jueves, 8 de abril de 2010

Ciertas 'neuromodas'







Steven Pinker en su bestseller 'How the mind works', nos recuerda un aspecto de la psicología del arte imprescindible antes de abordar su estudio: el arte no es sólo explicable por una psicología de la estética sino que además requiere el entendimiento de una psicología del status. Desde la perspectiva de la psicología evolucionista que ejerce Pinker es incomprensible una actívidad intrínsecamente inservible para la reproducción o la supervivencia. Así propone ejemplos de cierta futilidad del arte cuando éste no se halla estrictamente ligado a la estética sino a la moda más casquivana; adjetivos de tendencias que luego de su momento perviven como menoscabos estéticos, verbigracia: gótico, barroco, rococó;  o grupos elitistas donde es imperdonable mal gusto admitir que se prefiere la música salsa a Mozart  aunque sí se tolera ser ignorante de toda formación científica aunque sea ésta necesaria para la salud individual o la política pública.

Obviamente, Pinker lo subraya, la mención de estos hechos no pretende denigrar al arte sino clarificar el tópico de estudio, esto es, cribar lo veleidoso y epidérmico del fenómeno artístico para concentrarse en lo auténtico y perdurable de él.

Traemos a colación este introito pues leíamos una entrada en el Guest Blog de Scientific American que se titula Can brain scans help us understand Homer? (Podemos traducirlo como '¿Las neuroimágenes pueden ayudarnos a entender a Homero?').

John Horgan, su autor, reporta cierta reciente tendencia de académicos de humanidades y letras que buscan inspiración en las neurociencias para sus artículos e investigaciones. Enumera como ejemplos flamantes estudios sobre la teoría de la mente aplicada al análisis de las novelas de Jane Austen o desarrollos de la teoría del gen egoísta como nueva exégesis para El Quijote. La pregunta de Horgan no peca de retórica: ¿Se emprenden estas investigaciones por genuina curiosidad intelectual o por mero afán de figuración, engrosamiento de currículo y obtención de grants?

Ciertamente de un tiempo a esta parte se puede verificar la proliferación del prefijo 'neuro' en las mejores formas y con los más legítimos intereses, entremezclados con otros asuntos del más ligero talante imaginable. El prestigio de las 'neurociencias' es seductor motivo que tienta a colocar el prefijo 'neuro' como un timbre de distinción y modernidad. En alguna entrada antes habíamos enlazado a Tizón J. ¿Por qué 'Neurociencias' y no 'Psicociencias'? Godzilla y Bambi en el reino de la epistemología y es pertinente hacerlo nuevamente.

Por supuesto, como en otras ocasiones, se impone rescatar lo inmensamente valioso de las nuevas perspectivas y tecnologías pero separando la paja del trigo; aunque el artículo de Horgan es puntual, su reflexión es extensible a otros campos del conocimiento y quehacer humano y a sus respectivos cultores y profesionales. El remate es antológico: 'Humanities scholars can best serve the humanities—and humanity--by being informed, articulate critics of science, not naïve worshippers or imitators of it.'







Enlace:

- Can brain scans help us understand Homer? por John Horgan, en Scientific American.
 

5 comentarios:

LoBocAs, locas, boludas y casi asesinas dijo...

Hola y buenas noches, permítame usted este comentario, me llamó la atención que gente especialista en la mente, intente siquiera poder bucear en cuanto al arte se refiere, ya que sanos y los no tanto, suelen tener capacidades artísticas entendiéndose por arte a aquello creado con "hemosura", si bien una mente con alguna patología puede hacer ARTE supongo debe ser porque en algun lugar inconciente debe estar guardado el recuerdo de una mente sana anterior.
Sería que ese arte le nace de un patron que sigue estando bien en algún punto, y lo desarrolla desde ahí.
De lo contrario es lo que hoy vemos, que suele confundirse el arte con cualquier cosa que hagamos, a mi parecer eso es manifestación pero no es arte.
El arte va ligado a un minimo intelecto y una minima capacidad de la percepción, sin importar en esto la cultura que la persona tenga pero si, insisto, debe tener intelecto que la lleva a querer crear de otra manera solo plasmaría su caos hacia afuera, que tambien es aceptable pero no es arte.
Disculpe usted mi atrevimiento y reciba nuestro saludo de las LoBocAs de Bs.As.

todopsicologia dijo...

Y lo que es arte, amigo lobocas, seguro que nos lo vas a explicar tu, que eres un sano.
Mira, bajo mi punto de vista, precisamente las mas maravillosas obras de arte, han sido producto de las visceras, de un mundo emocional particular, raro (como escaso), excepcional, que además posea la cualidad tambien escasa de poderlo y quererlo expresar sin cortapisas. Me parece que especialmente en el arte, la intelectualidad está sobrevalorada.
Hay cuadros, poesias, esculturas, que o los miras, escuchas y tocas, con esas vísceras de las que hablo o no vas a ser capaz de apreciarlo.
Por otra parte, al menos yo, me pregunto que es eso de estar sano, porque, francamente, la definición de la OMS, se me queda corta y me parece absurda.
Por otra parte, me estoy acordando del los Fractales, algo de una estética muy interesante, que no se si se podría denominar como arte, pero que es la expresión del orden del caos por el caos mismo.
Saludos.

Lizardo Cruzado dijo...

LoBocAs:
Gracias por tu interés y tu visita. Qué es el arte, no podría sino balbucear alguna simpleza. Indudablemente en su pos hay diversos amagos que conviene aquilatar en la apropiada dimensión.
Estoy de acuerdo con lo visceral -al igual que Jesús Castro- como uno de los modos del arte con que me identifico.
Un saludo, desde Lima, Perú.

Gustavo Psicólogo LP dijo...

Bueno, me parece que el post no pretende hablar tanto del arte como de la vanidad (intrínsecamente ligada a la necesidad de estatus y brillo social, no conoce límites: arte, cultura, ciencia y seudociencias). Por totro lado, ejemplos de neurofrivolidades terminológicas: Neuroeconomía, neuromarketing, programación neuro-lingüística, neurolaw...y las que irán apareciendo.

Lizardo Cruzado dijo...

Así es, Gustavo, y sin duda ya viene la 'neuropoesía'. Se me mueve el piso, se me mueve...