M.M. looking tired & bored |
Para las tardes de domingo de esterilidad bloggera no hay nada mejor que practicar el comensalismo con un blog opíparo como Mind Hacks.
Vaughan Bell enlaza un reciente editorial de Molecular Psychiatry entusiastamente titulado: "Launching the ‘War on Mental Illness’", y resalta irónicamente, entre otros tópicos, el hecho de que dicha metafórica guerra se centre solamente en la terapéutica biológica. Desde luego se menciona al Proyecto de Salud Mental Global; y aunque mi pregunta es maniquea, pienso en cómo se afrontaría desde dicha perspectiva situaciones como ésta.
Antes, Vaughan Bell también alcanza un interesante artículo de Mical Raz, médico e historiador de la medicina, sobre las epístolas de pacientes y familiares de Walter Freeman, el famoso neurocirujano lobotomista, cuyo tenor es de agradecimiento al cirujano por los beneficios del posteriormente cuestionado procedimiento y donde queda claro que la interacción de Freeman con dichas personas era, en general, la de un médico en el ejercicio de su profesión.
Por supuesto, desde una perspectiva despojada de la situación temporal de ese momento no se podrá juzgar a cabalidad la circunstancia de Freeman y sus pacientes. Y no se trata sólo de la lobotomía. Y antes se ha anotado (Jaspers dixit): "Se puede concluir por el éxito de una terapia que ha tenido ese efecto deseado, y además, inferir por el efecto de la terapia sobre la naturaleza de la enfermedad. Por desgracia esas deducciones son engañosas. La experiencia enseña que casi todos los medios ayudan un tiempo en algún sentido". Y luego relata el éxito curativo de la trepanación en la epilepsia genuina -un método ejecutado en su momento y olvidado luego-. Finalmente enfatiza Jaspers : "Aprovechar el éxito terapéutico como medio de conocimiento es por eso extraordinariamente engañoso". (Recuérdese aquí cuánto de la neurobiología de los trastornos psiquiátricos es abstraído a partir de los mecanismos de acción de los psicofármacos cual si estos fueran idénticos a los mecanismos etiopatogénicos de aquellos).
Cuando llega el anochecer del domingo es penoso encontrar una canción de letra tan mala, burda y cargada de clichés estigmatizantes e injustos como "John, el esquizofrénico".
Y se fue el domingo... (a propósito, la mejor manera de no sentir el choque abrumador y desconsolador del lunes es trabajar el domingo en la noche para descansar el lunes, así que me voy a mi guardia. Saludos).
____________________________
Otras entradas relacionadas en este blog:
Ahora tengo otro motivo para seguir odiando a Calle 13...
ResponderEliminar¿Por qué el protagonista de la canción se llama John? ¿Es posible que el cantante, pese a su total desconocimiento de las notas musicales, conozca algo de Daniel JOHNstone? No sé por qué se me vino a la mente la analogía. Quizás porque pienso que para escuchar música esquizofrénica sería más gratificante recurrir a éste último.
Saludos!
Hola Agustina: Gracias por la noticia del fascinante Daniel Johnstone, seguiremos explorando su música. Y bueno, que más decir de Calle 13...
ResponderEliminarDaniel Johnston es un cantante que padece esquizofrenia. Una nota de color es que solía abandonar las discográficas cuando consideraba que tenían influencias demoníacas. Su música tiene mucha inspiración en los Beatles; es admirable verlo cantar en plena acatisia y sin duda tiene letras mucho más profundas que esa.
EliminarSalud!