Inevitablemente circunscritos a esta especie de calendario cívico escolar y a recordar cada efeméride con una entrada, la de hoy ciertamente reviste particular importancia: 23 de abril, Día Internacional del Libro y conmemoración de la muerte de Don Miguel de Cervantes Saavedra.
Imposible evocar a Don Miguel sin que emerja también El Caballero de la Triste Figura. A Don Quijote de la Mancha se le ha diagnosticado -haciendo el azaroso ejercicio de ensayar diagnósticos sobre un personaje literario- de monomanía, paranoia, psicosis pasional, parafrenia fantástica, manía delirante, psicosis maniaco-depresiva, hipomanía, mitomanía histérica, demencia presenil, demencia de Lewy... Hasta se ha elucubrado que la supuesta psicosis del Quijote, al haber sido compartida por Sancho Panza, constituiría rotundo ejemplo de folié a deux... Se podrían reconstruir los devaneos de la nosografía psiquiátrica con tales asertos diagnósticos.
Por suerte otro Don Miguel, esta vez Unamuno, puso la piedra de toque: "De todos los comentaristas del Quijote no hay peores que los médicos: rápidamente ellos escrutan el tipo de locura que tuvo Don Quijote, su etiología, sus síntomas y proponen inclusive la terapia."
Y de terapia, cómo no, si ahí está el famosísimo Bálsamo de Fierabrás, en cierto modo precursor de las modernas drogas farmacéuticas -mas no de Big Pharma, desde luego-.
Pero todo eso lo podemos revisar en el artículo de López-Muñoz y cols. enlazado abajo. Antes resaltemos las sencillas palabras del escritor mexicano José Emilio Pacheco, quien recibió hoy el Premio Cervantes en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares: "Me gustaría que el Premio Cervantes hubiera sido para Cervantes..."
Pacheco concluyó su discurso afirmando: “Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye... pero en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote”.
Sin duda Don Miguel habría sonreído azorado escuchando a su distante evocador. Pero también se habría conmovido ante la sencillez y campechanía del bardo mexicano que enaltecen el historial del premio que lleva su nombre.
ENLACES:
- López-Múñoz F, García-García P, Álamo C. The virtue of that precious balsam...: approach to Don Quixote from the psychopharmacological perspective. Actas Esp Psiquiatr 2007;35(3):149-161.
Otros enlaces relacionados en el blog:
Estimado Lizardo:
ResponderEliminarEstos días he estado disfrutando, como es habitual, de tus afortunadas entradas en el blog, al tiempo que evocaba a los -más que conocidos- amigos y compañeros de la Facultad de Medicina de Cádiz. Hace poco mencionabas a los psiquiatras Luis Salvador-Carulla e Indalecio Leonsegui. Hoy al farmacólogo (experto en neurofarmacología y en El Quijote) Cecilio del Álamo (canario de nacimiento, gaditano de estudios y corazón, actualmente Profesor en la histórica Universidad de Alcalá de Henares). Ya procuraré darles a conocer tus citas (que todos tenemos nuestro puntito de vanidad).
De acuerdo completamente en que Pacheco ha estado inmenso. Incluso salvando con humor y dignidad una inoportuna caída de pantalones (de la que no sé si has tenido noticia). En detalles como esos, a veces, se ve quienes son realmente grandes.
Finalmente, como amantes de los libros que somos (¡qué buena compañía, siempre!): Felicidades.
Muy agradecido, Dr. Doña, efectivamente celebramos este día con regocijo. Cuánto gusto saber que conoce Ud. a los colegas que nos hemos permitido citar y leer con gran interés. La anécdota del pantalón y el 'traje de pingüino' -como llama al chaqué José Emilio Pacheco, lleno de gracejo- está incluída en el último enlace del texto y efectivamente grafica su sencilla y amable grandeza.
ResponderEliminarMuy atentos saludos.
Mi estimado amigo, paso ahora a compartir contigo los episodios que más me han desternillado de risa en el Quijote, libro que lei por primera vez a los 9 años en una edición juvenil bien ilustrada.
ResponderEliminar1) Donde el Quijote se coloca el yelmo lleno de requesones, y luego de un rato pronuncia "Oye Sancho, será que se me derrite el seso, o es que estoy sudando de pies a cabeza".
2) La sobria y gargantuesca descripción de la comilona en las bodas de Camacho y Quiteria.
3) Cuando Sancho pide remojar su mendrugo de pan seco en uno de esos guisos de la mentada boda, es un episódio ridiculo y risible.
4) Cuando el desdichado Basilio extrae la daga de su cuerpo, todos claman "milagro, milagro" y el repone "no, viveza, viveza".
5) El mítico episodio de los molinos...
Que gran obra, es de hecho una referencia fundamental de la literatura mundial.