Un paciente varón de 38 años viene desde una lejana provincia por su conducta disruptiva y a veces violenta, le acompaña desde hace seis años la etiqueta de tener "esquizofrenia", el "símbolo sagrado de la psiquiatría" como la llamaba Thomas Szasz. Y como tiene esquizofrenia, viene para que "Ud., doctor, lo interne".
En el Perú todas las provincias son lejanas. Y en todas partes, en el Perú y todas las provincias del mundo, el diagnóstico de esquizofrenia aleja aún más. Y si el paciente es esquizofrénico y está por años sin tratamiento y si es violento, no hay mucho que decir: va para adentro.
El hombre portando aquel símbolo sagrado se sentó frente a nosotros rodeado de sus hermanas, nos miraba y lo miramos, se ensimismó, cabizbajo, y seguimos mirándolo y vimos...
Hace más de un siglo Charles Darwin, en su soslayada obra The Expression of the Emotions in Man and Animals, describió así una característica expresión facial en individuos deprimidos y melancólicos: "The eyebrows not rarely are rendered oblique, which is due to their inner ends being raised. This produces peculiarly-formed wrinkles on the forehead, which are very different from those of a simple frown..." Darwin apuntó esta contracción de los músculos corrugadores superciliares y los llamó inclusive "grief muscles". Posteriormente a esta contractura de la frente entre ambas cejas se le llamó "signo de Omega" (por la forma de la letra griega) y en 1911 Otto Veraguth, neuropsiquiatra suizo, añadió la observación de unos pliegues ascendentes desde los párpados superiores y las cejas en dirección a la "omega".
Músculo corrugador superciliar ("grief muscle")
La imagen muestra el rostro de una paciente con el signo de Omega al centro y los pliegues de Veraguth a ambos lados.
Aunque obviamente no son signos patognomónicos los de Omega y Veraguth, algo aparentemente tan simple como mirar a los ojos a nuestro paciente nos permitió sospechar y luego detectar su depresión psicótica (él iba desesperado por las calles embargado por sus delirios de culpa, suplicando perdón a los transeúntes, y al ser ignorado se descontrolaba tornándose violento), en el contexto no de una esquizofrenia pues tal no era el diagnóstico adecuado, sino de una psicosis maniaco-depresiva.
Szasz escribió en una de sus "Herejías": "La tragedia de la medicina moderna "científica" es que los médicos han ganado en competencia tanto como han perdido en compasión. Antes los médicos podían curar poco y por tanto debían consolar más... Hoy los médicos pueden curar algo más y por ende confortan menos. El problema es que tenemos médicos colmados de competencia pero pobres en compasión.... En la medida en que médicos y pacientes persistan en confundir las dos principales justificaciones del tratamiento médico, es decir, la existencia de la enfermedad y la expectativa de curación, la provisión del tratamiento médico aún del tipo técnicamente más sofisticado seguirá resultando personalmente insatisfactoria tanto para médicos como para pacientes."
Ahora nuestro paciente está mejor y ha vuelto a su provincia.
Y yo tengo una entrada nueva para el blog narrando esta "obviedad", (pero es que las cosas demasiado obvias lamentablemente son muy susceptibles de "obviarse").
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Hace tiempo alguien me recordó que debo mirar a los ojos y esta entrada constituye memoria y gratitud.
ENLACE:
- Shorter E. Darwin's contribution to psychiatry. BJP 2009; 195: 473-474. (Texto completo).
Otras entradas relacionadas en el blog:
- Sonrisa de la depresión.
>los médicos han ganado en competencia tanto como han perdido en compasión.
ResponderEliminarUna rotunda reflexión y una entrada que me ha inspirado una propia en un momento de sequía inspiradora. ¡Qué importante es mirar a los ojos!
Gracias, amigo Lizardo, y un fuerte abrazo.
Querido Lizardo te adjunto un enlace a una iniciativa de unos compañeros que pretende humanizar un poquito nuestro día a día con ese "pequeño" gesto que es el mirar a quien atendemos.
ResponderEliminarhttp://diferenciate.org/por_que
César
Amigo José Manuel:
ResponderEliminarAunque parezca un juego de palabras es lamentable que obviemos algo "tan obvio", ¿no?
En este periodo en que desaparecí un amigo comparó dicha etapa no con la sequía sino con el barbecho. Todos tenemos derecho a él. Más aún como en tu caso tras temporadas de copiosa cosecha, que te agradecemos.
Un gran abrazo.
Amigo César:
ResponderEliminarMe adhiero a la iniciativa cuyo dato me alcanzas: es momento de no obviar "lo obvio" porque es lo verdaderamente esencial de nuestra labor.
En la próxima entrada respondo a una inquietud tuya.
Un gran abrazo.
Quisiera saber la diferecia entre esquizofrenia y psicosis maniaca depresiva..
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