"Ya sea una profesión, actividad comercial o emprendimiento moral, para su funcionamiento, la psiquiatría hace tiempo que depende de la creación, la clasificación y la manipulación de "objetos" exclusivos para su praxis, que actualmente se denominan síntomas, síndromes y trastornos mentales. Según la moda conceptual, la esencia de dichos objetos puede considerarse como : a) tipos naturales, es decir, entidades biológicas como árboles, caballos u oro, o variaciones de los mismos; o b) entidades abstractas o mentales que consisten en símbolos, ideas, mitos, representaciones alegóricas, etc., es decir, en constructos que habitan en la mente, cuyo rasgo distintivo es no depender de una conexión relevante con el cuerpo para su existencia.
A lo largo de la historia, las dos visiones anteriores se han ido turnando para predominar; en nuestra época, la primera, respaldada por la psiquiatría biológica, es la que mantiene una posición de ventaja. Esto es perfectamente comprensible, ya que las consecuencias que derivan de su aceptación encajan muy bien con las necesidades de reificación del capitalismo. Por ejemplo, sostener que el objeto psiquiátrico es una "cosa biológica" permite: 1) que su definición sea completa en términos de "patología cerebral"; 2) que su definición de los límites (es decir, el fenotipo) sea considerada como científica y de valor neutral, y no como una elección humana; 3) que su significado y su simbolismo se consideren como "epifenomenales" y, por lo tanto, no sean "objetivos" terapéuticos primarios; 4) que el médico clínico se conciba como un amanuense "objetivo", como un científico que observa y registra hechos, y no como el miembro de un intercambio dialogal con el paciente; 5) que los médicos clínicos ofrezcan a la sociedad (incluyendo a las compañías de seguros médicos y a la industria farmacéutica) categorías y reglas bien definidas para decidir lo que está mal, lo que es disparatado, dónde invertir, qué pagar, etc.; 6) que se cuente con una clasificación de dichos objetos en términos de las mismas normas taxonómicas que regulan las clasificaciones biológicas (que en este momento consisten en la neurociencia evolutiva especulativa); y 8) que la psiquiatría pueda disfrutar del prestigio y poder de las neurociencias.
De lo anterior se puede inferir que el estado, la praxis y la comprensión de la psiquiatría dependen de cómo se definen los objetos psiquiátricos, a pesar de que el conocimiento sobre los mecanismos conceptuales involucrados en dicha definición es escaso. No está claro porqué debería ser éste el caso. La aceptación fácil y cómplice de la "visión biológica" por parte de los filósofos de la psiquaitría es sólo una explicación para este descuido. Otras explicaciones pueden estar relacionadas con el hecho de que las cuestiones en juego son difíciles de comprender y de que no existe un metalenguaje para abordarlas. "
A lo largo de la historia, las dos visiones anteriores se han ido turnando para predominar; en nuestra época, la primera, respaldada por la psiquiatría biológica, es la que mantiene una posición de ventaja. Esto es perfectamente comprensible, ya que las consecuencias que derivan de su aceptación encajan muy bien con las necesidades de reificación del capitalismo. Por ejemplo, sostener que el objeto psiquiátrico es una "cosa biológica" permite: 1) que su definición sea completa en términos de "patología cerebral"; 2) que su definición de los límites (es decir, el fenotipo) sea considerada como científica y de valor neutral, y no como una elección humana; 3) que su significado y su simbolismo se consideren como "epifenomenales" y, por lo tanto, no sean "objetivos" terapéuticos primarios; 4) que el médico clínico se conciba como un amanuense "objetivo", como un científico que observa y registra hechos, y no como el miembro de un intercambio dialogal con el paciente; 5) que los médicos clínicos ofrezcan a la sociedad (incluyendo a las compañías de seguros médicos y a la industria farmacéutica) categorías y reglas bien definidas para decidir lo que está mal, lo que es disparatado, dónde invertir, qué pagar, etc.; 6) que se cuente con una clasificación de dichos objetos en términos de las mismas normas taxonómicas que regulan las clasificaciones biológicas (que en este momento consisten en la neurociencia evolutiva especulativa); y 8) que la psiquiatría pueda disfrutar del prestigio y poder de las neurociencias.
De lo anterior se puede inferir que el estado, la praxis y la comprensión de la psiquiatría dependen de cómo se definen los objetos psiquiátricos, a pesar de que el conocimiento sobre los mecanismos conceptuales involucrados en dicha definición es escaso. No está claro porqué debería ser éste el caso. La aceptación fácil y cómplice de la "visión biológica" por parte de los filósofos de la psiquaitría es sólo una explicación para este descuido. Otras explicaciones pueden estar relacionadas con el hecho de que las cuestiones en juego son difíciles de comprender y de que no existe un metalenguaje para abordarlas. "
Germán Berríos
Hacia una nueva epistemología de la Psiquiatría
Bs. As.: Polemos; 2011.
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me olvide de preguntarte ¿por que pusiste tu foto de cabeza?
ResponderEliminarHola, Lizardo. Me llamo Ricardo Pellegrini. Tengo un blog sobre psicoanálisis, interpretación científica de sueños y algunos temas derivados de estos otros. El caso es que me gustaría aparecer en tu lista de blogs amigos. Tú ya apareces en el mío. Mi blog: extremoonirico.blogspot.com
ResponderEliminarServido, estimado Ricardo, muy interesante su blog. Gracias por su visita.
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