lunes, 29 de abril de 2013

Las leyes de Murphy en la investigación psicológica y psiquiátrica



Frenómetro de Lavery, 1907. 



Después de leer una entrada tan reveladora y clara como ésta: "La crisis de la investigación en Psicología" del imprescindible blog Evolución y Neurociencias, donde se revelan los complejos y ambiguos escenarios en que discurre la investigación psicológica - y no solamente la de este rubro, claro está-, es inevitable advertir lo parecido que el contundente epígrafe que encabeza la entrada resulta con las irónicas y pesimistas Leyes de Murphy, inclusive en base al epígrafe podría enunciarse un Postulado de Ioannidis que rece: "La mayor parte de la investigación publicada es falsa".

Es revelador, aunque la humorada reste la necesaria gravedad que merece el asunto, cuántas de las jocosas "reglas" o "principios" de Murphy parecen ser diseñadas ex-profeso para la investigación en los procelosos terrenos de las psicociencias; por lo tanto, sólo luego de leer la entrada antes recomendada se podrá pasar opcionalmente por las siguientes líneas, a manera de corolario liviano y zumbón:

 PRIMERA LEY DE GORDON:

- Si una investigación no merece la pena, tampoco merece la pena hacerla bien.

 LEY DE MURPHY SOBRE LA INVESTIGACIÓN:

- Las investigaciones que realice, sobre todo si son muchas, tenderán a apoyar sus teorías.

 LEY DE MAIER:

- Si los hechos no se ajustan a la teoría, tendrá que deshacerse de los hechos.

 COROLARIOS A ESTA LEY:

1. Cuanto más grande sea una teoría, mejor será.

2. El experimento se considerará un éxito si no más del 50% de los resultados obtenidos debe ser descartado para que concuerde con la teoría.

 LEY DE WILLIAMS Y HOLLAND:

- Si se reúnen suficientes datos, se puede demostrar cualquier cosa con ayuda de la estadística.

 LEY DE PEER:

- La solución de un problema cambia la naturaleza de ese problema.

 LEY DE HARVARD:

- En condiciones rigurosamente controladas de presión, temperatura, volumen, humedad y otras variables, el organismo actuará como le dé la gana.

 CUARTA LEY ACERCA DE LAS REVISIONES:

- Después de cuidadísimos y exactísimos análisis de una muestra, siempre resulta que no era representativa y no se puede aplicar al problema.

 LEY DE HERSH:

- La Bioquímica se expande hasta ocupar todo el espacio y tiempo disponibles en el campo editorial.

 LEY DE FETT SOBRE EL LABORATORIO:

- Nunca intente repetir un experimento que haya salido bien.

 LEY DE WYSZOWSKI:

 - Ningún experimento es reproducible.

 REGLA DE LA EXACTITUD:

- Cuando se está trabajando para encontrar la solución a un problema, siempre resulta de gran ayuda saber la respuesta.

 LEY DE YOUNG:

- Todos los grandes descubrimientos se hacen por error.

 COROLARIO A ESTA LEY:

- Cuanto mayor es la subvención económica, más tiempo hace falta para cometer el error.

 FACTOR DE INUTILIDAD:

- Ningún experimento es un fracaso absoluto. Siempre puede servir de ejemplo negativo.

[subcorolario nuestro: si es que se llega a publicar...]

 LEY DE PARKINSON SOBRE LA INVESTIGACIÓN MEDICA:

- Las investigaciones que tienen éxito atraen las mayores subvenciones, y esto imposibilita las posteriores investigaciones en ese campo.

 LEY DE TENENBAUN SOBRE LA REPLICABILIDAD:

- Los resultados más interesantes tienen lugar sólo una vez.

 PRINCIPIO DE BARR SOBRE LA INERCIA:

- Pedirle a un grupo de científicos que revisen sus teorías es lo mismo que pedirle a un grupo de policías que revisen la ley.

PRIMERA LEY DEL PROGRESO CIENTÍFICO:

- El avance de la ciencia se puede medir por la velocidad con que se acumulan las excepciones a las leyes anteriormente establecidas.

 COROLARIOS A ESTA LEY:

1. Las excepciones son siempre más numerosas que las reglas.

2. Siempre hay excepciones para las excepciones establecidas.

3. Cuando se llegan a dominar las excepciones, nadie recuerda a que regla corresponden.

LEY DE FELSON:

- Robar ideas a una persona es plagio. Robárselas a muchas es investigación.

 LEY DE PARKINSON:

- El progreso de la ciencia es inversamente proporcional al número de revistas especializadas que se publican.




(Tomado de Bloch A. Ley de Murphy y otras razones
 porque las cosas salen mal. México: Diana; 1985.)

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martes, 23 de abril de 2013

Semblanza de Germán E. Berríos



Germán Elías Berríos Marca
(Tacna, PERÚ, 1940)


Germán E. Berríos, uno de los más connotados y conspícuos psiquiatras de la escena mundial, es peruano de nacimiento y específicamente de una provincia al extremo sur de nuestro país, la ciudad heroica de Tacna.

Aunque geográficamente distante pues emigró hace muchos años a Inglaterra donde se desempeña como laureado docente en la Universidad de Cambridge, la amplitud de su sabio magisterio es cercana a todos, así, visita constantemente nuestro país y otras repúblicas latinoamericanas -en una universidad colombiana hay inclusive una cátedra que lleva su nombre- y su palmarés, luengo y frondoso, él lo circunscribe elegantemente a sus cuatro doctorados honoris causa: de la Universidad de Barcelona, de Buenos Aires, de Heidelberg y de la Universidad de San Marcos en Lima, su alma mater y la más antigua de Sudamérica, que lo invistió oportuna y merecidamente con dicho honor. Allí él cursó en su juventud simultáneamente las carreras profesionales de medicina y filosofía, en temprana muestra de su vocación abarcativa y de sus elevadas expectativas y exigencias sobre sí mismo...

La distancia física tampoco es óbice para la prontitud con que Don Germán responde los correos que se le dirigen solicitándole copia de alguno de sus enjundiosos y numerosos artículos científicos, a diferencia de tantos otros que se mantienen mutistas por desinterés o cualquier otra causa: en el caso de Don Germán, a vuelta de pocas horas uno puede recibir la rápida y positiva respuesta de su correo: geb11@cam.ac.uk

Comentar la dimensión de la obra de Berríos excede la capacidad de este sencillo blog (para ello adjuntamos valiosos enlaces al final), pero cualquier psiquiatra que se haya animado a ir más allá del patio trasero del DSM y la psicofarmacología, habrá sabido atesorar en toda su dimensión la vasta y versada producción suya, que abarca las raíces conceptuales, históricas y epistemológicas de la labor psiquiátrica, de modo que nuestra praxis sea realmente consciente de su derrotero, de sus orígenes y circunstancias, de sus conflictos raigales y su complejidad, es decir, mucho más que la psiquiatría inculta y casi iletrada a la que usualmente nos hemos resignado.

Rescatamos del archivo de la Revista de Neuro-Psiquiatría (RNP)  una semblanza sobre Germán E. Berríos de la pluma de Guido Mazzotti, recordado psiquiatra que habitó entre nosotros y fuera uno de los dinámicos animadores de la investigación en nuestro campo y pundonoroso editor de nuestra RNP (a quien dedicaremos una merecida entrada lo antes posible) y que lamentablemente falleció tan joven, con tanto aún por brindar pero habiéndonos ya dado mucho.

En la breve semblanza de Berríos se recoge aquella famosa anécdota sobre las dos tesis que debió elaborar para su obtener su título de médico, corroborando aquello de que nadie es profeta en su tierra. Para fructificar su talento, tuvo pues que hacerse cosmopolita Don Germán. En la presentación de la monumental "Historia de los síntomas de los trastornos mentales",  Héctor Pérez-Rincón califica a Berríos, el autor, como verdadero "monstruo", pues una acepción que el DRAE señala de este vocablo es "cosa excesivamente grande o extraordinaria en cualquier línea." Y sin duda que lo es Don Germán, humano y monstruo, y peruano por demás.


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ENLACES:

- Mazzotti G. Germán E. Berríos. Rev Neuropsiquiatr 1996; 59: 69-71.

- Fuentenebro de Diego F. Crítica de la razón psicopatológica. La obra de GE Berrios. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 1995; 15: 513-526.

- Berrios GE. Heidelberg y Cambridge: historia de dos departamentos universitarios. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2000; 20: 319-330.


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viernes, 19 de abril de 2013

lunes, 15 de abril de 2013

El "grabbing syndrom" y nuestra psiquiatría hoy




El "Grupo del Hospital Obrero" - con C.A. Seguín a la cabeza- en tiempos en que a unos médicos no se les ocurría preguntar cuánto cobrar por enseñar a otros médicos. 



Debe haber sido una tarde del otoño del 2003 cuando, en primer año de la especialización en Psiquiatría, íbamos con otros cuatro colegas para la sesión inaugural de un seminario sobre Sexualidad. El punto de encuentro era el consultorio del Dr. X, un reputado y añoso psiquiatra que se autoproclamaba experto en dichos rubros y que mantenía, por peculiar coincidencia, posiciones ortodoxas y ultraconservadoras en temas de religión y de política. Llegaba yo unos minutos tarde pues el barrio mesocrático a donde debía arribar distaba bastante desde el cono norte de Lima, y cuando imaginando iba alguna ruborosa disculpa que esgrimir tropecé con Hernán, mi colega residente. 

-"¿Qué, también llegas tarde?" -le pregunté sorprendido, pues Hernán, en su anancasmo, era absolutamente incapaz de llegar tarde-. 

Pero la respuesta inmediata no vino de Hernán sino de Félix, quien más allá, apoyado displicentemente en un árbol y con su rictus avinagrado de siempre, espetó: "el doctor dice que no nos va a dar ningún seminario: quiere que la universidad le pague..."

Yo había recién llegado desde la provincia a formarme como psiquiatra: Lima, era pues, mi "extranjero", y aunque había soñado ilusamente que encontraría una comunidad espiritual de psiquiatras prodigando desinteresadamente su sapiencia en todo campo a los bisoños médicos que llegábamos sedientos de ella, me di de bruces con esta situación inesperada...

Ahora cuando la psiquiatría peruana no se halla en uno de sus mejores momentos, carente de un gremio orgánico, con orfandad global de maestros, recuerdo aquel momento de hace una década y me pregunto si Honorio Delgado o Hermilio Valdizán revisaban su billetera antes de departir con los médicos que se formaban a su lado o antes de abrir sus labios para que brotase alguna perla de sabiduría. Y la verdad, es imposible imaginar semejante despropósito...

Y reviso aquel viejo libro "Conversaciones con Seguín", donde Max Silva Tuesta dialogaba apasionadamente con su maestro sobre muy distintos tópicos, entre ellos, el que Seguín denominó "Grabbing Syndrom", y transcribimos:

"C.A. Seguín: "En cuanto al Grabbing syndrom, la frase nació en un momento interesante del grupo psiquiátrico del Hospital Obrero. Durante años había reinado un espíritu de superación médica y humana, en un afán de estudio y de servicio notables. Llegamos a tener el doble número de psiquiatras ad-honorem -que asistían para aprender- que el de los rentados. Por alguna razón, que sospecho pero que, como no estoy seguro, no me atrevo a señalar, de pronto empezó a notarse un cambio. Los miembros del equipo comenzaron a hablar de dinero, de honorarios y sueldos y a mostrar inusitado interés pecuniario. A esto es a lo que  llamé el grabbing syndrom. El verbo to grab no tiene una buena traducción al español. Equivale al grabbelen alemán y significa algo como arranchar (que no es castellano académico), arrebatar, apropiarse bruscamente de algo.

Max Silva: ¿De qué vivían los psiquiatras ad-honorem?

C.A.Seguín: Los psiquiatras que trabajaban ad-honorem en nuestro Servicio pertenecían a dos grupos distintos: los becarios extranjeros, que venían especialmente a Lima para enrolarse en nuestro grupo, y los colegas peruanos. Los primeros llegaban financiados por sus universidades o sus gobiernos (algunos lo hicieron con su propio peculio) lo que les permitía vivir estrechamente. En cuanto a los peruanos vivían del trabajo de sus consultorios y entregaban sus mañanas al hospital. Todos laboraban entusiasta y honestamente, amaban lo que hacían y le aseguro que no se quejaban.

Max Silva: Yo creo que un porcentaje apreciable de médicos sufren del grabbing syndrom. ¿Porqué los noveles psiquiatras que se formaban a su lado tendrían que ser, todos, la excepción? Si tal síndrome no se evidenciaba en la época que Ud. señala, y sí después, es porque a partir de los años sesenta las cosas empezaron a cambiar notablemente. Los grandes cambios de fuera tenían que reflejarse adentro también como otros tantos cambios. Por ejemplo, la concepción de que todo trabajo debe ser remunerado.  Esta sencillísima fórmula, parece mentira, antes de los años sesenta podía haberse escuchado y conocerse de memoria, pero no era imperativo regulador del difícil engranaje de de deberes y derechos. (...) Que la buena nueva haya despertado, además, adormecidas tendencias, como la del grabbing syndrom es harina de otro costal. Si no, ¿cómo se explica que los niños de pecho que se contentaban solamente con el alimento del maestro, de la noche a la mañana, se convirtieran en voraces pirañitas?..."

Y ahora, estos tiempos de management mercantilista e individualista han triunfado -salvo valiosas excepciones- en nuestra psiquiatría. Y ya no sólo en los noveles psiquiatras sino en los viejos y experimentados, pues muchos profesores se alejan de las sedes de formación de residentes impulsados por comprensibles necesidades crematísticas y se recluyen sólo en sus consultas privadas, y el mensaje tácito que queda es "no compartas si no ganas nada, maximiza tu ganancia, lo que importa es lo contante y sonante, no se vive de lirismos..." Y esa prédica cala, sin duda alguna que sí...

Alguna vez escuchamos a una colega referir admirada ante la fortuna de otro médico: "tiene tanta plata que no sabe qué hacer con su plata...", lo cual, bien mirado, trasunta la naturaleza vulgar de aquello penosamente deseado. ¿Se podrá acaso decir: tiene tanta sabiduría que no sabe que hacer con su sabiduría? o ¿tiene tanto eros pedagógico que no sabe qué hacer con él?

No se puede, desde luego, y debemos recordar que Valdizán, Honorio y Seguín, pese a que pudieron haber lucrado con su fama, no lo hicieron, y su legado ha sido realmente trascendente y no un triste plato de lentejas descompuesto a la vera de sus lápidas.

No se trata de predicar utópicos apostolados de retórico misticismo pedagógico, -¿aunque, por qué no?- pero sí de reflexionar sin cinismo sobre aquello que el juramento hipocrático nos impone: "Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica..." ¿Se supone que este juramento no es mero formulismo, verdad?

Enseñar, más que dar pilas de conocimientos, es inspirar motivación, generar expectativa, iniciar cambios, insuflar hálito vital, eso puede malamente medirse en centavos, si se quiere, pero no es la única manera de hacerlo y, desde luego, no es la más justa...¿Quién hace fortuna monetaria dedicándose a la docencia de residentes de medicina? Nadie, entonces algo más es lo que debe animarnos, acicatearnos...

Ya lo decía el mismo Seguín en las entrevistas antes aludidas: "... cuando una persona tiene como único motor anímico el ganar un sueldo, trata de hacerlo de la manera más fácil posible y, por supuesto, piensa siempre que lo que gana es muy poco. No sé de alguien que tenga como único motivo el sueldo, que se manifieste contento con él. El trabajo se convierte, entonces, en una esclavitud..."

¿Y Uds.,  conocen a médicos sufrientes del Grabbing syndrom?



Fachada del antiguo Hospital Obrero, hoy Almenara, cuando allí laboraba Seguín, en aquella época dorada de nuestra psiquiatría.




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Tarjeta navideña del Doctor Mori


martes, 9 de abril de 2013

Habla una muchacha que se ha ahogado





Ophelia (J.E. Millais, 1852)




HABLA UNA MUCHACHA QUE SE HA AHOGADO

Ojalá no hubieran demostrado la cruel clemencia
de rescatar mi cuerpo ahogado del río
que en su paz me sepultó, hasta su superficie
de autopsia, y entierro y formas:
este, que era mi último deseo, podría haberse hecho realidad:
que cuando las olas hubieran arrastrado por fin
los restos de mi carne, el cráneo permaneciese, 
pero trocado en cristal. Las cosas afuera 
que mirara antaño, entrarían flotando
por las cuencas que las miraron: a través
de las cavernas ahuecadas del cráneo, se precipitarían
sólidos peces fosforescentes, donde solo existieran
sus simulacros en el cerebro.




Stephen Spender (1909-1995)
Ausencia presente y otros poemas
(Trad. de Eduardo Iriarte)
Lumen, 2007.




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jueves, 4 de abril de 2013

Hoy en el manicomio








Cuando hay sequía creativa y el tiempo apremia, nada como revisar las estadísticas del blog: resultará una reflexión barata y anodina, claro está, pues se trata apenas de mirarse cuidadosamente, porque sí, el ombligo:

Entrada más visitada: 
Pristiq: el nuevo antidepresivo que no es nuevo, 33 575 visitas: hay que valorar, sin ironías, lo que le debe esta humilde bitácora ¡a la industria farmacéutica! Y además esto debe ser reflejo de la abrumadora prescripción de la desvenlafaxina en nuestros predios, tratamientos del primer mundo para el tercer mundo, eso se llama "globalización"...

Segunda entrada más visitada:
Sus Altezas Reales, las Princesas Ana y Mía, 19 846 visitas: se sabe que los trastornos de conducta alimentaria son cada vez más frecuentes y en la web hay foros incontables sobre ayuda pero también sobre maneras de prohijar y ocultar estos severos problemas; cuántas personas hayan recalado en esta entrada (que no es sino producto de un "cortar y pegar" de un artículo periodístico) buscando orientación positiva o foros nocivos, no podemos saberlo, pero, como hoy se dice: Ana y Mía son "virales"...

Tercera entrada más visitada:
Chamico & Floripondio & Burundanga, 11 169 visitas: un tópico clásico de la medicina folklórica de estos lares y de las creencias brujeriles en "amarres" para el amor esquivo, para "domar" a la pareja chúcara, y especies de esa índole, pues se basa en las propiedades atribuidas a sustancias anticolinérgicas extraídas de plantas aborígenes. Cuántas personas habrán recalado por mera casualidad en este tema buscando a un chamán o curandero que les brinde la fórmula para atrapar al amor esquivo... Ojo, el uso irresponsable de estas sustancias puede originar cuadros agudos de psicosis y delirium... No es gratuito el experimentar con estas plantas.

Cuarta entrada más visitada:
Baltazar Gavilán, un loco de la colonia, 10 981 visitas: la remembranza de un personaje recogido en las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, un artista plástico que enloqueció y murió en manos de su propia creación, con los comentarios sobre el tópico de la pluma de Don Hermilio Valdizán, padre de la Psiquiatría Peruana, ocupan el cuarto puesto en este ránking doméstico. ¿Súbita valoración de la casuística peruana en la historiografía psiquiátrica? ¿Desmadre del interés humanístico en conjunción con el rescate de la patografía como género literario? No, no es para tanto, el tema es solicitado frecuentemente para tareas escolares en nuestro país: esta discreta entrada debe haber ayudado a aprobar el bimestre a muchos chiquillos aburridos en sus clases de Literatura en el colegio secundario y que en una cabina de internet conseguían en cinco minutos su tarea antes de sumergirse felices en su Warcraft.


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Ante la crisis que hoy atraviesa la Asociación Psiquiátrica Peruana (APP), su anomia, su aporía, su entropía acelerada, ¿no sería pertinente recordar, digo yo, aquella carta de renuncia de Loren Mosher a la American Psychiatric Association? ¿Y así de una buena vez fundar con bombos y platillos y matracas, la nueva y gloriosa Asociación Psicofarmacológica Peruana (APP)?

Seguramente ahí si habría mayoría y hasta consenso y rápidamente se amalgamarían voluntades para salir de una buena vez del atolladero donde nos hallamos engolfados (y con múltiples auspicios, además; "unrestricted grants", creo que Big Pharma llama a esto).


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Una señora sola y de cincuenta años, con un hijo mayor y emancipado, deprimida y muy "recomendada" por un amigo no médico desde la provincia, acude a la consulta: detallada anamnesis, prolijo examen mental, abordaje psicoterapéutico de soporte con énfasis en la perspectiva de vida, manejo psicofarmacológico cauto y sopesado, rapport logrado, psicoeducación minuciosa... Al final se sincera y nos dice: "la verdad, yo venía, Doctor para que me de un descanso médico que alargue mi viaje porque me faltan hacer unos trámites por una herencia..."



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