sábado, 5 de septiembre de 2009

Don Javier Mariátegui ha muerto







Imagen de Don Javier Mariátegui más conocida en el Instituto.


No lo conocí. A lo más entreví su silueta patricia un par de veces a lo lejos. En el Instituto Nacional de Salud Mental -del que fue director fundador- su figura se amarillea en múltiples cuadritos colgados en las paredes, en una composición visual junto al plano en escorzo de las instalaciones. Su labor se vio trunca por quienes, pese a su notoria mediocridad pero valiéndose del circunstancial poder político, ocuparon posiciones de mando. (1) En los últimos años de su vida estuvo consagrado a la perennización de la Revista de Neuropsiquiatra fundada por Honorio Delgado y ahora también fenecida. Un libro de homenaje a su figura (2) se publicó varios años antes de morir el Maestro, lo que sucedió el 3 de agosto del año pasado, a poco de cumplir 80 años de terrenal tránsito.

La biblioteca del Instituto lleva su nombre. Dentro de poco se inaugurará un aula docente largamente esperada y enormemente necesaria en el Instituto, que también será epónima suya. Seguramente se espera una fecha oportuna para inaugurarla -¿el 13 de setiembre: aniversario de su natalicio?, ¿el 10 de octubre: día de la Salud Mental?, ¿el 20 de noviembre: día de la Psiquiatría Peruana?- pues permanece cerrada y contempla el pasar del tiempo que Don Javier ya no, pues en la eternidad mora.


El árbol floreció.


La presencia del lecho: imagen surreal frecuente en el Instituto.

Y las flores del árbol cayeron.


Hemos encontrado en la página web del extinto psiquiatra peruano una breve entrevista que lo retrata al natural y hemos querido glosarla aquí (data aparentemente de 1995-6):


¿Cómo llegó a la Psiquiatría?
JM: Antes aún de iniciar los estudios médicos, por lecturas prematuras del psicoanálisis que, en mi ignorancia de adolescente, creía era la forma moderna de la Psiquiatría. Después, fue patente la búsqueda de un saber antropológico integral, a través de la Medicina. Al término de la carrera me sentí fuertemente inclinado a la Medicina Interna, influído por excelentes clínicos que fueron nuestros maestros.


¿Cuál es la tarea asistencial más importante cumplida por Ud.?
La creación y organización, como Director General, del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Dejé ahí mis mejores esfuerzos y energías. Por esta razón, en un país de “desmemoriados”, escribí, pocos meses después de dejar el cargo, un libro como testimonio de la experiencia (Salud Mental y Realidad Nacional, Lima, 1987).

¿Que pretendía el Instituto de Salud Mental?
Contribuir al desarrollo auténtico de la Psiquiatría Peruana en el concierto mundial. Recuperar para el Perú, a través de la investigación, la asistencia y la docencia, la posición de liderazgo que tuvimos en otros tiempos.


¿Ha formado discípulos?
No. Solo buenos amigos de alguna manera influídos por mis intereses intelectuales y mis hábitos de trabajo. En Psiquiatría prima el autodidactismo y si no existe esta disposición autoformativa, a mi ver no se forja el médico calificado. Honorio Delgado es el ejemplo paradigmático de esta presencia y este ejercicio complejo que es la medicina mental.


¿La Revista de Neuro-Psiquiatría contribuye al proceso formativo?
Sí. Difunde la producción peruana y de distinguidos cultivadores de la Psiquiatría y disciplinas conexas. Ha entrado al año 58 de aparición ininterrumpida. Excelencia y continuidad son sus rasgos principales. Colaboro con ella desde 1955, hace cuarenta años, y accedí a su dirección en 1969, tras a desaparición física de Honorio Delgado, por gentil invitacíón del Profesor Oscar Trelles; y desde 1990 comparto su conducción con el Dr. Luis Trelles. Estamos ahora preparando a la generación del relevo.


¿Qué significa la Revista de Neuro-Psiquiatría en su ya largo peregrinar por la medicina y la especialidad?
Una permanente fuente de satisfacciones espirituales. Es la más antigua en América Latina y a través de ella hemos establecido lazos con las principales publicaciones del continente y el mundo. Es, como Ud. sabe, la única revista médica que no ha dejado de publicarse de modo regular en el Perú. No la hago solo, tengo pocos pero conspícuos colaboradores.


¿Existe entre los estudiantes de medicina y los jóvenes médicos de hoy inclinación por la Psiquiatría?
Es un fenómeno mundial el decremento estadístico del interés por la especialidad. La presencia de esa persona diferenciada, con amplia perspectiva humanística y vocación de servicio al enfermo mental, ha disminuído en número y, los que quedan, busca otras áreas de las ciencias de la conducta humana; en nuestro medio me parece que la Medicina Interna convoca los mejores espíritus.


¿Cómo afecta a la medicina el auge tecnológico?
Pese al desarrollo tecnológico en medicina, que afecta tanto la relación médico-paciente, en Psiquiatría y en otros campos de la medicina se cultiva aún el tradicional “campo íntimo”, la relación directa, “artesanal” y confidente con el paciente.


¿Qué opina sobre los avances extraordinarios de la terapéutica psiquiátrica?
Aunque hoy estamos “fuera del circuito” de la aplicación precoz de los nuevos psicofármacos, en un mundo interconectado nos llega la experiencia y la oportunidad de beneficiar a nuestros pacientes con estos avances. Conviene recordar que los llamados “tratamientos biológicos” fueron ensayados en nuestro medio antes que en otros, de mayor desarrollo. Y ello se debió al permanente reclamo de los Maestros, grandes figuras de la Psiquiatría Peruana.

¿Cómo definiría Ud., en una frase, la obra de Honorio Delgado?
La propuesta esencial de Honorio Delgado estuvo encamina al desarrollo de una “psiquiatría eficaz”. Esta es la nota permanente de su obra. Lo sorprendente es que, además de esta tarea extendida a los largo de su vida, cultivara al mismo tiempo otras áreas del conocimiento científico y humanístico, la Filosofía en particular. Se tiene a veces una visión sesgada del aporte de este maesto, que lo califica como teórico y “literaturizante”: nada más alejado de la realidad. Ahí está su obra escrita, que es un mensaje vigente, para calificarlo con propiedad.


¿Qué hace Ud. fuera de la práctica privada?
Dedicado como siempre a la práctica privada, derivo satisfacciones de este trabajo, puesto que es acceder al mundo interior del prójimo y asimilar estas experiencias, a veces como propias. Cumplo aún actividades, no muy rígidas en horario, en la vida universitaria, en la Universidad Peruana Cayetano Heredia en particular; y participo activamente en la vida académica. Accederé a fines de esta año a la presidencia de la Academia Nacional de Medicina y soy titular de la Academia Peruana de la Lengua.

¿Otros médicos en la Academia de la Lengua?
Lamentablemente no, pese a que tenemos en nuestro medio médicos cultivadores del buen decir. Don Honorio Delgado fue Titular de la Academia de la Lengua desde 1949 hasta su deceso. Parece que la Academia necesitaba un médico y fui elegido en 1993, pese a no tener, seguramente, los méritos requeridos. Fue un gran honor ocupar el sillón dejado vacante por Honorio Delgado desde su desaparición física en 1969.


¿Lee Ud. mucho? ¿Escribe Ud. mucho?
Fui siempre lector omnívoro y he publicado algunos libros, ensayos y artículos, pero tengo pendiente mucho material, que quedó acumulado por atender deberes prioritarios. Ahora lo reviso aunque tengo conciencia que solo una parte llegará a la imprenta. Estoy escribiendo también sobre otros temas gratos a mi espíritu, dentro y fuera de la medicina. En un libro en preparación examino el desarrollo de la psiquiatría peruana en el siglo XX. ¿Será lo mejor? Será, en todo caso, según el querer de Baltazar Gracián, “lo menos malo”.

(...)


Don Javier -el más pequeñín- en brazos del Amauta, con sus tres hermanos varones.


Resaltan esas palabras desencantadas de Mariátegui: acerca de la inexistencia de discípulos suyos y, en general, esto como fenómeno connatural a nuestro quehacer; su opinión de que los mejores espíritus en medicina no van a psiquiatría necesariamente sino a medicina interna -qué decirle, Don Javier, qué decirle-. Y finalmente, lo que aún resuena sin brizna de cuestionamiento y nos retrata ciertamente: 'desmemoriados'...

Él lo dijo respecto a la pretensión del Instituto: "Contribuir al desarrollo auténtico de la Psiquiatría Peruana en el concierto mundial. Recuperar para el Perú, a través de la investigación, la asistencia y la docencia, la posición de liderazgo que tuvimos en otros tiempos." ¿Lo estamos haciendo?

El título de este post no sólo parecería pecar de anacrónico sino de francamente bobo. Don Javier murió hace ya un año, ¿no? Pero quizá, como en el verso vallejiano, de nosotros depende que él no siga, ¡ay!, muriendo.



Carátula del Libro Homenaje a Mariátegui, con autógrafo de Don Javier, y cuyo dueño no lo supo atesorar .



Referencias:


1. Mariátegui J. La psiquiatría peruana: presente y futuro. Rev Neuropsiquiatría (Perú) 1999; LXII: (1): (versión electrónica).

2. Alarcón R, Castro J, Cipriani E. (Eds.) Homenaje al Profesor Javier Mariátegui - 'Desde nuestra propia entraña'. Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, 1991.


ENLACES:


- Discurso de incorporación de Javier Mariátegui a la Academia Peruana de la Lengua. 'La medicina como arte literario en el Perú.' (Vía Scribd)




1 comentario:

Oscar H. dijo...

No lo conocí. A lo más entreví su silueta patricia un par de veces a lo lejos. En el Instituto Nacional de Salud Mental -del que fue director fundador- su figura se amarillea en múltiples cuadritos colgados en las paredes, https://doctorariobo.com/donde-esquiar-en-argentina/