Periodista: El Congreso tiene niveles de desaprobación que superan el 80%. ¿Si fuera un paciente en el diván, qué tratamiento le daría?
Dr. Péndola: Electroshock. Parece broma, pero para que alguien con un nivel tan alto de corrupción pueda beneficiarse de un tratamiento psicoanalítico se requiere una preparación previa. La renovación por mitades o tercios puede ser una alternativa de solución. Los congresistas son como chicos que aprenden por miedo.
Por supuesto, la opinión del Dr. Péndola es ilustrativa del pésimo y generalizado concepto acerca de un Congreso que además, inconsciente del rechazo que origina en el electorado, se resiste a buscar mecanismos de renovación. Lamentablemente se trasunta en el aserto pendoliano una imagen de apelación a alternativas truculentas, punitivas ('aprender por miedo'), como si el electrochoque fuese tal, reforzando la malhadada y popular idea de este recurso como tortura o demencial medida. Habría que preguntarse si el Dr. Péndola les aplica electrochoque a sus pacientes graves antes de que puedan 'beneficiarse' del tratamiento psicoanalítico. Desde luego, el psicoanálisis tiene un prestigio exagerado en que se mezcla cierto esoterismo y mucho de esnobismo. Pero eso es ya otro asunto que se encargarán de interpretar, jueces y parte, los gurúes del psicoanálisis...
Enlace:
- Entrevista en el diario El Comercio al Dr. Péndola (19-01.2010).
Otros enlaces relacionados en el blog:
- Conversaciones con Seguín (acerca del psicoanálisis en el Perú).
También estoy en desacuerdo con el uso del término electroshock, el Dr. Péndola simplemente explota un término sinónimo de vejación inquisitoria para el vulgo. Pero que más esperamos, amigo Lizardo, en un país donde la vulgaridad genera orgullo. Donde aquellos que ensartan un par de términos anglosajones se creen doctos en la lengua de Shakespeare. Donde la huachafería pulula como levadura en la malta.
ResponderEliminarEl Dr. Péndola podría haber recomendado un tratamiento contra la autoktaniafobia para muchos congresista, usando el andamiaje que mostraste un post anterior. ¡Salta salta nomás chochera!
Conforme, Tony. Adicionalmente opino que asumir que la corrupción, sinvergüencería e inepcia son problemas de índole psiquiátrica implica una visión medicalizadora y psiquiatrizadora de problemas que trascienden tales esferas escuetas. Ello lleva a la metáfora desafortunada del electrochoque y sus resonancias punitivas y torturadoras, no correspondientes con la realidad.
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