Haciendo la acostumbrada lectura de las entradas nuevas en mi lista de blogs favoritos -ritual sin el que soy presa del insomnio más atroz- encuentro al siempre solvente The Neurocritic con un post intitulado 'Great and desperate cures for addiction'. Leyéndolo, resulta consoladoramente diáfana la correlación entre psicopatología y neurofisiología de las adicciones: así, el distingo entre la búsqueda o deseo - predominancia del incentivo (wanting - incentive salience) correspondería al sistema dopaminérgico en el Nucleus Accumbens, y el placer (liking - hedonic impact) al sistema de receptores opioides en el N. Accumbens pero también en el pallidum ventral. Además se especifica que la conducta de búsqueda (wanting) tendría una regulación más difusa y heterogénea que la relacionada con el placer (liking): esto es, se podría suprimir lo primero sin afectar en nada lo segundo. La apetencia disociada de lo placentero: el núcleo de la adicción sería entonces el seguir queriendo aunque ya no se experimente lo agradable de aquello que se apetece.
Deslinde entre áreas de apetencia (wanting) y placer (liking) para opioides en el N. Accumbens (de Berridge et al., 2009).
Pero el intríngulis del post reseñado radica en el intento de afectar estas estructuras en adictos severos mediante procedimientos neuroquirúrgicos. Se cita un estudio chino al respecto -en China la dependencia al opio y derivados es frecuentísima- además de que se critica fundadamente los resultados y aspectos adicionales como la ética de tales experimentos. No es sin duda el único propósito de científicos del Celeste Imperio por afrontar radicalmente los fenómenos adictivos.
Augusto Ferrando, nuestro recordado animador nacional, hizo famosa entre otras frases la que usamos de encabezado: y es que en en el Perú, hace casi tres décadas, ya se hacía psicocirugía para tratar las adicciones. Y el abanderado de esa técnica era el psiquiatra Teobaldo Llosa, quien preconizaba la cingulotomía como una cura radical de la dependencia de la cocaína y la Pasta Básica. Por supuesto, hubo enormísima polémica al respecto que trascendió allende las fronteras. El Dr. Llosa plasmó sus experiencias en un libro difícilmente hallable hoy pero muy recomendable: Médicos contra pacientes.
En Internet no se hallan los artículos de aquella época de Don Teobaldo pero sí trabajos suyos más recientes en que preconiza un tratamiento muy distinto a la radicalidad de la psicocirugía: ahora postula la cura de la dependencia a la cocaína mediante el consumo de la hoja de coca al natural y sus distintos productos (como la harina o también el mate de coca cuya imagen aparece más arriba). Una excelente entrevista al Dr. Llosa fue publicada en Etiqueta Negra (pp-14-24) hace un par de años.
No debemos olvidar que el tradicional y milenario consumo de la hoja de coca chacchada por la gente de nuestros andes (Valdizán en su Paleopsiquiatría del Antiguo Perú lo llamaba cocaísmo para diferenciarlo del cocainismo) sigue siendo proscrito por la Organización Mundial de la Salud y muchas otras entidades como una forma de malsana dependencia. (Léase al respecto el informe Los mitos de la Coca del Transnational Institute, de preferencia con una taza de mate de coca en la mano o mejor un 'bolo' en el carrillo).
Por supuesto que si de creatividad peruana hablamos -como nuestra bebida de sabor nacional proclama- podríamos seguir enumerando otros peruanísimos tratamientos de las drogodependencias pero mejor será la discreción por ahora. Finiquito el blogroll. Que la noche nos sea propicia.
Ya que habeis decidido revelar el secreto de la Serie Rosa, solemnemente os hago llegar este video
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=3vpG1PgFF34
Para dar rienda suelta a vuestras cultas y sensibles fantasías, siempre al amparo de vuestro seudónimo.
hum... no digo nada nomás porque ése y yo no nos hablamos
ResponderEliminarlizardo, tonces, yo, que chaccho (¿así se escribe? si no es así, sorry) la hoja sagrada para combatir el mal de altura, ¿estoy en contra de la ley de salud o algo así? hum... si es así, seguiré escapando de sus garras porque deveras que ayuda con el soroche
Una copia de este libro se encuentra en la biblioteca de médicos residentes del INSM.
ResponderEliminarsin pepas: No hay ley peruana alguna que prohíba el chacchado de coca, pero documentos internacionales no vinculantes lo consideran una forma de dependencia, lo que de por sí es muy cuestionable. Sin duda el consumo de la hoja de coca forma parte del acervo de nuestros pueblos y tiene diversas utilidades e importancia como tal.
ResponderEliminarMartín: Qué bueno que los residentes del instituto puedan tener acceso a éste y otros libros peruanos que no son de sencillo acceso (p.ej. los de Valdizán).
Tony: Mi sicalíptica mente se entusiasmó pues creí que el tuyo era un enlace para algún capítulo de la inolvidable Serie Rosa... Pero cuántos recuerdos oyendo a Scarlatti.
Gracias por sus comentarios.
Para seguir con lo de la música barroca, aqui hay otro video de un oscuro pianista moscovita, tocando a Bach.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=xdCywZW0uS4
Y ahora más en serio, el sorprendente, caleidoscópico y por momentos espeluznante libro de William Burroughs, "el almuerzo desnudo" ofrece una descripción lega sobrecogedora de la adicción, llegando a la firme conclusión que cientos de otros artistas: las sustancias estupefacientes no añaden una pizca a la creatividad y sensibilidad artística. Sin embargo la adicción a los opiáceos es particularmente atroz, por quitarle a uno la capacidad de resistir al dolor. Borroughs narra brillantemente la dantes agonía por la que pasa el yonki cuando deja la droga, y una de sus frases famosas "el traficante vende el adicto a la droga" es legendaria. Espero que encuentres tiempo para leer esa obra tan singular amigo, yo la leí en Kent, de vacaciones en casa de un amigo que poseía una enorme biblioteca, y no esperaba depararme con esa escalofriante sorpresa.
ResponderEliminarAh, y una notita legal a parte, que bueno que la huachafería tampoco se encuentre descrita en el código penal.
La leí a medias hace algún tiempo pero subsanaré mi morosidad de inmediato, amigo Tony. Lo de la huachafería no penada me ha permitido hacer este blog 'desde el manicomio' y no 'desde lurigancho', felizmente. Un saludo.
ResponderEliminarpues sí, lizardo, qué bueno que el código penal no incluya penas contra la huachafería porque sino, tendrías que ir a visitar a tu amigo a lurigancho. vi un video suyo con una camisa roja pero que está para prenderle fuego... a la camisa me refiero, sin él adentro
ResponderEliminarA propósito de este post, el Dr. Llosa acaba de salir en un reportaje de televisión comentando el caso de una bailarina con adicción a cocaína. Brevemente explica su método.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=u5iOkC2yrQg
Ah, te refieres a la señorita vedette. Si no hubiera visto el video me hubiese imaginado alguna bailarina de ballet clásico. Ojalá que el método del Dr. Llosa la ayude -y ella se deje ayudar-.
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