Recomendable es la lectura del artículo: Emotional Prosperity and the Stiglitz Commission, aparecido recién en la revista British Journal of Industrial Relations, y de autoría de Andrew J. Oswald. El artículo, de acceso irrestricto, está parcialmente basado en los hallazgos de la Commission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress (más conocida como Comisión Stiglitz por el apellido del Nobel de Economía Joseph Stiglitz, quien la ha presidido).
El artículo propone que, más que solamente medir la prosperidad económica de las naciones, conviene avocarse a medir la 'prosperidad emocional' (aproximadamente traducida como nivel de bienestar mental, un constructo ciertamente complejo). Afirma el articulista que la relación entre prosperidad económica y bienestar emocional -en lo referente a economías del primer mundo, cabe aclarar- tiende a la proporcionalidad inversa: mientras crece la primera, el segundo decrece.
Entre las hipotéticas razones para esta circunstancia se enumeran: la vida laboral moderna estaría ejerciendo excesiva presión sobre los trabajadores; el hábito de compararnos constantemente -congénito a la especie- estaría arruinando nuestra salud mental, dado el generalizado estándar de vida que impide percibir diferencias sustantivas; y la tercera, monda y lironda, es que la gente toma decisiones equivocadas que no los hacen felices sino precisamente todo lo opuesto.
El artículo no deja de albergar interés para la realidad latinoamericana, si bien compuesta por países en vías de desarrollo, a su vez poseedora de enormes inequidades y diferencias entre estratos socieconómicos. Además, nos plantea revisar la escala de nuestra satisfacción de necesidades y cómo su plenitud no puede, de ningún modo, circunscribirse a lo exclusivamente feble.
(Imagen de El Otorongo.)
10 comentarios:
Lizardo,
(ahora si escribo sin la borrasca)
Tiene mucho de cierto, aunque no puedo generalizar, pero en un caso particular como el mío sucede todo el tiempo.
"No estudies literatura ni arte dramático, mejor se abogada o médico o bueno pues, estudia comunicaciones al menos" (mi padre)
"Si te especializas en comunicación para la empresa ganas más plata" (mi hermana)
"Deja de estar con los pastrulos y vagos de tus amigos, en una universidad como esa debes tener contactos (dícese de amigos con plata y familias con apellido)" (mi hermano)
"En esta vida tienes que estudiar lo que más plata te de, y punto" (madre, padre y hermanos)
"No puedes perder a lo que estás acostumbrada" (todos)
Además está la presión de ser "capitalistas" como los otros, y tener lo que otros han alcanzado, los prósperos, los empresarios, lo que yo detesto.
Conclusión: hay una gran presión en estas cuestiones. Y a mí me dicen luego - frescamente - "como te deprimes tanto cuando eres tan afortunada".
¿Tú crees que lo soy?
Un abrazo,
K-M-
Sabroso, vivaz y lamentablemente verídico tu comentario, Karen, imagino cómo será tal situación en audio y repetida al infinito.
Qué bueno que hayas superado la borrasca.
Un cariñoso saludo.
Creo que también puede medirse la properidad por la sonrisa, paradójicamente más abundante en los países menos desarrollados que en los que alardean de sociedad del malestar, digo del bienestar. Nada hay nuevo bajo el sol, querido Lizardo; ya Séneca dijo que el hombre más poderoso (feliz) es el que es dueño de sí mismo, y Bertrand Russel nos enumeró los elementos que se oponen a la felicidad (competencia, fatiga, envidia, etc.):
http://medymel.blogspot.com/2009/10/la-conquista-de-la-felicidad.html
Un abrazo y mi deseo de prosperidad emocional.
Muy interesante tu reflexión Lizardo.
Creo que nuestro deber y derecho en la vida es ser feliz, cuidando de no dañar a los otros. Pero desgraciadamente creo que a muchas personas de los países más desarrolados desde el punto de vista económico se les ha olvidado esto.
Se vive intentando ahorrar para disfrutar cuando llegue la pensión, en vez de aprovechar cada momento de la vida aquí y ahora.
Efectivamente, en los países subdesarrollados se baila y se rie más porque las personas tienen necesidades más elementales y no construidas artificialmente como acá. Entonces se le da más valor al estar en grupo y a disfrutar de los pequeños momentos de la vida.
Si bien, ya sabemos que esta es una generalidad y no siempre se evidencia en todas las personas.
Un abrazo desde el Rincón de la Psicología
Mucha razón tienes, José Manuel, en tu aserto y bien lo has dicho en tu entrada. ¿Cómo hacemos la gente que tan fácil se nos olvida?
Un cariñoso saludo y el deseo de ambas prosperidades para ti.
Cierto, Jennifer, y ello podría traducirse entre otras cosas en el mejor pronóstico que varias patologías psiquiátricas tienen en medios como Latinoamérica.
Imprescindible lo que dices: valorar el día a día y el instante a instante, como esto: recibir tu comentario, y el gusto de responderlo a su vez.
Muchas gracias. Un cariñoso saludo.
a raiz les dejo un articulo para continuar con la reflexion. ``La suplantación de la Ética´´ (http://smartinez.blog.com/?p=6)
Saludos.
Dra. Silvia del C. Martinez
Medica Psiquiatra
Imprescindible el artículo suyo para entender más ampliamente esta peculiar circunstancia, muchas gracias, Dra. Martínez.
Hola!
Muy claro y concreto. Gracias por el enlace al paper, me ha servido mucho.
Hace un tiempo escribí en mi blog un artículo sobre este tema que provocó un alud de respuestas y un debate muy interesante. Está aquí:
http://psicologiaenpositivo.com/?p=1623
Un abrazo,
la imagen lo dice todo. Y lo peor de todo es que bien podria llegar a suceder de verdad, como ya ocurre, aunque de formas disfrazadas; es decir, la explotacion contra su misma especie se viene practicando desde tiempos inmemoriales, por lo menos para mi, pero el espiritu humano parece estar lleno de estas cosas. No obstante, sabiendo esto, y ante el hooror que pueda despertar en otras personas, los tiranos, los ambiciosos, los avariciosos, siguen practicando dia a dia su "jueguito" de la produccion.
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