Bruno Bettelheim (1903-1990), connotado psicoanalista judío, austriaco de origen y nacionalizado norteamericano, fue autor de varios famosos libros entre los que destacan: The Empty Fortress: infantile autism and the birth of self (1967) y The Uses of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales (1976).
Este último, cuya traducción al español fue titulada Psicoanálisis de los cuentos de hadas, concitó atención del publico especializado y masivo por lo cercano del material de estudio y la peculiar interpretación que se daba a las tradicionales fábulas. Por cierto, no era la primera incursión del psicoanálisis en la interpretación de consejas infantiles -antes lo hizo también Erich Fromm- pero en el caso específico de la historia de la Caperucita Roja, Bettelheim le dedicó 18 páginas de su libro: en su perspectiva la inocente Caperucita no era tal sino una nínfula de sexualidad en ciernes, conflictuada entre su 'ello' de naturaleza animal y el superyó, al punto que en el fondo ella apetecía ser seducida por el lobo -representación del padre- siendo tal seducción representada por el acto en que el animal la devora.
Este último, cuya traducción al español fue titulada Psicoanálisis de los cuentos de hadas, concitó atención del publico especializado y masivo por lo cercano del material de estudio y la peculiar interpretación que se daba a las tradicionales fábulas. Por cierto, no era la primera incursión del psicoanálisis en la interpretación de consejas infantiles -antes lo hizo también Erich Fromm- pero en el caso específico de la historia de la Caperucita Roja, Bettelheim le dedicó 18 páginas de su libro: en su perspectiva la inocente Caperucita no era tal sino una nínfula de sexualidad en ciernes, conflictuada entre su 'ello' de naturaleza animal y el superyó, al punto que en el fondo ella apetecía ser seducida por el lobo -representación del padre- siendo tal seducción representada por el acto en que el animal la devora.
Para Bettelheim era incuestionable que el color rojo de su vestimenta era manifestación de los deseos sexuales inconscientes de la niña: estos eran tales que la muerte de la abuela también era ansiada pues constituía representación del deseo infantil de desplazar a la madre como objeto único de deseo del papá. Adicionalmente, también el leñador que salva a Caperucita era un ícono paterno: el acto de abrir el vientre del lobo evocaba el embarazo y el parto contaminado por el relente del incesto. Ni más ni menos...
El otro texto clásico de Bettelheim, The Empty Fortress (La fortaleza vacía), establece una analogía al constructo de la madre esquizofrenógena, esto es, la teoría psicoanalítica que postulaba como causa de la esquizofrenia una relación anormal con una madre patológica. Bettelheim afirmaba -junto con otros autores psicoanalíticos- que la causa del autismo era la frialdad y distanciamiento afectivo de la madre del bebé autista, una especie de 'madre congeladora' que tornaba a la criatura en un ser con su vida psíquica vertida enteramente hacia su interior con total distanciamiento del mundo circundante.
Uno de los ejemplos del estudio clínico de los casos atendidos por Bettelheim era el de una criatura, diagnosticada como autista, que repetía continuamente "weather, weather..." y exigía constantemente ver en televisión el canal del clima (weather). Bettelheim analizó esta palabra en sílabas así: we - eat - her. Y concluía afirmando a partir de ello que la criatura estaba convencida de que sus padrea la odiaban al punto de querer devorarla (we eat her significa: nosotros la comemos).
Luego de su muerte en 1990 (se suicidó), el prestigio de Bettelheim ha sido sumamente cuestionado y atacado. No sólo por haber sido de los más intransigentes analistas freudianos de su época -refería que los ataques a su teoría eran precisamente de los padres de los niños autistas 'incapaces de reconocer su propia responsabilidad'- sino por falseamientos que habría hecho de sus propios méritos y trayectoria y logros: llegó a afirmar que curaba al 85% de los autistas que trataba, que Freud había bendecido su obra, que Eleanor Roosevelt intercedió para que los alemanes lo liberen del campo de concentración donde se hallaba, entre otras perlas.
Ecce homo. (Pero al menos Don Bruno no creó una corriente psicoanalítica veleidosa ni se subió oportunistamente al carro de las neurociencias).
ENLACES:
- Gardner M. Little Red Riding Hood – Bettelheim’s Analysis Summarized. Skeptical Inquirer. Sept., 2000.
Referencia:
- Gardner M. Are universes thicker than blackberries? Norton. New York, 2003.
5 comentarios:
...y con lo lindo que es el color rojo... me pregunto qué nos diría don bruno si le dijéramos que caperucita no compró su caperuza sino que lo hizo la madre y que el color lo escogió el padre... hum...
¿y los que usan camisas rojas? ayayayay
A la caperutita de la foto yo tambien le daba un bocado psicoanalítico.
Interesante y pintoresca entrada.
Saludos.
Hoy estuve en Amazonas y vi un par de ejemplares del libro de Bettelheim sobre los cuentos infantiles.
Otro exponente más de la pseudo ciencia, que inserta fragmentos de chapucería en medio de una brillante carrera de investigador. El razonamiento alrededor de la palabra "weather" es de un patetismo tan infinito, que parece producto de una sinapsis pudendo-cortical (como casi el 90% de los postulados psicoanalíticos). Me hace recordar el sistema de razonamiento del huachafísimo Dan Brown (El código da Vinci). Santo grial - Saint Grial - SaintG rial - Sang Rial - Sang Royal- Sangre Real. Es decir, no estamo buscando la copa donde ese personaje de ficción llamado Cristo celebró la última cena, si no al cuerpo que contiene la sangre de sus descendencia.
Sobre el color rojo y la caperucita, prefiero las acertadas disquiciciones de Desmond Morris en "El mono desnudo", sobre el "baton rouge", que indica labios vaginales listos para la cópula.
Sin duda lo de Morris puede ser una especulación más sustentada, véase sino a nuestros parientes primates. Iremos a 'Amazon' sin falta. Gracias a todos por sus comentarios.
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