de picahielos que perfora su cráneo en la región supraorbitaria. La mayoría no sabíamos nada de ese adolescente pero sí de aquel que sostenía el ensangrentado punzón metálico: era Walter Freeman, el médico norteamericano que había simplificado el procedimiento original de lobotomía de Egas Moniz y llegó a efectuar a lo largo de su carrera profesional cerca de 3 000 lobotomías (aunque el récord de Freeman era de 25 lobotomías en una jornada, su técnica seguía siendo "a ciegas" como la de Moniz pues no se identificaban las estructuras quirúrgicamente seccionadas; así, algunos pacientes mejoraban, otros empeoraban y se deterioraban y varios simplemente no sufrían mayores cambios).




Supuestamente, al seccionar las vías nerviosas entre el lóbulo frontal y los núcleos subcorticales responsables de los impulsos y la vida afectiva, se podría controlar las conductas violentas, agresivas y desorganizadas de los pacientes más severamente enfermos, generalmente psicóticos. De hecho, el auge de la lobotomía de Freeman se dio antes de la aparición de la clorpromazina, el primer antipsicótico, cuando no había más recursos psiquiátricos que la camisa de fuerza o el electrochoque.

El intríngulis es que Freeman siguió operando muchos años luego de la aparición de los antipsicóticos, abarcando inclusive pacientes que no tenían enfermedades graves o discapacitantes. Una de sus pacientes más famosas fue la hermana de John F. Kennedy, Rosemary -que tenía un aparente retardo mental aunque ello se ha discutido-. Y uno de sus pacientes menores de edad fue precisamente el chibolito de la foto, operado el 16 de diciembre de 1960 a los 12 años de edad, Howard Dully.



Howard, pocos días luego de la lobotomía.

Cuando todo era felicidad: Howard, sus padres y hermano menor.


Actualmente Howard es un vigoroso cincuentón que trabaja como microbusero en California y no recuerda bien la cirugía que sufrió. Pero sí recuerda que fue llevado donde el Doctor Freeman por su madrastra -su madre murió de cáncer cuando él tenía cinco años- pues la nueva Sra. Dully no podía controlar la conducta del muchacho, tenían frecuentes riñas y ella no podía soportarlo.

El niño Howard cuando ni se imaginaba un día lobotomizado.


Aunque es un tema controversial y que actualmente suscita escandalizados, instantáneos rechazos, debemos recordar que Freeman no actuó solo. En su época los más importantes hospitales y universidades norteamericanas lo acogieron y en todo el país se efectuaron cerca de 50 000 procedimientos. (Algunos artículos originales de Freeman en revistas de la época: 1, 2, 3, 4 y 5).



Howard Dully, sosteniendo un picahielo, tal como luce en la actualidad.


Freeman murió en 1972, cinco años antes se le había suspendido su licencia para ejercer la medicina (un paciente suyo, al que realizaba su tercera lobotomía, falleció en el quirófano) y pasó sus últimos años recorriendo el país en busca de sus antiguos pacientes, quizá tratando de encontrar en ellos su verdad: aquella que contaba que en la época de las operaciones aurorales fue casi venerado para acabar finalmente proscrito, baldado con el desprecio de la sociedad que lo encumbró.



Walter J. Freeman (1895-1972).




Freeman en acción, nótese el entorno de cirugía menor y ambulatoria.


ENLACES:


- Acerca de un libro sobre la historia de Walter Freeman.

- Archivo de W. Freeman en la universidad donde fue docente: Washington University.


- Video: Serie de videos sobre lobotomía y su contexto histórico (audio en inglés).

-Video: En español (basado en los anteriores, donde declaran pacientes lobotomizados y el hermano y el hijo de W. Freeman). Muy recomendable.


Walter Freeman: Lobotomias en serie

5 comentarios:

Anónimo dijo...

escalofriante!

Anónimo dijo...

Ufff, qué horror!!!

Anónimo dijo...

Freeman sei un bastardo hai fatto soffrire con la tua tecnica del cazzo 3000 mila pazienti senza rimorsi.
La lobotomia e una tortura che chi la subisce può avere effetti collaterali come diventare cieco o muto o sordo oppure storpio , io se potessi te l'avrei fatta a te prima di morire per farti vedere la sofferenza che si prova.
Walter Freeman BASTARDO!

Anónimo dijo...

Freeman sei un bastardo hai fatto soffrire con la tua tecnica del cazzo 3000 mila pazienti senza rimorsi.
La lobotomia e una tortura che chi la subisce può avere effetti collaterali come diventare cieco o muto o sordo oppure storpio , io se potessi te l'avrei fatta a te prima di morire per farti vedere la sofferenza che si prova.
Walter Freeman BASTARDO!

Anónimo dijo...

que barbaridad... yo soy un paciente psiquiatrico.. soy una persona totalmente normal ..la integracion en todos los aspectos es el mejor remedio a toda clase de patologia mental.. menos a los pervertidos ,, pervertidos sexuales y judios bastardos como este señor ...medicacion para controlar e integracion de el paciente para sanar .. yo trabajo y tengo dos hijas... mi vida es totalmente normal ... freeman bastardo ,,,,,