miércoles, 3 de octubre de 2012

Psicopatología del ánimo y el ahí...




¿quién se atreverá a condenarme
si esta gran luna de mi soledad me perdona?

Borges






Frecuentemente, ante la pregunta planteada al paciente acerca de su humor: "¿Cómo está Ud?", se obtiene la escueta, desalentada respuesta siguiente: "Ahí..."

- Y dígame: ¿Cómo está Ud.?

- Ahí...

Y una larguísima hilera de puntos suspensivos sigue al "ahí"................................

Una larga hilera como de lágrimas microscópicas que se evaporan en fila india .

Se ha insistido acerca de las diferencias y complementariedades entre las concepciones de ánimo y afecto

Sin embargo, no podemos dejar pasar esta expresión al desgaire.

Estar "ahí..." reverbera como una cosificación del ánimo, se le vivencia a éste ya no como algo vital sino a manera de la experiencia de un objeto inerte y que se puede arrumar, y dado que el individuo encarna su estado anímico, es el mismo individuo quien puede describirse así: en un ángulo del salón, excluido del concierto colectivo cual un instrumento desafinado que ha perdido el compás y se va escurriendo hacia  el silencio.

La respuesta "ahí..." simboliza un ánimo escuchimizado, ya no amplio y airoso, más bien anhedónico y desmotivado que aplastante y melancólico, un ánimo que ya ni siquiera puede aplastar.

"Ahí..." puede significar cualquier parte, cualquier lugar: ese sitio que no es alguno pero en donde se olvidan las cosas intrascendentes, que ya no brillan. Un ánimo de hojarasca.

Estar "ahí..." y ya no "aquí". No hundido, sino desperdigado; no sumido, sino arrojado; no sepultado sino esparcido.

Y aunque es obvio que no debe circunscribirse la descripción del ánimo a "lo que dice el paciente", pues sino anotaríamos simplemente en la parte correspondiente a ello en el examen mental: ÁNIMO: "ahí....", cuántas cosas pueden significar ante la pregunta acerca del estado afectivo estas tres letras.



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2 comentarios:

José Manuel Brea dijo...

Mucha información puede dar la voz entrecortada, o las medias palabras, cuando se aplica la atenta escucha activa. Tanta como la mirada en el intento de sacarle jugo a la comunicación.
Gracias por esta original entrada, querido Lizardo.

Lizardo Cruzado dijo...

Ahí estamos, mi querido amigo, ahí...