martes, 22 de octubre de 2013

Sobre internamientos psiquiátricos involuntarios







Una reciente noticia desde el otro lado lado del Atlántico, informa de un paciente con diagnóstico de esquizofrenia que, en su agravamiento, se tornó inconteniblemente agresivo hacia sus familiares. Éstos apelaron a las autoridades respectivas para lograr que pudiese ser hospitalizado en contra de su voluntad pero, debido a dilaciones y procedimientos burocráticos, esto no fue posible. Lamentablemente el paciente terminó asesinando a su propio padre.

La noticia es de hace pocos días aunque los hechos ocurrieron hace cuatro años. Lo penoso y que suscita la información es que los familiares iniciaron un proceso judicial para determinar a quienes fuesen culpables de este drama pero hasta ahora no han hallado tampoco resultados positivos.

La nota periodística revela el calvario de los parientes quienes hace cuatro años apelaron al juez de tutelas quien a su vez los derivó al servicio de atención de urgencias y entre ambas entidades se endilgaron mutuamente las responsabilidades sin dar solución a la situación de riesgo.

A diferencia del Perú, donde la decisión de internamiento de pacientes psiquiátricos es parte de la jurisdicción médica -decide el médico psiquiatra de urgencias solamente o una junta de psiquiatras, en el mejor de los casos-, en la mayoría de países con mayor grado de desarrollo socioeconómico del mundo occidental, la decisión final de hospitalización de un paciente debe ser refrendada por la instancia judicial respectiva. (En nuestro medio, a veces es más la limitante la falta de disponibilidad de camas para los internamientos, sean voluntarios o no).

Aquí se da un encuentro de puntos de vista pues, como sabemos, los métodos y valores de la ley y de la medicina están intrínsecamente en conflicto:  mientras la ley tiene como meta el cumplimiento de la justicia por medio de la resolución de conflictos que se producen entre partes, la meta de la medicina es la recuperación de la salud mediante el consenso entre el paciente y el médico. La ley asume la existencia de un conflicto intrínseco en la búsqueda de la justicia, mientras que la medicina asume un acuerdo intrínseco en el deseo de lograr la salud. Para la ley, el internamiento involuntario es fundamentalmente una restricción de la libertad individual; en la medicina, mayoritariamente, el tratamiento involuntario se considera un esfuerzo dirigido a conseguir que se recupere la salud. Asimismo, mientras la preocupación de la ley ante un posible error supone preferir la libertad de diez culpables antes que el castigo de un inocente, la medicina sostiene que salvar a un paciente de la muerte justifica que, de vez en cuando, pueda producirse una hospitalización innecesaria. Son éticas y principios diferentes. (1)

Existen pues diversos puntos de vista de todos los actores encargados de la atención de las personas con enfermedades mentales severas. No se puede extrapolar a partir de un caso particular y sensible como el que reseñamos, desde luego, y es que como se ha señalado en un tema tan delicado y complejo: si la meta es el individuo, cualquier afirmación general sobre las necesidades asistenciales o terapéuticas de los enfermos mentales carece de sentido.

¿Pero quién devuelve al padre muerto y quién saca al hijo, filicida por su enfermedad, de la penitenciaría psiquiátrica donde se le recluirá 15 años? Ironías del destino, el juez que displicentemente no tomó cartas en el asunto a su debido tiempo, fue jubilado por incapacidad mental y fue internado involuntariamente, esta vez, sin dilación.




(1) Peele R, Chodoff P. La ética del tratamiento involuntario y la desinstitucionalización. En:  Bloch S, Chodoff P, Green SA (eds). La ética en psiquiatría. Madrid: Triacastela; 2010.
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9 comentarios:

  1. Un tema complejo y peliagudo, amigo mío. Me temo que cabe una pregunta sobre el caso. ¿No será la agresión al padre una respuesta, desmedida, a la agresión percibida cuando se intenta encerrarlo?

    He tenido ocasión de observar como los ingresos involuntarios de ciertos esquizofrénicos paranoides son interpretados por estos como agresiones contra su persona por parte de su familia, deteriorando severa y crónicamente, su relación con ellos. ¡Vamos que tampoco hace falta ser Einstein para comprender que un paranoide va a tener este tipo de interpretaciones! A mí, que apriori no soy ni esquizofrénico ni paranoide (o al menos eso creo), me vienen a ingresarme sin yo comprender la causa ni quererlo y mi interpretación no sería mucho más amable con mis captores.

    Por supuesto, como te digo es un tema complejo y con muchas facetas que ni se completa en una única casuística, menos en un ejemplo, ni tiene una solución sencilla (o ya estaría resuelto).

    Una vez más, me gustan los temas que sacas a debate. Un saludo

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  2. Hola Félix:
    Claro, siempre es importante recordar que los pacientes psicóticos pueden creer literalmente que están luchando por su vida, en circunstancias de un internamiento involuntario. Pero tu argumento circular implicaría que la agitación psicomotriz y conductas violentas desaparecerían con la desaparición de los manicomios, y tal no ha sido el caso, en lugares como Italia, donde desaparecieron dichas instituciones, por ejemplo.
    No podemos saber si el infortunado muchacho había sido hospitalizado antes, o si tenía el razonamiento que tú supones perspicazmente. Tampoco queda claro porqué él agredía a otros ancianos de la calle que no querían internarlo.
    Al final, el internamiento involuntario es un último recurso, lamentablemente inevitable a veces, pero la entrada llamaba la atención como los mecanismos que pretenden minimizar su uso indiscriminado pueden llegar al extremo opuesto de lo que se pretendía.
    Gracias por tu comentario y cordiales saludos.

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  3. Muy interesante el post, y un tema muy complejo y difícil de llevar por las personas que conviven con estos enfermos, que se encuentran muchas veces, con una burocracia incomprensible para ellos, que retrasa la ayuda que necesitan tanto los pacientes como sus familiares más directos

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  4. Debe ser una situación límite llevar a un hijo al hospital psiquiátrico, colmados de desesperación y angustia, dado que tanto la locura como la muerte son de las cosas más temidas aunque, a fin de cuentas, la muerte es inevitable. Pero si por añadidura hallamos una estructura burocrática impermeable al dolor humano y apegada al legalismo de papel y tinta solamente... ¿penosísimo, no?
    Gracias por tu comentario y felicitaciones por tu blog, de inmejorable título. Saludos desde Perú.

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  5. LIzardo, por supuesto no va a desaparecer la esquizofrenia paranoide evitando el ingreso involuntario, ¡ojalá fuese tan sencillo!. A lo que iba es a que se trata de un tema complejo y que, en determinados casos, puede jugar un papel de reforzador de las creencias delirantes del pacientes lo cual, me temo, dificulta el poder ayudarle.

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  6. De lo que hablábamos es de la conducta violenta como causa de internamiento involuntario, la esquizofrenia per se no es causa de ingreso involuntario. No hay prueba de que el internamiento involuntario origine las conductas agresivas: es tu opinión, gracias por expresarla. Cordiales saludos.

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  7. y se puede internar involuntariamente a una anorexica?

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  8. En el Perú, en la medida en que se halle en serio riesgo su vida, el médico puede decidir dicho procedimiento. No el familiar de la persona anoréxica.

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  9. Falta mucha regulación en nuestro País con respecto a los internamientos. Personas inescrúpulosas crean o inventan cualquier "diagnóstico" sin siquiera ver al paciente antes. En falsospsiquiatrasperu.blogspot.com se puede ver como personas que ni siquiera son especialistas se hacen pasar como tal con el único fin de obtener dinero ilícitamente.

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