martes, 15 de junio de 2010

Burnout, Surmenage, Nervous Breakdown & Co.







'Mind Blog' da noticia de un interesante artículo del New York Times (On  the verge of 'Vital Exhaustion'?) sobre el Burnout Syndrome y los términos populares que usualmente solían designar a los estados de fatiga o quiebra 'nerviosa'; aquellos que, con el devenir de la psiquiatría y la psicofarmacología, han devenido en sofisticadas clasificaciones ora de trastornos de ansiedad, ora de trastornos depresivos, (o hasta trastornos adaptativos).

´Nervous breakdown' era el término empleado por la opinión pública norteamericana en la primera mitad del  siglo XX y podía englobar, de modo muchas veces inespecífico, tanto un brote psicótico como una reacción anormal de personalidad, un cuadro de duelo como una crisis suicida. El hecho es que el término era válido, aceptado y comprensible por el común de la población. Al respecto, es interesante revisar en 'Blue to blue' (sofisticado blog ahora reconvertido en Ars Psychiatrica) una propuesta reciente de Alan Schatzberg, presidente saliente de la Asociación Psiquiátrica Americana, para refinar y complicar la terminología diagnóstica de la especialidad de modo tal que su efecto sea proyectar más seriedad y respeto (o esoterismo) sobre la nosología psiquiátrica.

Benedict Carey, autor del artículo que mencionamos, en New York Times, manifiesta que posiblemente el Síndrome de Burnout sea uno de los últimos reductos de la terminología popular para designar el constructo de agotamiento psíquico, de extenuación mental. Vale recordar que el artículo original en que se proponía el concepto de Burnout fue publicado en Journal of Social Issues por el psicólogo Herbert Freudenberger el año 1974 y luego se ha ido popularizando dentro del colectivo de trabajadores de salud (no solamente mèdicos). También vale recordar que burn significa quemar y que usualmente, a no ser que uno crea en la combustión espontánea y los pyrotones, uno se quema desde afuera y por efecto de una fuente externa de calor. Como decimos por aquí cuando uno se quema: 'te pringas'. Es decir: te chamuscas, te calcinas, te carbonizas.

Entonces, si el burnout es indesligable de la fuente externa de calor o calcinación (ergo, el centro laboral con sus peculiares características), ¿cómo así podemos establecer una clasificación de las supuestas características de cada uno de los tipos de burnout sin a su vez estipular las peculiaridades de cada centro de labores? Pues bien, un reciente e interesante artículo en Journal of Occupational Toxicology and Medicine titulado A new definition of burnout syndrome based on Farber's proposal, pretende demostrarnos cómo.

Tres subtipos de burnout son propuestos: el frenético (frenetic), el desaprovechado (underchallenged)  y el extenuado (worn-out). Llama la atención que el primer tipo posee características específicas de determinadas personalidades vehementes, hiperexcitables, que reaccionan redoblando sus esfuerzos ante cualquier circunstancia de lucha, no sólo en el trabajo (¿y de por sí esto será patológico?, nos preguntamos). El subaprovechado piensa que se está desperdiciando su talento en el trabajo que posee y esto lo lleva a experimentar aburrimiento, al cumplimiento displicente de metas y a contemplar perennemente la posibilidad de conseguir otro empleo pues seguramente es exactamente así: tiene que trabajar por necesidad en un trabajo que no lo satisface cabalmente. Y el tercer tipo son aquellos que han perdido el entusiasmo lo que puede llevarlos a un actuar negligente, a síntomas depresivos y desesperanza.

Al margen del interesante método con que los autores han obtenido estos subtipos (la técnica del cuadro semiótico) y los amenos gráficos que describen el esquema teórico, la  abstracción del fenómeno del burnout soslayando las características personales del individuo y de su entorno laboral (el que pringa a los trabajadores) resulta algo maniquea y escasa. Pareciera que de aquí al DSM hay sólo un pasito...

Mientras tanto, seguiremos indagando en nuestro alrededor acerca de aquellos términos que perviven en el imaginario popular con más longevidad que los breves lapsos de cada clasificación psiquiátrica y no poseen fàcil traducción intercultural: por ejemplo, la peruana colerina, que tantas tías mías han alguna vez sufrido. De hecho, a ello alude capciosamente el título de esta entrada: Burnout, Surmenage, Nervous Breakdown & Co (lerina). No era otra veleidad más.



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- 'Workplace phobia' y la distancia de la normalidad a la locura

6 comentarios:

Francisco Doña dijo...

Interesantísima entrada, Dr. Cruzado.
Éste es un tema que, como Médico del Trabajo, me afecta especialmente. En su acepción en español, como sabe, el "burn out" se denomina "acoso moral en el trabajo". Y yo (que no soy de los que creen en la combustión espontánea, sino que siempre hay una causa externa que nos "quema") digo (dejando el concepto de "moral" para otra ocasión: Cuando existe acoso hay, por lo menos, un acosado y un acosador. Y me pregunto: ¿Es el acosado un enfermo, o lo es el acosador?
Reciba con éste mi saludo más cordial y mi sincero agradecimiento.

todopsicologia dijo...

¿Pues de que se trata?...De conseguir que la gente acabe desconectando lo que les ocurre de lo que se lo provoca y así conseguir que la rueda siga girando. Efectivamente, el término se entendía, y todos comprendían que habían una serie de condiciones externas que lo provocaban. La idea es llegar a que nadie lo entienda así. Y claro, cada ser humano reacciona de forma distinta, y eso es lo que se pretende clasificar, y mientras tando perdemos el tiempo al no poner soluciones al problema.
Escribí algo al respecto aquí:
http://haymicabecita.blogspot.com/2009/04/el-estres-laboral-si-el-vecinoo-esta.html
Siempre, como sabe Lizardo, en mi linea poco ilustrada, poco elegante, y barriobajera.
Saludos.

José Manuel Brea dijo...

Muchas veces se le da vueltas a la terminología, en busca de nuevas etiquetas, con el pernicioso resultado de enredar y confundir. ¡Cuántos términos no han sido cambiados sin necesidad, en un ansia de superar lo insuperable o de alcanzar una excelencia estéril! No sólo en el campo de la medicina, también en el derecho, la sociología... o incluso la misma lengua como sistema de comunicación general.
En el caso del síndrome del quemado –determinado por agotamiento emocional, despersonalización y disminución del rendimiento personal, con cansancio, irritabilidad, bloqueos cognitivos…–, parece ser incuestionable su dependencia tanto de factores estresantes como de la personalidad individual (a propósito, pensemos en los intercambios que ha habido de ésta con el temperamento y el carácter). Pero independientemente de grados de intensidad o variantes individuales (“no hay enfermedades sino enfermos”), el desgaste implicará astenia (¿neurastenia?), desorden personal y bloqueo de las capacidades intelectuales, posiblemente con más irritabilidad en un colérico y más frustración en un melancólico. En fin, lo demás me parece rizar el rizo, querido Lizardo.
Un saludo cordial.

Lizardo Cruzado dijo...

Le agradezco por el alcance, Dr. Doña, acerca de la interesante conceptualizaciòn del 'Burnout' como acoso moral. La pregunta que Ud. plantea es la màs trascendental para enfocar este problema, sin duda. Un atento saludo.

Lizardo Cruzado dijo...

Gracias, Jesùs, por su aporte. Tal parece que hacer abstracciòn del 'Burnout' sin considerar las causas que lo engendran puede ser un ejercicio intelectual interesante pero a la larga tendencioso y riesgoso. Ojala tal no ocurra. Un atento saludo.

Lizardo Cruzado dijo...

Meridianamente clara tu opinión, Amigo José Manuel, no podemos sino concordar con ella y agradecerla. Un fraternal saludo.