martes, 8 de junio de 2010

'Historias de enfermos', (1923) del Dr. Hermilio Valdizán





La figura de Don Hermilio Valdizán (1885-1929), Padre de la Psiquiatría Peruana, merece ser más que la imagen borrosa de ese caballero gordito y de bonachón semblante, perdido en el sepia de los lejanos años de su vida a comienzos del siglo XX.

No hay mejor homenaje a un hombre que fue Maestro como el Dr. Valdizán, que acceder a su obra, a su lectura y su relectura, a esa semilla vivificante que gozosamente él esparció en su breve vida (el mismo Dr. Valdizán gustaba denominarse a  sí mismo como 'sembrador', en irónico desdén de títulos honorarios o copetes académicos).

Ciertamente sus libros son difìcilmente accesibles hoy y el ramplón criterio utilitario prima: menudean las 'listas de libros para sobrevivir al primer año de residencia' que son encabezadas por el Manual del DSM -la clasificación norteamericana de enfermedades mentales- o por algún práctico vademécum psicofarmacológico que saque rápidamente de apuros. Ya no se lee a los clásicos,  Jaspers contempla impávido cómo le crecen los hongos, Conrad enumera sus huequitos de polilla...

Recuerdo hace algunos años cuando una promoción de bisoños residentes fotocopiaba del 'Curso de Psiquiatría' de Honorio Delgado solamente los capítulos dedicados a la psicopatología: el resto no, dado que como argumentaba un novel colega: 'eso ya para qué sirve...'. Horror de horrores, todas las finas descripciones clìnicas de Honorio en los acápites nosológicos de su libro... 'ya no sirven'; talvez porque Honorio no se basaba en los criterios del DSM ni tenía tablas explicitándolos ni se regodeaba en los psicofármacos que eran incipientes entonces. Imagínense.

Ahora ponemos a disposición de Uds. un raro ejemplar de 'Historias de enfermos' del Dr. Hermilio Valdizán, editado en 1923 en las prensas del Asilo Colonia de la Magdalena.  No se trata ciertamente de 'reportes de casos' en el sentido usual del término sino de la impresión empática que en un espìritu sensible forma la dolencia mental del afectado, la comprensión cabal del hombre o mujer enfermos a través de la narrativa de su padecer. Y Valdizán, hombre de fina penetración psicopatológica y de hábil pluma, se despliega solventemente en casos de psicosis, de histeria, de retardo mental, de fobias... Más allá de los estrechos vericuetos de un 'criterio diagnóstico', de una 'especificación de duración o episodio', en las páginas del Maestro asoman las personas, los seres humanos y sus vidas, no meros criterios esqueléticos ni las insuficientes, maniqueas etiquetas.

Ojalá  algún residente lea estas páginas y desde los deteriorados y amarillentos folios, trascendiendo el dilatado tiempo, llegue el mensaje del Maestro con toda su vigencia y todo su vigor. Nuestro querido Don Hermilio se lo merece.

https://es.scribd.com/doc/240396711/Historias-de-enfermos-1923



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11 comentarios:

  1. La lectura pausada requiere esfuerzo y la gente está cada vez menos por la labor. Los clásicos son intemporales y, como he podido comprobar, el Dr. Valdizán es un clásico; rastrea, se detiene en los detalles y se hace preguntas en busca de los porqués. No hay nada nuevo ni nada superado; sólo nuevos vientos, corrientes, modas. Volver la vista atrás es bueno para hacer curas de humildad y renovarse. Y es bueno retornar a lo bueno pasado o descubrir por primera vez, como en mi caso, este interesantísimo libro, accesible gracias a la técnica –actual fundamento de progreso– y sobre todo a ti, querido Lizardo. Gracias por ilustrarnos con un maestro de la psiquiatría peruana, hispanoamericana y universal, intemporal como Ramón y Cajal, a quien le dedica tan interesantes páginas. Un abrazo.

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  2. Suscribo las palabras del Dr. Brea, desde la primera hasta la última. Él lo ha dicho todo mucho mejor de lo que hubiera sabido hacerlo yo.
    Gracias, Dr. Cruzado, por el regalo que nos hace con esta entrada.

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  3. Al respecto del cultivo de los clásicos, a mi me salvo la residencia este autor:

    http://www.diariopalentino.es/noticia.cfm/Opini%C3%B3n/20080911/invencion/enfermedades/mentales/4D90B107-1A64-968D-59D44D7AD6E38267

    http://www.priceminister.es/offer/buy/33400151/La-Invencion-De-Las-Enfermedades-Mentales-Libro.html

    La invencion de las enfermedades mentales.Un recorrido por toda la hitoria de la psiquiatría para poder hacerte con una idea de los autores las corrientes y los cambio acaecidos.

    Un saludo. Magnífico post por cierto

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  4. Yo también suscribo tus palabras, José Manuel, no hay que perder el contacto con las elementales fuentes de la sabiduría médica como con cierta frecuencia nos pasa. Un fraternal abrazo y gracias por tu comentario.

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  5. Gracias igualmente, Dr. Doña, es siempre grato recibir sus comentarios y departir con un médico humanista como Ud. Un atento saludo.

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  6. Apreciado colega Benítez, le agradezco la noticia de la obra, la cual se aprecia muy apetecible para ser leída y esperamos hacerlo muy pronto. Muchas gracias por su amable visita.

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  7. El pragmatismo a ultranza se parece a la actividad de rapiña de algunos estudiantes que se abalanzan sobre la fotocopia que les va a garantizar aprobar el próximo examen. La psiquiatria requiere de una enorme ilustración y voluntad bibliófila y erudita. Decir que algun texto no sirve puede resultar pecaminoso en tus quehaceres.

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  8. Muy de acuerdo, Tony, ese espectáculo penoso lo hemos contemplado -y a veces, al menos en mi caso, también he participado de él, ay de mí- y debe hacernos reflexionar sobre lo que hacemos de la educación médica. Despojada de conciencia de sí misma, de la crítica de si misma, reducida al exitismo superficial de aprobar exámenes, ¿a dónde va la educación médica?

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  9. A propósito de bibioífilo y bibliofrénos hace poco han aparecido, lamentablemente allá lejos en España, un par de libros que tienen buana pinta: http://www.melusina.com/libro.php?idg=37686 y http://www.elboomeran.com/obra/525/bibliotecas-llenas-de-fantasmas/

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  10. Fascinantes libros, amigo Ivo, éstos de los que nos das noticia. Y el término bibliofrenia es simplemente delicioso. Muchas gracias.

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  11. Dicen que en el prólogo de Fernando R. de la Flor(*) se lee: el principal síntoma del bibliofrénico: “A medida que se va acercando a la saturación, el horizonte del bibliómano siempre retrocede, pues de modo continuo le salen al paso noticias de libros fabulosos y perdidos, en una suerte de moderna reedición del suplicio de Tántalo“. (*): Autor de Biblioclasmo. Una historia perversa de la literatura

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