martes, 29 de junio de 2010

sábado, 26 de junio de 2010

"¿Qué es la razón? La locura de todos. ¿Qué es la locura? La razón de uno."




Giuseppe Rensi (1871-1941)


"¿Qué es la razón? La locura de todos. ¿Qué es la locura? La razón de uno." Ésta es la frase que ya hace tiempo encabeza como lema esta bitácora, su contundencia de ardoroso dicterio reclamó nuestra selección y allí hela, hecha oriflama. ¿Dónde la leímos? En 'Introducción dialéctica a la Psicopatología', libro del soslayado psiquiatra hispano Bartolomé Llopis  -increíble, ni siquiera tiene entrada en la hacinada Wikipedia-. ¿Y quién es el autor de la apreciada frase? El asimismo relegado filósofo italiano Giuseppe Rensi -quien tiene, sí, su respectiva y cumplidora entrada en idioma italiano-. 
  
Rensi, además de filósofo y luchador social, fue jurista y ocupó la cátedra universitaria en distintas oportunidades aunque, fiel a su consecuencia intelectual e integridad de pensamiento, sufrió persecución y hasta carcelería por varios regímenes, incluyendo la dictadura de Mussolini. Su amplia producción escrita lamentablemente ha sido vertida escasamente al castellano. (Léase sobre él: 'Voz y disidencia: La configuración del espíritu filosófico europeo entre los siglos XIX y XX', de S. Givone, p.35)  Rensi murió durante el bombardeo aliado de Génova aunque no víctima de la metralla. Su lápida fúnebre reza graficando plenamente su trayectoria vital: «Et si omnes, non ego».


 
Bartolomé Llopis (1905-1966)


Bartolomé Llopis también sufrió las consecuencias de su militancia -fue médico del ejército republicano- durante la guerra civil española. Resultó inhabilitado inclusive para el ejercicio médico por algunos años y justamente en ese lapso, inicios de la década de 1940 cuando hubo de trabajar como telegrafista, publicó sus trascendentes aportes sobre la psicosis pelagrosa -recordemos que la pelagra es una enfermedad carencial por déficit de niacina, una vitamina del complejo B-.

El estudio de Rafael Huertas: "Hambre, enfermedad y locura: la aportación de Bartolomé Llopis al conocimiento de la psicosis pelagrosa" (Frenia 2006; Vol VI- Ver en pdf) describe con excelencia la circunstancia histórica y la acuciosa observación y análisis de los casos de psicosis pelagrosa en el penoso entorno de racionamiento y carestía de Madrid sitiada. A partir de tales trabajos, Llopis sería un pundonoroso defensor de la teoría de la 'einheit psychose' o psicosis unitaria (pero eso ya es otra historia).

La 'Introducción dialéctica a la psicopatología' -obra que editó póstumamente su hijo Rafael en 1970- estaba llamada a ser la obra cumbre de Bartolomé Llopis. Su fina y vasta cultura filosófica enriquece el estudio de la psicopatología y ofrece valiosos hallazgos. De la tercera parte: Teoría del conocimiento y psicopatología, de enjundioso análisis epistemológico,  nos permitimos glosar estos párrafos del capítulo 'El mundo común':

"¿Qué es el mundo común?

Decía Heráclito que, cuando estamos despiertos, vivimos en un mundo común, pero que, al dormirnos, nos sumergimos cada uno en un mundo propio. También decía que si "se  quiere hablar con razón hay que mantenerse firmemente ligado a lo que es común a todos". El enfermo mental, en efecto, lo mismo que el durmiente, se hace ajeno al mundo común, relativamente objetivo y racional, y se hunde en el mundo individual, subjetivo y, por tanto, pletórico de pasión.

¿Cuál es, pues, el mundo que nos es común a todos, el mundo que abandona el hombre para retraerse a aquella íntima soledad? Naturalmente, no se trata del mundo auténticamente objetivo, del mundo "en sí", porque en ese mundo seguimos viviendo aunque nos hundamos en el sueño o en el desvarío, y ni siquiera muriendo se ausenta de él la realidad física de nuestro cuerpo. Con palabras de Kant, podemos decir que no se trata del mundo "en sí", sino del mundo "en nosotros"; no del mundo como "nóumeno", como realidad objetiva, sino como "fenómeno", como apariencia subjetiva. En este sentido, el mundo común es lo que hay de común en el inmenso número de los mundos subjetivos, individuales."

Este mundo común es el mundo normal, dando al concepto de 'norma' el valor estadístico de término  medio. Es, por tanto, el mundo correspondiente al realismo vulgar o natural. No importa que la realidad del mundo común no sea absoluta, objetivamente real, es decir, que esté en gran parte teñida, subjetivada por sentimientos individuales. La objetividad, en este mundo común, no es más que una coincidencia de subjetividades."

Y aquí inserta Llopis el siguiente pié de página: Dado que, en el mundo común, la objetividad es igual a la coincidencia de subjetividades, resulta justificada la afirmación de Rensi: "¿Qué es la razón? La locura de todos. ¿Qué es la locura? La razón de uno." Prosigue luego el mismo Bartolomé Llopis:

"[...]

En suma, el mundo común es lo que hay de común en los mundos subjetivos de todos o la mayoría de los miembros de la colectividad; es el mundo intersubjetivo, pero como subjetivo es fundamentalmente lo emocional, es el mundo de las relaciones afectivas interhumanas, de las emociones que surgen reactivamente en el roce con los demás. Lo que se impone aquí como valor supremo ya no es, como en el mundo subjetivado, la emoción primariamente ligada al estado corporal, a sus necesidades biológicas y a las impresiones cenestésicas provocadas por la enfermedad, sino el complejo emocional asociado a las creencias colectivas: religión, moral, amor a Dios,  a los padres y hermanos, a la patria, etc., así como la hostilidad hacia todo lo que se oponga a ello. Vivir en el mundo común es estar acorde con los demás, vivir cordialmente con ellos (se puede no sólo amar sino también odiar cordialmente). Cordura tiene la misma raíz etimológica que acorde y cordial. El corazón (cor-cordis) es el símbolo del mundo común o normal." 

Desde luego, la obra de Llopis presenta aspectos a partir de los que una lectura zahorí -no la nuestra, claro está- permitiría extraer múltiples luces y controversias, y la frase de Rensi abarca planos que exceden largamente el escuetamente médico o siquiera psiquiátrico. Pero no podíamos terminar esta breve nota destinada a recordar el lema del blog sin la rápida 'googleada' de rigor. No abundan los enlaces que citan el dicterio de Rensi pero, desde una trinchera distinta a la de Llopis mas no opuesta y más bien análoga en su espíritu abierto, un artículo de G. Meraz Arriola: 'La locura en la era de la razón' (pdf) en Encuentro Psicoanalitico de México, se inicia con la feliz frase como invitador epígrafe. Vale leer a Rensi, a Llopis, a Meraz y recordar cómo nuestra concepción de la locura es históricamente relativa, culturalmente circunscrita, socialmente amoblada pero jamás absoluta, como la mayoría de despistados cuerdos ufanamente creemos.



viernes, 25 de junio de 2010

'Diario de un loco', de Nikolai Gogol.







Se disputa acerca de la antigüedad de la esquizofrenia -y desde luego sobre su misma naturaleza como ente diagnóstico-. Aunque alusiones a la presencia de síntomas psicóticos como delirios y alucinaciones pueden rastrearse desde los más remotos textos y tradiciones orales de la humanidad, la especificidad del cuadro de la esquizofrenia con su disgregación, su discordancia, sus síntomas negativos y su lenguaje característico, no es discernible con claridad sino hasta hace aproximadamente doscientos años. Esto es, poco antes de las primeras descripciones médicas de la 'démence précoce', término que acuñara Morel en 1857 y luego, convertida en 'dementia praecox', consagrara Kraepelin. (Fue recién a inicios del siglo XX que Bleuler acuñaría el término 'esquizofrenia', pero esta es otra historia).

Muchas veces, sin embargo, aún antes de la descripción formal por parte de los estudiosos, el observador sensible y meticuloso de la realidad y la naturaleza en derredor, puede ofrecer acabados retratos de fenómenos patológicos de muy diversa índole y que quizá, por estar despojados de la visión ya parametrada del profesional, ofrecen mayor espontaneidad y frescura. Tal es el caso de 'Diario de un loco' de Nikolai Gogol, lograda narración -publicada  en 1834- que muestra vívidamente el desarrollo de un cuadro clínico compatible con lo que sería entendido en su momento como 'esquizofrenia'.

Gogol fue un escritor ruso que murió muy joven -a los 42 años-. Su obra, por tanto escueta, resalta por el fino humorismo satírico que destila. Sin embargo, la vida de Gogol también estuvo signada por la enfermedad mental: luego del éxito de su extraordinaria novela 'Almas Muertas', que debía ser continuada por una secuela de mayor alcance y relieve, Gogol fue víctima de preocupaciones y autorreproches intensos con ansiedades hipocondriformes y místicas -la salvación de su alma como recurrente tema-. En un arrebato de autoexecración quemó los originales de la segunda parte de su novela y falleció finalmente tras continuado ayuno y rechazo de cualquier alimento. Hoy podríamos considerar a su enfermedad como una probable depresión psicótica.

'Diario de un loco' es el relato de la vida de Axenty Ivanovich Poprishchin, un funcionario de la burocracia ucraniana que, a través de las anotaciones en su blog diario íntimo, va mostrando cómo en medio de la rutina de su labor y las pequeñas humillaciones de su vida, surgen en su mente ideas referenciales y erotomaniacas que progresivamente adoptan tintes delusivos. El carácter disparatado de las fechas y la naturaleza arbitraria de sus vivencias es coronado de modo extravagante cuando abraza la delusión de ser el mismísmo Rey de España. Luego deviene su internamiento asilar, donde la penosa experiencia de colisión de su locura con el entorno constituye su aciago final.  

Las obras de Gogol, incluyendo 'Diario de un loco', han sido llevadas exitosamente a las tablas y al cine en diversas oportunidades. Pero ya en su simple y silente lectura podemos recrear la historia cotidiana de muchos de nuestros pacientes desde su imprescindible punto de vista que, como siempre, reclama nuestra usualmente esquiva, lamentablemente morosa atención.




ENLACES:

- Altschuler EL. One of the oldest cases of schizophrenia in Gogol's Diary of a Madman. BMJ. 2001; 323(7327): 1475–1477.

- 'Diario de un loco' de Nikolai Gogol, en Scribd.


miércoles, 23 de junio de 2010

A un mes de la partida de Martin Gardner




Martin Gardner (1914-2010)

Debo haber leído por vez primera a Martin Gardner en los distantes años colegiales. Tal vez 'Izquierda y derecha en el cosmos' ha de haber sido mi primer acercamiento a su amplísima bibliografía y en aquellas épocas heboides, en que se cuestiona todo románticamente, el conocer que dicho cuestionamiento radical -hasta las simetrías mismas cuestionadas, oh deslumbramiento- era no sólo posible, sino real , fue inagotable miel para mis labios adolescentes.

Hace un mes Martin Gardner falleció y su longeva vida nos legó, aparte de múltiples artículos en diarios y revistas tangibles y virtuales, una acrisolada producción de más de setenta libros. Su actividad científica, aunque escueta en grados académicos, por ello mismo le permitió una amplia sed de horizontes y un profícuo cultivo del escepticismo. Su versación iba desde las matemáticas, la filosofía, la divulgación de la ciencia y la física cuántica hasta la literatura de ficción. En él debo haber entrevisto, ávido yo de compensaciones biográficas como siempre, a los profesores de matemáticas que no tuve -teniéndolos- o a los abuelos que tuve -pero no conocí-.

En un momento casi simultáneo y cuando mi escueta visión de la psiquiatría era apenas provinciana y psicoanalítica, el leer '¿Tenían ombligo Adán y Eva?', sobre todo los capítulos dedicados a Freud y su escuela, tuvieron una notable virtud de colirio antilegaña en mí. Cómo no recordar gratamente aquellas lecturas cuestionadoras y críticas. Nunca después, ni siquiera en la formación formal de psiquiatría, hallé esa claridad expositiva y esa sana irreverencia ante los tabúes. Por supuesto, hay que entender que el apogeo del psicoanálisis en el Perú fue relativamente tardío y por ello nuestro timorato y vegetariano modo de afrontar a la vaca sagrada por aquí.

Esos dos textos, sencillos pero límpidos: La deficiente teoría freudiana de los sueños y La teoría posfreudiana de los sueños, los he releído hace poco como quien extrae del baúl caras reliquias luengamente atesoradas. Pero, oh sorpresa, aquel adolescente que yo fui está tan decrépito y en cambio el abuelo Martin Gardner está tan joven, tan viejo verde, tan rozagante de frescor...


Enlace:


martes, 22 de junio de 2010

El gato manipulador








Desgarradores maullidos provenientes de lo más alto de la copa de un árbol han concitado la atención de trabajadores y usuarios del  hospital psiquiátrico donde laboro. En medio de la fina llovizna limeña que acongoja las mañanas, la curiosidad conmovida de aquellos que transitan por la vereda aneja al Departamento de Emergencia, ha permitido atisbar un tierno minino de color caramelo aferrándose a las ramas allá arriba. Son más de cinco metros de altura y el tronco casi vertical del árbol impide a todas luces el descenso del animalito.

Se convoca espontáneamente un grupo de ardorosos amantes de los animales en torno al árbol, se habla de llamar a los bomberos, de acercar una larga vara para que el morrongo baje, de tender rumas de paja para amortiguar el salto y evitar lesiones; algún chusco bromea sobre las siete vidas del gato pero las miradas desaprobadoras lo congelan en el acto.

Un colega valiente llama a mantenimiento y se diligencia el auxilio de una escalera, entre interjecciones admirativas y laudatorias trepa ágil, extiende sus fornidos brazos y en medio de arañazos y ariscos maullidos, se apropia del micifuz. Ha sido salvado el gatito. Menudean los hurras. Se pondera su graciosa estampa felina y el arrojo del héroe. Luego de varios arrumacos, al fin es devuelto al cortejo de gatos techeros que habitan el hospital acechando las sobras de la cocina.

Algunos días después, desgarradores maullidos provenientes de lo más alto de la copa de un árbol concitaron nuevamente la atención de trabajadores y usuarios del hospital psiquiátrico donde laboro. Era el mismo gatito colorado asomado a la más alta rama del mismo árbol en medio de la misma llovizna matinal. La curiosidad es ahora comprensiblemente menor y el grupo de espontáneos también se ha reducido. Con mucha displicencia y gesto mohíno, el mismo colega valiente se encarama a su escalera. No se suscitan los ayes expectantes ni las interjecciones de asombro.  Más bien se murmura sobre la torpeza del gato, su desmañado porte, su necio propósito de aferrarse a las manos de su salvador llenándolo de rasguños, como si no quisiera que lo suelte abandonado en medio del anonimato de los gatos, como si reclamase un nombre, cual si soñase un hogar, -no, imposible, esto sería ya demasiado-. Pero la paciencia tiene un límite.

La llovizna se acentúa en estas jornadas invernales al punto que en la brumosa atmósfera se duda hasta de dónde vienen los sonidos habituales: los pasos, por ejemplo, de los presurosos viandantes, los soterrados  soliloquios de los enfermos, el rechinar de los ventanales, el maullido de algún gato trepado a los árboles...

¿Maullido de gato trepado a un árbol?

Fue ayer. El gatito pelirrojo nuevamente había amanecido encaramado y desde la frondosa copa ofrendaba su lastimero maullido de morrongo desamparado y angustiado. Improvisaba nuevos tonos, fatigaba al máximo su registro gatuno. Pero en vano. Pasaban las horas de la mañana y ningún curioso le dedicaba más que una discreta mirada al paso o un comentario desencantado: para qué se sube pues, cuándo va a aprender. Disipada la bruma de las primeras horas había ya un espontáneo consenso: el gato no ponía de su parte, era evidente, estaba manipulando a la gente y sobre todo al doctor tan bueno que lo había ayudado varias veces. Ah no, a un gato de hospital psiquiátrico se le diagnostica, y es que era tan pero tan clamorosa su conducta manipulatoria: seguro quiere conseguir que lo adopten -se afirmaba- está tratando de llamar la atención -claro está- y por eso siempre se sube al árbol junto a Emergencia, el más visible, ni vuelta que darle, habráse visto, no quiere madurar... Qué gato para manipulador.

El relato aquí se interrumpe y queda sin desenlace -ni moralejas- por displicencia del escriba. ¿Habrá sido adoptado el gato? ¿Se reforzarán pues las conductas manipuladoras de otros gatos en el manicomio? ¿Se habrá preferido cortar el árbol? ¿Se le habrán iniciado dosis bajas de  un antipsicótico atípico? ¿O quizás también un cachito de eutimizante para morigerar sus impulsos? ¿Habrá que redactar un oficio a alguna oficina del  segundo piso con ingerencia en estos complejos asuntos?

O simplemente mañana en medio de la temprana bruma que amortigua todos los sonidos y en el mismo árbol...

O como dijeron un par de residentes: habrá que reportar el caso.






Otras entradas relacionadas en el blog:

- Día de gatos

- Personalidad limítrofe (borderline) y la cacareada conducta manipulatoria


Enlaces:

- El "Dúo de los gatos" de G. Rossini, en el blog 'Tiempo para la Memoria' del colega amigo Dr. F. Doña.

domingo, 20 de junio de 2010

Más gente se suicida los lunes





Puede parecer una perogrullada explicable con sólo necesidad del sentido común el hecho de que más gente, en diferentes latitudes, tanto europeas, americanas y asiáticas, escoja el día lunes para poner fin a sus días.

Evidencia adicional informa asimismo que en los días inmediatamente previos a los días no laborables o festivos, la tasa de suicidios disminuye. Obviamente no se trataría únicamente de días  faustos e infaustos sino de los humanos quehaceres a los que tales días consagramos.

Pero no puedo evitar el mirar al calendario de reojo.  

(Y el calendario de reojo me mira también.)




Otras entradas relacionadas en el blog:




Enlace:


- Plan Prevención del Suicidio - Generalitat de Catalunya.



sábado, 19 de junio de 2010

Postal de invierno










Mi flagrante debilidad por las figuritas me ha vencido nuevamente. Máxime si se trata, como ahora, de postales de nuestro querido manicomio local, cuyo aniversario celebramos hace poco de la manera más discreta.

Aunándonos a la efeméride, queremos compartir el anverso y el reverso de la simpática tarjeta de saludo alcanzada por nuestro bienamado Director General.

La piadosa leyenda -no incluida- al pie del gráfico sobre rendimiento hora-médico, reza: "los cambios de este indicador, reflejarían la menor disponibilidad hora-médico para las actividades asistenciales a favor de las actividades de investigación, función que ha venido priorizándose en los últimos 4 años, ya que constituye una actividad inherente al INSM HD-HN."

En derroche de modestia,  la estadística se suspende en el año 2007 y además se omite el gráfico de las actividades de investigación (sin duda porque su curva en ascenso exponencial no habría cabido en la diminuta tarjeta).

Aguardo anhelante la tarjeta del entrante año. Cierro el álbum. Empieza el invierno.



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viernes, 18 de junio de 2010

'Pues el tiempo no para', poema de José Saramago






José Saramago (1922-2010). Caricatura de Carlín





Pues el tiempo no para




Pues el tiempo no para, nada importa

que los días vividos aproximen

el vaso de agua amarga colocado

donde la sed de vida se exaspera.




No contemos los días que pasaron:

fue hoy cuando nacimos. Sólo ahora

la vida comenzó, y, lejos aún,

la muerte ha de cansarse en nuestra espera.





---oOo---


"Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y esto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera."



J.S.
En: Otros cuadernos.



miércoles, 16 de junio de 2010

Carta de un poeta loco a un poeta cuerdo






Ilustración de 'Les Chants de Maldoror' por Corominas.




En la Sección 'Clásicos de la Psiquiatría' de la Revista de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona aparece este documento. La presentación de C. Ballús reza:

"Hoy publicamos un documento -al margen de objetivos diagnósticos- que, dentro de su sencillez y espontaneidad, nos parece interesante porque planteaba, ya en su época, cuestiones candentes (de interés humano, científico y legal) de las que, en otros términos tal vez, seguimos discutiendo: los límites entre cordura y locura, razones del internamiento psiquiátrico y derechos del paciente, criterios de enfermedad; locura y genialidad, papel y actitudes de la sociedad ante el enfermo mental, etc. etc.

Dicho documento, que reproducimos íntegramente, con la firma N.N. (poeta ingresado, cabe suponer, en la Casa de Orates como dice él mismo, conocida por Manicomio de Nueva Belén de Barcelona) apareció en la Revista Frenopática de Barcelona, dirigida a la sazón por el Dr. Juan Giné y Partagás, en su número del año 1886. Tras su lectura ¡cualquiera diría que ha transcurrido más de un siglo!"


Aunque fueron publicados veinte años antes, se nos antoja traer a colación a 'Los Cantos de Maldoror' del Conde de Lautréamont.

Ambos documentos huelgan de cualquier comentario de este irrisorio y minúsculo escriba.



Enlaces:

- Anónimo. Carta de un poeta loco a un poeta cuerdo. Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2000; 27(3):160-161. (PDF)

- Conde de Lautréamont. Los Cantos de Maldoror. (Vía Scribd).


martes, 15 de junio de 2010

Burnout, Surmenage, Nervous Breakdown & Co.







'Mind Blog' da noticia de un interesante artículo del New York Times (On  the verge of 'Vital Exhaustion'?) sobre el Burnout Syndrome y los términos populares que usualmente solían designar a los estados de fatiga o quiebra 'nerviosa'; aquellos que, con el devenir de la psiquiatría y la psicofarmacología, han devenido en sofisticadas clasificaciones ora de trastornos de ansiedad, ora de trastornos depresivos, (o hasta trastornos adaptativos).

´Nervous breakdown' era el término empleado por la opinión pública norteamericana en la primera mitad del  siglo XX y podía englobar, de modo muchas veces inespecífico, tanto un brote psicótico como una reacción anormal de personalidad, un cuadro de duelo como una crisis suicida. El hecho es que el término era válido, aceptado y comprensible por el común de la población. Al respecto, es interesante revisar en 'Blue to blue' (sofisticado blog ahora reconvertido en Ars Psychiatrica) una propuesta reciente de Alan Schatzberg, presidente saliente de la Asociación Psiquiátrica Americana, para refinar y complicar la terminología diagnóstica de la especialidad de modo tal que su efecto sea proyectar más seriedad y respeto (o esoterismo) sobre la nosología psiquiátrica.

Benedict Carey, autor del artículo que mencionamos, en New York Times, manifiesta que posiblemente el Síndrome de Burnout sea uno de los últimos reductos de la terminología popular para designar el constructo de agotamiento psíquico, de extenuación mental. Vale recordar que el artículo original en que se proponía el concepto de Burnout fue publicado en Journal of Social Issues por el psicólogo Herbert Freudenberger el año 1974 y luego se ha ido popularizando dentro del colectivo de trabajadores de salud (no solamente mèdicos). También vale recordar que burn significa quemar y que usualmente, a no ser que uno crea en la combustión espontánea y los pyrotones, uno se quema desde afuera y por efecto de una fuente externa de calor. Como decimos por aquí cuando uno se quema: 'te pringas'. Es decir: te chamuscas, te calcinas, te carbonizas.

Entonces, si el burnout es indesligable de la fuente externa de calor o calcinación (ergo, el centro laboral con sus peculiares características), ¿cómo así podemos establecer una clasificación de las supuestas características de cada uno de los tipos de burnout sin a su vez estipular las peculiaridades de cada centro de labores? Pues bien, un reciente e interesante artículo en Journal of Occupational Toxicology and Medicine titulado A new definition of burnout syndrome based on Farber's proposal, pretende demostrarnos cómo.

Tres subtipos de burnout son propuestos: el frenético (frenetic), el desaprovechado (underchallenged)  y el extenuado (worn-out). Llama la atención que el primer tipo posee características específicas de determinadas personalidades vehementes, hiperexcitables, que reaccionan redoblando sus esfuerzos ante cualquier circunstancia de lucha, no sólo en el trabajo (¿y de por sí esto será patológico?, nos preguntamos). El subaprovechado piensa que se está desperdiciando su talento en el trabajo que posee y esto lo lleva a experimentar aburrimiento, al cumplimiento displicente de metas y a contemplar perennemente la posibilidad de conseguir otro empleo pues seguramente es exactamente así: tiene que trabajar por necesidad en un trabajo que no lo satisface cabalmente. Y el tercer tipo son aquellos que han perdido el entusiasmo lo que puede llevarlos a un actuar negligente, a síntomas depresivos y desesperanza.

Al margen del interesante método con que los autores han obtenido estos subtipos (la técnica del cuadro semiótico) y los amenos gráficos que describen el esquema teórico, la  abstracción del fenómeno del burnout soslayando las características personales del individuo y de su entorno laboral (el que pringa a los trabajadores) resulta algo maniquea y escasa. Pareciera que de aquí al DSM hay sólo un pasito...

Mientras tanto, seguiremos indagando en nuestro alrededor acerca de aquellos términos que perviven en el imaginario popular con más longevidad que los breves lapsos de cada clasificación psiquiátrica y no poseen fàcil traducción intercultural: por ejemplo, la peruana colerina, que tantas tías mías han alguna vez sufrido. De hecho, a ello alude capciosamente el título de esta entrada: Burnout, Surmenage, Nervous Breakdown & Co (lerina). No era otra veleidad más.



Otras entradas relacionadas en el blog:

- Quemados

- 'Workplace phobia' y la distancia de la normalidad a la locura

domingo, 13 de junio de 2010

50 años de 'Psycho'




Bates: We all go a little mad sometimes.
(He smiles). Haven't you?

Psycho (guión de J. Stefano).




Nuestro Profesor Dr. Guillermo Ladd, impenitente cinéfilo, nos llamaba recién la atención acerca del inminente aniversario, 'bodas de oro' según el calendario ad hoc, del estreno de Psycho, la aclamada película dirigida por Sir Alfred Hitchcock en base a la homónima novela de Robert Bloch. (Es curioso el calendario éste de los aniversarios en que supuestamente el paso de los años es simbolizado por materiales más nobles y resistentes: se pasa por el papel, el corcho, el jebe, la cerámica, la plata, el oro, el diamante, para acabar en, si se cumplen 100 años, ¡el hueso! -qué sabrosa e impecable ironía-).

Por supuesto hay información pródiga en hipertexto respecto a dicha cinta en cualquier venero de internet y la cinefilia no es mi fuerte en lo que se refiere a parafilias, para ser sinceros. Así que recordaré tan sólo haber leído antes la novela de Bloch que la película de Hitchcock y, dado que en la novela no podía imaginar las sobrecogedoras imágenes de la película, más recuerdo la curiosidad al columbrar en los párrafos iniciales a Norman Bates leyendo un libro relacionado con el Perú: The realm of the Incas de Victor von Hagen. Ingenuo e ignaro como tantos en aquella época pre-Google, me satisfice creyendo que Von Hagen y su libro eran una creación de Bloch -a la manera de Borges-, pero ahora vengo a enterarme que no.




Von Hagen existió, claro está, y visitó Latinoamérica y el Perú desde luego, interesándose por las extintas culturas precolombinas: inclusive en recónditos lugares de nuestro país hay aún recuerdos de su paso como en Leymebamba, en la selva del departamento de San Martín. Pero aparte de la sorpresa de encontrar a paisanos de abolengo como los Incas en la novela de Bloch, fue transido de cierto horror que leí este párrafo de la novela en que se cita a Von Hagen describiendo una antigua danza de guerreros incaicos victoriosos:

"El redoble se efectuaba generalmente en lo que había sido el cuerpo de un enemigo; había sido desollado, estirándose el vientre para formar un tambor, y todo el cuerpo actuaba a modo de caja de resonancia, mientras los sonidos salían por la boca abierta; era algo grotesco, pero efectivo."


Vaya, menudo timbal...

Revisando los enlaces de internet, valdría la pena además detenerse en el de Ed Gein, asesino norteamericano de la vida real que inspiró a Bloch en su novela. Su historia es hórrida por demás y, como es usual, supera a la ficción.

Hay una frase de Hitchcock respecto a la psiquiatría que vale recordar: "Tevision has done much for psychiatry by spreading information about it, as well as contributing to the need for it."...  Tirando de los cabellos a la frase podríamos preguntarnos, ¿y qué hubiese dicho de internet el Maestro?

Por cierto, las películas de asesinos en serie y homicidas masivos son temática usual y socorrida por el éxito que conllevan. El horror nos fascina y la amenaza del horror, desde luego. Llama sí la atención cómo los casos psiquiátricos respecto a tal tenor son vistos por Hollywood, la manera confusa y estigmatizada en que se proyecta la imagen de la psicosis confundiéndola con la psicopatía o prodigando el mito de que las personas que padecen enfermedad mental son inevitablemente sujetos violentos y protervos, mientras la evidencia científica es que ello no es tal.

Habrá que revisar entonces la sobrecogedora, la espeluznante, la escalofriante Psycho.

Qué meyo, digo yo.





ENLACE:

- Byrne P. Fall and rise of the movie 'psycho-killer'. Psychiatr Bull 1998; 22: 174-176.

sábado, 12 de junio de 2010

El muchacho que no tenía TDAH del adulto








Un esmirriado estudiante universitario de 21 años de edad acude a la consulta. Se le nota inquieto, tenso, urgido. Las preguntas iniciales de la entrevista, introductorias, destinadas a 'romper el hielo', parecen impacientarlo más. Tamborilea con los dedos sobre su muslo, un botón de su camisa es estrangulado cada veinte segundos. Al grano:

- Un amigo médico me recomendó un test y he salido positivo. Tengo TDAH.

Me muestra una hoja. La recibo y guardo silencio unos instantes sin mirarla aún. Contemplo su rostro angustiado. TDAH: Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

- ¿Y cómo así llegaste a aplicarte ese test?

Parece incomodarse ante la pregunta: eso no es lo importante, me dice su rictus. Sólo espera de mí una receta, me parece entrever.

Le explico que un test no es un instrumento diagnóstico como tantas veces suele pensarse y le felicito por haber buscado una orientación profesional. Le explico también que necesito conocerlo un poco más a fin de tener una idea de quién es él y en quién se ha suscitado la idea de que era necesario dicho test.

Él me explica, dejando respirar al fin el botón desfalleciente de su camisa, que ha bajado su rendimiento académico, siempre desde la primaria él coleccionaba cartones-diploma y ahora no alcanzar semejante performance lo agobia. Su mente vagabundea y rumia preocupaciones mil, su memoria se esfuerza en retener acumulativamente como estilaba antes, se autorreprocha y dentro de esos autorreproches precisamente se halla el ser 'distraído', y dentro de sus aprensiones, el que indiscutiblemente tendría TDAH.

¿Alguna vez ha consumido drogas? Nunca. Indago sobre datos de impulsividad y hallo solamente compulsividad flagrante, prevalente, omnímoda en este buen muchachote en trance de adultez.  Desde pequeño ha sido un escolar modelo, derrochador de agradabilidad, apreciado por profesores y, pese a cierta timidez, poseedor de buenos amigos. ¿Problemas legales? Ninguno, nunca. ¿Entorno familiar? Nada en especial salvo el compartido anancasmo. No veo por dónde el supuesto TDAH. Esa supuesta distraibilidad suya no tiene que ver con el cuco del TDAH. Le explico cómo y porqué.

Ha cesado su tamborileo y noto que va distendiéndose mientras me cuenta que su pasatiempo favorito es la lectura y que ahora tiene entre manos 2666, de Bolaño. Detectives salvajes no ha leído aún, y  le comento que ambas novelas están en internet pero que es poco práctico leer semejantes librotes en una pantalla, y sonrío.  Empiezo a resumir mis impresiones, ahuyento al cucote, nos reímos al leer esa hoja doblada que es su test -cualquier persona aprensiva podría dar un alarmante positivo en ese test y en otros, incluyéndome también-. Ahora él sonríe. Le planteo una explicación abarcativa de lo suyo. Globalmente, no tan sólo su malhadada 'distraibilidad' -más bien un estilo inseguro y reasegurador de asumir ciertos contenidos mentales.

Al final, reiterando y abundando en los malabarismos de los dichosos tests y el TDAH del adulto y en la insidiosa ansiedad que puede corroernos y sorprendernos pese a que forma nuestra naturaleza y llegar hasta a desmoralizarnos un poquitín tantas veces - o un pocotón-, le digo que estoy llano a escuchar su opinión mientras compruebo con una rápida mirada que su botón ha sobrevivido. Lo oigo:

- Doctor -me dice- le creo...

Luego el trámite final, las formalidades de rigor, el retorno a los roles estereotipados y previsibles. Ha terminado la consulta.

Estremecido pienso cuánto, cómo es cada vez más inusual que un paciente a un psiquiatra le diga eso.


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- Dos sorprendentes tests

Ha renacido la Revista de Neuropsiquiatría del Perú



¡Misión cumplida, Maestro!


Nuestro apreciado amigo y colega Martín Arévalo nos ha dado el talán mientras recién alborea el día. La Revista de Neuropsiquiatría (RNP) que Don Honorio Delgado fundara allá en el distante año de 1938, ha vuelto a ver la luz. Luego de un breve lapso tras la muerte de su postrer Director Don Javier Mariátegui y con la animación del Dr. Renato Alarcón, ahora la Revista se halla nuevamente en nuestras manos -o en nuestras pantallas, para decirlo literalmente- y junto a semblanzas de la cimera figura de Don Honorio a los cuarenta años de su fallecimiento se esbozan y avizoran los derroteros para la investigación en salud mental en realidades como la nuestra. Los nuevos directores de la RNP, igualmente un psiquiatra -E. Gastelumendi- y un neurólogo - A. Arregui- como en los inicios, prometen largo aliento a esta nueva etapa.

Obviamente ese nuevo aliento no dependerá sólo de los editores sino de todos aquellos que estamos relacionados con la actividad profesional en el campo neurológico y psiquiátrico. Sólo así podremos evitar que Don Honorio tenga que volver a estremecerse en la paz de su catafalco. Evitémoslo a toda costa. Y celebremos, por cierto, esta jubilosa noticia para los que amamos la Psiquiatría en nuestro medio. ¡Salud!


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miércoles, 9 de junio de 2010

La frase del día




Heart (Foto: Jesskwest)




"DEL corazón sale la luz,
la luz chorrea desde allí por todo el cuerpo, estoy sintiéndola,
lo que pasa es que nadie más puede sentirla..."


E, varón de 42 años,
diagnosticado de esquizofrenia cenestopática.




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martes, 8 de junio de 2010

'Historias de enfermos', (1923) del Dr. Hermilio Valdizán





La figura de Don Hermilio Valdizán (1885-1929), Padre de la Psiquiatría Peruana, merece ser más que la imagen borrosa de ese caballero gordito y de bonachón semblante, perdido en el sepia de los lejanos años de su vida a comienzos del siglo XX.

No hay mejor homenaje a un hombre que fue Maestro como el Dr. Valdizán, que acceder a su obra, a su lectura y su relectura, a esa semilla vivificante que gozosamente él esparció en su breve vida (el mismo Dr. Valdizán gustaba denominarse a  sí mismo como 'sembrador', en irónico desdén de títulos honorarios o copetes académicos).

Ciertamente sus libros son difìcilmente accesibles hoy y el ramplón criterio utilitario prima: menudean las 'listas de libros para sobrevivir al primer año de residencia' que son encabezadas por el Manual del DSM -la clasificación norteamericana de enfermedades mentales- o por algún práctico vademécum psicofarmacológico que saque rápidamente de apuros. Ya no se lee a los clásicos,  Jaspers contempla impávido cómo le crecen los hongos, Conrad enumera sus huequitos de polilla...

Recuerdo hace algunos años cuando una promoción de bisoños residentes fotocopiaba del 'Curso de Psiquiatría' de Honorio Delgado solamente los capítulos dedicados a la psicopatología: el resto no, dado que como argumentaba un novel colega: 'eso ya para qué sirve...'. Horror de horrores, todas las finas descripciones clìnicas de Honorio en los acápites nosológicos de su libro... 'ya no sirven'; talvez porque Honorio no se basaba en los criterios del DSM ni tenía tablas explicitándolos ni se regodeaba en los psicofármacos que eran incipientes entonces. Imagínense.

Ahora ponemos a disposición de Uds. un raro ejemplar de 'Historias de enfermos' del Dr. Hermilio Valdizán, editado en 1923 en las prensas del Asilo Colonia de la Magdalena.  No se trata ciertamente de 'reportes de casos' en el sentido usual del término sino de la impresión empática que en un espìritu sensible forma la dolencia mental del afectado, la comprensión cabal del hombre o mujer enfermos a través de la narrativa de su padecer. Y Valdizán, hombre de fina penetración psicopatológica y de hábil pluma, se despliega solventemente en casos de psicosis, de histeria, de retardo mental, de fobias... Más allá de los estrechos vericuetos de un 'criterio diagnóstico', de una 'especificación de duración o episodio', en las páginas del Maestro asoman las personas, los seres humanos y sus vidas, no meros criterios esqueléticos ni las insuficientes, maniqueas etiquetas.

Ojalá  algún residente lea estas páginas y desde los deteriorados y amarillentos folios, trascendiendo el dilatado tiempo, llegue el mensaje del Maestro con toda su vigencia y todo su vigor. Nuestro querido Don Hermilio se lo merece.

https://es.scribd.com/doc/240396711/Historias-de-enfermos-1923



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domingo, 6 de junio de 2010

Chamico & Floripondio & Burundanga



"Songo le dio a borondongo
borondongo le dio a bernabé
bernabé le pegó a muchilanga le echó a burundanga
les hinchan los pies."

'Burundanga', tema de Celia Cruz.




Inflorescencia y hojas de Datura sp. ('Chamico')

Inflorescencia y hojas de Brugmansia sp. ('Floripondio')

Vaughan Bell, desde Colombia, nos hace nuevamente recordar un elemento de nuestra cotidianeidad, en este caso de nuestra medicina popular: el 'chamico' y el 'floripondio'; especies ambas que forman parte de la flora de varias zonas de la costa y sierra del Perú.

Suele afirmarse en nuestra patria que la infusión de estas plantas se usa  para doblegar la voluntad de las personas, sobre todo de los maridos cerriles y chúcaros: al menos eso escuchaba decir de un tío mío quien supuestamente habría recibido los beneficios -o maleficios- de tales brebajes por parte de su sufrida consorte. He preferido, sabiamente, no intentar el reporte de dicho caso.

El chamico (Datura sp.) y el floripondio (Brugmansia sp.)  son especies relacionadas, siendo la segunda más elevada y frondosa, casi un arbolillo, mientras que la primera es un arbusto silvestre y achaparrado. Ambas flores son de forma acampanada ('trompeta del diablo') pero mientras que las del floripondio son colgantes como campánulas, las del chamico no. Éste último tiene un fruto leñoso y cubierto de espinas también llamado 'manzana del diablo' que el floripondio no ostenta.

El principal componente psicoactivo que se halla en los preparados de estas plantas es la escopolamina, una molécula con actividad anticolinérgica prominente, que sería responsable de alteraciones de la memoria y del estado de conciencia, principalmente. De hecho, a las dosis convenientes, la escopolamina tiene usos médicos como antiespamódico y midriático.

No se sabe con certeza cómo vino a llamarse 'burundanga' a uno de los preparados herbales con esta actividad anticolinérgica. Periódicamente aparecen en nuestra prensa noticias sobre personas asaltadas merced al uso de este brebaje -incluso llegó a decirse que la droga era arrojada al rostro para que fuese inhalada lo que, por una cuestión de concentraciones efectivas parece improbable-: como resultado de ello la víctima supuestamente no recordaría luego nada o sólo borrosamente el episodio aunque  la más llamativa alteración es que la voluntad del intoxicado quedaría abolida al punto de obedecer los dictados de su victimario sin ofrecer ninguna resistencia. Vaughan Bell cita una interesante comunicación breve colombiana en que se reportan casos de esta peculiar intoxicación y se elucubra el posible correlato neurobiológico.

Una rápida búsqueda bibiliográfica revela que en nuestro medio la investigación científica respecto al floripondio y el chamico es  exigua, sino inexistente. Desde aquí expresamos nuestro vivo deseo de que podamos reparar tal desaguisado y revaloremos este recurso nativo. Y si se trata de autoexperimentación, pasen nomás la voz. Mientras tanto nos quedamos con la enorme Celia Cruz: ¡Burundangaaaaaa...!




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ENLACE:

- The tree of drunkenness, por Vaughan Bell, en Mind Hacks.


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sábado, 5 de junio de 2010

'Love in the assylum', un poema de Dylan Thomas






Northville Psychiatric Hospital (Foto: Sebastian T.)



LOVE IN THE ASSYLUM




A stranger has come
To share my room in the house not right in the head,
A girl mad as birds

Bolting the night of the door with her arm her plume.
Strait in the mazed bed
She deludes the heaven-proof house with entering clouds

Yet she deludes with walking the nightmarish room,
At large as the dead,
Or rides the imagined oceans of the male wards.

She has come possessed
Who admits the delusive light through the bouncing wall,
Possessed by the skies

She sleeps in the narrow trough yet she walks the dust
Yet raves at her will
On the madhouse boards worn thin by my walking tears.

And taken by light in her arms at long and dear last
I may without fail
Suffer the first vision that set fire to the stars.






AMOR EN EL HOSPICIO



Una extraña ha venido
a compartir mi cuarto en esta casa que anda mal de la cabeza,
una muchacha loca como los pájaros

traba la puerta de la noche con sus brazos, sus plumas.
Ceñida en la revuelta cama
alucina con nubes penetrantes esta casa a prueba de cielos

hasta alucina con sus pasos este cuarto de pesadilla.
libre como los muertos
o cabalga los océanos imaginarios del pabellón de hombres.

Ha llegado posesa
la que admite la alucinante luz a través del muro saltarín,
posesa por los cielos

ella duerme en el canal estrecho, hasta camina el polvo
hasta desvaría a gusto
sobre las mesas del manicomio adelgazadas por mis lágrimas.

Y tomado por la luz de sus brazos, al fin, mi Dios, al fin
puedo yo de verdad
soportar la primera visión que incendia las estrellas.


(Versión de Elizabeth Azcona Cranwell)
 
 
Dylan Thomas (1914-1953)


'Love in the assylum' en la voz de su autor:




Dylan Thomas, célebre poeta galés, tuvo una vida breve, al igual que su producción escrita. Es, sin embargo, uno de los mayores poetas de lengua inglesa en el siglo XX. Según sus biógrafos fue empedernido alcohólico. Al respecto, el poeta había argüído oportunamente esta frase: An alcoholic is someone you don't like, who drinks as much as you do.



Enlaces:

- Dylan Thomas - Poemas completos. Versión de Elizabeth Azcona Cranwell. (En Scribd).

- Cohen SG, Rizzo PL. Asthma among the famous: Dylan Thomas (1914-1953).  Allergy Asthma Proc. 2000;21(3): 185-95. (En Scribd)

- Post de origen en el blog de Iván Thays.