'Brain drain' o fuga de talentos es un fenómeno común en países latinoamericanos como el Perú -y de hecho, en muchos otros lugares en vías de desarrollo-. Caso más saltante aún en el campo médico, donde gran número de jóvenes médicos emigran cada año en busca de un futuro mejor, en una decisión en la que usualmente colisionan las aspiraciones individuales con las responsabilidades colectivas.
Por cierto, como todo en la vida, pueden hallarse ventajas y desventajas a este fenómeno tan extendido: existe interesante bibliografía al respecto. En lo personal, puedo dar fe de ciertas ventajas pues, pese a no haber emigrado ni tenerlo planeado, recuerdo que la escuela de medicina -pública y de provincia- donde cursé estudios, solía vanagloriarse de que promociones enteras de sus mejores épocas habían emigrado a los Estados Unidos donde triunfaban y daban lauros al país: nosotros luego recibíamos los lauros en forma de libros de poco uso para la biblioteca y algunas computadoras que también eran muy necesitadas. Dicho sea esto sin ninguna ironía.
Se calcula que más o menos tres millones de peruanos han emigrado fuera del país y hasta se postula asignarles representación en el congreso nacional. ¿No podríamos empezar -la novelería nos desasosiega siempre- por escoger un emblema heráldico de esos que ahora llamamos logotipo para representar a nuestros innumerables cerebros drenados al exterior? Aquí una humilde propuesta que vimos en Boing Boing. Ah, por supuesto, la materia prima es nacional:
ENLACES:
- Salinas J, Uchima-Koechlin H. Migración médica: ¿necesariamente mala? [carta] Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2008; 25(4): 446-447. (PDF)
- Mayta-Tristán P, Dulanto-Pizzorni A. Emigración médica: lo público frente a lo individual. [carta] Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2008; 25(4): 447-448. (PDF)
- Parsi K. International medical graduates and global migration of physicians: fairness, equity, and justice. Medscape J Med. 2008;10(12):284.
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