sábado, 3 de agosto de 2013

¿El café puede causar psicosis?






A simple vista parece un exagerado despropósito afirmar que una bebida tan comúnmente empleada pueda tener algo que ver con el desarrollo de cuadros de psicosis, si casi todo el mundo toma café habitualmente y nunca ha estado loco, ¿no?

La psicosis inducida por sustancias es un diagnóstico psiquiátrico frecuente sin embargo la psicosis inducida por cafeína permanece como un raro fenómeno con escasos reportes publicados en la literatura. Sin embargo, hay diversos casos que relacionan el consumo de altas dosis de café con la aparición de cuadros de psicosis en determinados individuos con alguna predisposición no del todo determinada. En la literatura se han reportado casos tanto de psicosis en individuos sin patología psiquiátrica previa así como recaídas en pacientes esquizofrénicos y bipolares, asociados al consumo de elevadas dosis de café o bebidas cafeinadas (sobre todo las ahora populares bebidas energizantes): también se ha advertido que la suspensión del consumo de cafeína facilitó la mejoría en individuos con psicosis crónicas. Incluso en población no clínica -es decir sin ningún trastorno psiquiátrico- bajo efecto de estrés, se ha demostrado que la cafeína incrementa la proclividad a presentar fenómenos alucinatorios.

Desde luego, aunque no hay cifras precisas sobre la incidencia de casos de psicosis asociada al consumo de cafeína, aún una prevalencia baja significaría un considerable número de afectados pues el consumo de cafeína es sumamente extendido -hasta el 80% de la población mundial la consume habitualmente-. También hay casos que apuntan a la posible asociación del consumo de cafeína con el desarrollo de episodios de manía. 

Se ha señalado que dosis de cafeína superiores a 10-15 mg/kg de peso corporal están asociadas ocasionalmente al desarrollo de cuadros psicóticos. El umbral para el desarrollo de intoxicación cafeínica (síndrome compuesto por inquietud, nerviosismo, excitación, insomnio, diuresis, logorrea y pensamiento acelerado, agitación, taquicardia y sensación de infatigabilidad) es impreciso pero se apunta como superior a los 1500-2000 mg.de ingesta de cafeína. Es necesario considerar que la farmacocinética de la cafeína no es líneal pues se satura a dosis entre 250 y 500 mg.  por lo tanto, los consumidores crónicos de dosis elevadas, como nuestra paciente, tendrán niveles séricos de cafeína progresivamente crecientes y acumulativos. Sin embargo, la tolerancia a los efectos de la cafeína se desarrolla con bastante rapidez, tanto a sus efectos de disrupción del sueño como a sus efectos subjetivos y psicomotores, lo que hará menos predecible la respectiva expresión clínica de las dosis consumidas de cafeína.  De hecho, el desarrollo de síntomas de “dependencia” entremezclados con aquellos de intoxicación y “abstinencia” -se entrecomilla dependencia y abstinencia pues tradicionalmente no se aceptaba el desarrollo de dichos síndromes con la cafeína- deviene en la mixtura denominada “cafeinismo” en el que se describen nerviosismo, inquietud, irritabilidad, tremor, calambres musculares, hiperreflexia, insomnio, cefalea, pensamiento acelerado y palpitaciones. Estos fenómenos deben diferenciarse de la psicosis cafeínica donde existe plenitud de síntomas de esa índole, como alucinaciones y delirios y desorganización conductual.

Se conoce que los efectos de la cafeína sobre el sistema nervioso central a nivel molecular consisten en el antagonismo competitivo sobre receptores de adenosina (A1 y A2A), la inhibición de fosfodiesterasas intracelulares, bloqueo de receptores GABA-A y liberación de calcio intracelular, aunque estos efectos son aparentes a dosis sumemente elevadas. Los efectos clínicos de la cafeína son principalmente atribuidos a su antagonismo sobre receptores de adenosina A1 y A2A: en cuanto a este último, su bloqueo produce incremento de la neurotrasmisión dopaminérgica, que a nivel de las neuronas mesolímbicas vendría a suscitar el desarrollo de síntomas psicóticos positivos (de manera más o menos análoga, a la psicosis por estimulantes anfetamínicos o cocaína).

Aparte de lo peculiar e inusitado de estas presentaciones clínicas, que podrían quedar meramente en el arqueo de una ceja ante la anécdota, una arista que cabe resaltar es que a fin de cuentas, la psicosis, la locura, no resulta ser tan ajena ni distante a la experiencia común del ser humano: todos podemos psicotizarnos: todo depende de la sustancia consumida, de la circunstancia vivida, del trauma sufrido, de la constitución heredada, de la quebrada experiencia que nos quepa en suerte. La locura no está al otro lado de un océano de distancia sino hasta en nuestra propia taza de café.




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ENLACES: 

- Hedges DW, Woon FL, Hoopes SP. Caffeine-Induced Psychosis. CNS Spectr 2009; 14: 127-129. (PDF)

-  Cerimele JM,  Stern AP,  Jutras-Aswad D. Psychosis Following Excessive Ingestion of Energy Drinks in a Patient With Schizophrenia. Am J Psychiatry 2010;167:353-353.

- Winston AP, Hardwick E, Jaberi N. Neuropsychiatric effects of caffeine. Adv Psych Treat. 2005; 11: 432-439.





13 comentarios:

  1. Sin embargo, en mi experiencia con esquizofrénicos, toman café como si estuviesen castigados. Quiero decir, compensan la somnolencia y la apatía que le producen los fármacos tomando café casi sin descanso. En el centro los tenían "engañados" y se lo daban sin cafeína pero, a lo largo del día, fuera de allí (sólo iban por las tardes para terapia ocupacional, habilidades sociales y ese tipo de cosas) es de suponer que seguirían tomando café por toneladas sin que nadie les controlase la dosis de cafeína.

    Me parece muy interesante tu reflexión sobre lo cercana que es la "locura". Como muchos otros, estoy inmerso en un proceso de dudas cada vez más profundas sobre los enfoques tradicionales de la psicopatología. Bueno, en realidad nunca me han convencido del todo, pero en estos tiempos en el que las voces discrepantes cada vez son más y más fuertes, la duda toma fuerza. El problema no es la duda, sino la alternativa. De nada nos vale decir que una explicación no sirve si no planteamos otra que pueda ser válida en mayor medida. Por desgracia yo no dispongo de ella. Es por eso que cualquier idea al respecto me resulta sugerente y digna de ser tomada en cuenta.

    Como siempre es un placer muy estimulante el leerte.

    http://datoblandoneurona.wordpress.com/

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  2. Hola Félix:
    Muchísimas gracias por tu comentario. Efectivamente, las personas con esquizofrenia suelen consumir más café, aunque hay diversas variables que influyen en esta situación lo cual muchas veces produce resultados contradictorios en distintos estudios. Es interesante que en algún trabajo experimental y controlado la administración intravenosa de cafeína sí produjo incremento de la sintomatología psicótica. Pero falta mucho más por investigar: lo interesante viene más bien, al menos es el tenor de la entrada, por el lado heurístico y sugerente que estos casos pueden aportar.
    El problema es la duda y también la alternativa pero la solución a fin de cuentas viene de ambas, de algún modo, digo yo: excusa el juego de palabras, pero ante lo establecido, dudar sistemáticamente es mejor que nunca dudar o nunca cuestionar o nunca disentir, en ello podríamos estar de acuerdo, me parece.
    Un cordial saludo y gracias nuevamente por tu visita.

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  3. Ah, y bienvenido tu blog, se anuncia prometedor y rico para leer.
    Un abrazo.

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  4. Amigo Lizardo mi blog es aún un proyecto para el que tengo más ideas que realidades, pero celebro que te parezca interesante.

    El problema con las investigaciones y los datos, tanto en esquizofrenia como en otros muchos ámbitos, es que se contradicen, se superponen y se amontonan y al final.... no dicen nada. Todo esto sin entrar en valorar si nos creemos lo que dicen esos datos. No puedo nunca alejar de mi mente el libro de Kamin y Eysenck sobre la inteligencia y la polémica con los datos falsos de Cyril Burt. Sin llegar a esos extremos, he vivido en mis propias carnes como el análisis estadístico de mis propios datos arrojaba conclusiones que EN LA REALIDAD no eran visibles, pero ¡qué bien queda publicar un artículo en tal revista!....

    Estoy de un escéptico que no me lo creo ni yo, valga la redundancia, quizás por eso he dado un giro hacia la rehabilitación del daño cerebral, ahí todo es más "objetivo", aunque me siguen preocupando las cosas propias de los psicólogos. Son once años de psicólogo contra unos meses de neuropsicólogo. La primera opción gana por goleada.

    En fin, que vivo en un mar de dudas y leerte me reconforta al ver que no soy el único.

    Un saludo cordial.

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  5. Sin duda que los malabares de la estadística son asombrosos. Es todo un tema. Pero a priori, y la pregunta es ingenua: ¿podríamos anhelar una objetividad absoluta y plena en terrenos procelosos como los de la subjetividad? Desde luego, la neuropsicología es un terreno más firme y qué bueno que allí puedan enriquecerse perspectivas. Gracias, estimado Félix.

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  6. La estadística, amigo Lizardo, hace que si yo me como dos pizzas mientras tú miras con hambre porque soy muy tacaño, de cara al público sea como si los dos hubiesemos cenado bien. Por desgracia, es uno de los mejores métodos que tenemos.

    La neuropsicología nos ofrece un camino para consolidar las teorías puramente psi sobre una base más sólida. Supongo que no serás ajenos a los trabajos que se están haciendo en neuropsicoanálisis, por ejemplo. No podremos ser objetivos puesto que no somos objetos, como sujetos estamos "condenados" a la subjetividad. Es la metodología la que actúa como garante que guía hacia un quehacer científico más objetivo y ese debe ser el caballo de batalla.

    Aunque, al final, cuando estamos delante de alguien que sufre, todo queda en zarandajas y lo imporante es la experiencia humana que se crea, el calor y la afectividad auténticas, porque, al menos a mí me pasa, cuando solucionamos algún problema, sea de la naturaleza que sea, es difícil saber qué ha hecho que nuestra intervención resulte efectiva.

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  7. Estimado Lizardo,
    retomando el tema de las propiedades de la cafeína, y sin apartarme de las estadísticas cirquenses, se ha publicado también sobre su capacidad para disminuir el suicidio en consumo moderado
    http://archinte.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=621677
    y aumentarlo en alto consumo
    http://rd.springer.com/article/10.1023/A:1007614714579

    Los sesgos (el café como indicador de que existe soporte social), los tipos de café (nada que ver el agua de los EEUU con un café café), el café como medio para ingerir alcohol (en este lado del atlántico se suele mezclar con cognac, whisky,...) o las influencias de Big Coffee sugieren que se deben hacer más estudios.
    Yo mismo me ofrezco como sujeto de investigación si me invitan al
    café

    Un afectuoso abrazo

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  8. Totalmente de acuerdo contigo, Félix, no podríamos haberlo expresado mejor. Nuevamente gracias por tus comentarios.

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  9. Todo un tema, ¿no, Miguel? Ahí nos veríamos como sujetos de investigación igualmente. Dado que el café se consume tanto, no está demas investigar bien el asunto: su asociación a variables complejas como el suicidio ya es otro intríngulis. Un abrazo y gracias por tu comentario

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  10. Interesante post, yo he tenido varios episodios psicoticos inducidos por sustancias (nunca por cafe) y actualmente, desde mi recuperación del último episodio, he subido mi ingesta de café. Había pensado que era perjudicial pero ahora lo tendré más en cuenta y seguramente la disminuiré...

    Aquí les dejo un blog que escribo con mis experiencias con esta enfermedad

    http://vivirconpsicosis.blogspot.com

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  11. Gracias por tu comentario sobre el café y la psicosis y por alcanzarnos el enlace de tu blog, estimado amigo, sigue adelante con tu bitácora, y con la exploración de tus propias vivencias: un valioso testimonio, sin duda. Un abrazo desde el Perú.

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