Noticia reciente en el diario español El País nos informa de una original exposición pictórica en Portugal. Allí se ha habilitado, en el Centro Hospitalario Psiquiátrico de Lisboa un pabellón (Pavilhão 31), para exponer los trabajos de sus propios pacientes participantes en los talleres de pintura junto a la obra de artistas plásticos connotados, como una forma de abrir las puertas al público y a la desestigmatización de las personas con trastornos mentales.
En esta ocasión, un artista mediático como el norteamericano Jeff Koons, tan polémico como frívolo, de popularidad tan abultada como su cuenta bancaria, fue invitado por uno de los curadores del taller y accedió a enviar cuatro fotografías suyas tipo póster (las que se pueden observar en la página web del autor, sin mencionar el desmesurado el precio de ellas).
Art Magazine Ads (Litografía, 1980) una de las obras de Koons exhibidas en Pavilhão 31.
Koons constituye lo que Vargas Llosa apostrofa en La civilización del espectáculo como la banalización de la cultura. Un artista que alcanzó la popularidad en la década de los 80 elaborando porcelanas de él y su esposa la actriz porno Cicciolina en posturas de coyunda, cuyas obras se fabrican en serie en talleres industriales y que, a diferencia de otros representantes de lo pop y lo kitsch, sí se considera un genio de las artes plásticas (inclusive tiene una agencia de publicidad contratada para promocionar su imagen), es quien ahora es presentado al lado de José Ribeiro, un hombre esquizofrénico de 45 años internado hace años en el Centro Hospitalario Psiquiátrico de Lisboa, mutista, evasivo, ensimismado, pero que durante varias horas al día elabora caricaturas y bocetos con bolígrafo de seres que huyen señalados por flechas o son devorados por un can enorme o se extravían en desiertos áridos dándose martillazos en el pene.
El artículo de Jiménez Barca en El País grafica con elegancia el contraste entre lo vacuo y desubstancializado del arte de Koons y la sencilla y humana actividad plástica de Ribeiro, no como una comparación de calidades y menos de precios (es tan fácil confundir valor con precio), sino resaltando el lado ético, de actitud y espíritu entre ambos. Hace siglos, el primer hombre que trazó imágenes en la pared rocosa de las cuevas de Altamira, sin duda no fue un antecesor de Koons sino de Ribeiro.
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ENLACES:
- La noticia en el diario español El País (05.10.2012).
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2 comentarios:
Excelente iniciativa.
Aquí se debería hacer algo igual.
Saludos,
B.
El Instituto Nacional de Salud Mental, tiene la palabra, antes de fin de mes seguro habrán novedades.
Y que venga Koons y un par más.
Saludos.
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