sábado, 20 de febrero de 2010

La demencia y los retratos de William Utermohlen






Dentro de la muy discreta celebración del aniversario del Departamento de Emergencia do laboro, lo más memorable ha sido la mención del caso de William Utermohlen, que no habíamos conocido en su momento y cuya historia merece reseñarse.

Utermohlen, norteamericano de ascendencia germana pero radicado en Inglaterra desde sus años juveniles, fue un correcto pintor que cultivó de prominente modo el autorretrato. En 1995, a los  62 años de su edad, fue diagnosticado de enfermedad de Alzheimer -comúnmente llamada demencia senil-. De aquella época es Blue Skies (Cielos azules), la imagen que preside esta entrada: una misteriosa ventana se abre en el cielo raso mientras el artista, abstraído, parece aferrarse a la mesa y la silla que se desvanecen en el espacio.

Posteriormente, y a medida que la enfermedad progresaba, la memoria de Utermohlen se fue extraviando con las imágenes y presencias de toda una vida mientras frenéticamente trabajaba su propio rostro en el lienzo. Las sucesivas pinturas muestran el desgaste indetenible de sus facultades:

Autorretrato de 1996

Autorretrato de 1997

Autorretrato de 1998

A medida que el olvido invadía los claustros de su mente, no sólo arrebatándole ya sus experiencias trascendentes sino hasta la diminuta sapiencia de cómo abrir una puerta o abotonar una camisa, la imagen de su rostro se desvanece, como si se le hubiese olvidado también su propia cara o los pinceles hubiesen devenido incomprensibles artefactos de un mundo perdido.

Erased self-portrait, (1999)

Su último retrato es del año 2000. No hay ojos. Una grieta divide la faz. No hay color. La boca se cierra en la mínima expresión de un trazo. La demencia ha cumplido su empresa crudelísima.

Último autorretrato (Head, August 30th, 2000)

Antes de su fallecimiento, una exposición de las pinturas de Utermohlen, incluyendo sus autorretratos, recorrió Estados Unidos patrocinada por la Alzheimer Association. La muestra tenía como finalidad difundir el conocimiento y sensibilizar a la población sobre este padecimiento. Paradójicamente, nunca antes Utermohlen había sido objeto de atención mediática alguna.

Con su esposa Patricia.

William Utermohlen falleció el año 2007 por complicaciones de su mal. La enfermedad de Alzheimer es la forma de demencia más frecuente. Su prevalencia se incrementa con la edad y afecta actualmente a casi el 0,5% de la población mundial.


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8 comentarios:

sin pepas... dijo...

cuando se ve la cifra así: 0.5% parece nada, y en verdad pienso que es así. creo que esas cifras no están al corriente. en muchos países -incluído el nuestro- los ancianos fallecen sin diagnóstico ni atención especializada. a veces nos enteramos de ellos por la negligencia criminal en que incurren los familiares (si los tienen) o el abandono en que sobreviven. en aldeas alejadas, no los llevan al hospital, los tienen en casa como una carga y cuando fallecen, simplemente los entierran y ya, no hay datos

humor negro el que practicaban los médicos dominicanos durante el tiempo de trujillo al estampar en los certificados de defunción "paro cardíaco" ¿? varias décadas en blanco para las estadísticas que dejaron para los suyos. conozco muchos que tuvieron abuelos, tíos abuelos, conocidos que sufrieron ese mal (y otros muchos) pero que nunca se puso en un papel el diagnóstico. ignoro las razones por las que se obraba de esa manera, pero sí sé que era un mandato "de arriba"

interesante que enlaces uno de los relatos más sensibles de beto y que en un colegio limeño, leerlo a los alumnos le costara el puesto a un maestro, ayyy

Lizardo Cruzado dijo...

Puede parecer poco pero 0,5% de la población mundial es una cifra grande, y si tenemos en cuenta el subregistro, sería más grande aún. De hecho, año tras año seguirá incrementándose.
Efectivamente la condición de las personas demenciadas es penosa -como muchas veces también la de las personas cuidadoras-.
Los textos de Beto Ortiz, cuyos padres han padecido Alzheimer, son conmovedores y como siempre, muy bien escritos.
Muchas gracias por tu comentario.

Tony Chávez Uceda dijo...

Este post me ha traido a la memoria mi tesis de pre grado, hecha en psiquiatría. Uno de los criterios de exclusión era padecer de demencia, y para diagnosticarla se aplicaba el archiconocidísimo test "Minimental".
El test en cuestión parece un juego de niños, pero cuando uno se pone a pensar en la complejidad de las estructuras que intervienen en la ejecución de cosas tan sencillas como dibujar un cuadrado o recordar tres números, se maravilla ante la fragilidad de dichas estructuras, su dependencia e interacción con tantas cosas. Su organicidad y materialidad, tangible y observable, tanto en la maravillosa serie de cuadros que has colocado como en aquellos poliedros destartalados, y oraciones vacilantes que me tocó ver en mis recordados pacientes estudiados.

Lizardo Cruzado dijo...

Así es, Tony, nos acostumbramos al cotidiano rendimiento de nuestra mente y nuestro cerebro pero hasta las más prosaicas actividades son cosa de deslumbramiento y maravilla. Me perdí tu tesis, amigo, en aquella época estaba yo fuera de Trujillo y me alegra enterarme que fue hecha dentro del campo psiquiátrico. Un gran abrazo.

BLUE dijo...

A raiz de un trabajo en la Universidad me acerque a esta enfermedad y desde alli se convirtio en la mas temida para mi. Llegar a alejarme de mis libros, de mis escritos, olvidarlo casi todo sino todo se volvio algo aterrador para mi..pero siempre he pensado que lo mas triste no es la enfermedad en si sino el no tener a tu lado gente que te apoye para luchar. UN abrazo Lizardo. Aun recuerdo ese reportaje tuyo en Caretas cuando ganaste los premios de Poesia.Saludos.

Lizardo Cruzado dijo...

Blueevangelion: si todos viviésemos 150 o 200 años seguramente se verían signos de demencia en todos finalmente, en mayor o menor medida. La persona demenciada llega a no ser consciente de sus propios déficits y es su familia la que asume muchas veces este padecer. De algún modo se cierra un círculo y los hijos acaban cambiándole los pañales a sus padres -si es que hay gratitud, por cierto-. Los recuerdos más recientes se pierden antes que los antiguos y probablemente algún día en mi demencia más me recordaré poeta que psiquiatra. Gracias por tu recuerdo y tu comentario.

Anónimo dijo...

Te lo robo Lizardo muy bueno. Saludos desde argentina

Lizardo Cruzado dijo...

Adelante, estimado amigo, la información es de todos. Cordiales saludos para ti.