"Es acostumbrado el afirmar que la percepción pública de la psiquiatría, así como de las enfermedades mentales en sí, no es usualmente positiva. El estigma que rodea a los trastornos psiquiátricos corre aparejado con la suspicacia de la opinión pública respecto a los médicos psiquiatras y la especialidad de la psiquiatría. La mayor parte de lo que el público conoce acerca de nuestra profesión proviene de la cobertura que los medios de comunicación ofrecen con exactitud técnica pero con un sesgo negativo.
(...)
"Dadas estas circunstancias, ¿debiera sorprender acaso que el público tenga una mala impresión de lo que es la psiquiatría y poca comprensión de que poseemos un abanico de tratamientos probadamente efectivos para los principales trastornos mentales?"
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Siguiendo con el tema del estigma, que aludimos recientemente, alcanzamos esta opinión de un colega norteamericano que escribe una columna en "The New York Times". Las realidades allá y acá son distintas en cuanto a desarrollo económico y tradición cultural pero tienen en común el estigma y el mínimo espacio conseguido por la psiquiatría para divulgar su voz. Una voz que seguramente deberá despercudirse de resonancias omniscientes y pontificales para propiciar el diálogo y apertura.
Referencia:
1. Friedman R. The Role of Psychiatrists Who Write for Popular Media: Experts, Commentators, or Educators? Am J Psychiatry 2009; 166: 757-759.
ENLACE:
- Aprecien una perlita de cómo nos aman a los psiquiatras y a la psiquiatría: Psychwatch, por Sickmind Fraud.
El artículo es en extremo interesante. Me gusta sobre todo esa frase antropofágica que describe el rol del "diarista", escribidor de pacotilla, denigrador nato, injuriador orgánico, que es el periodista de hoy en día: Si sangra, encabeza (if it bleeds, it leads, carajo, hasta rima en inglés). Pero el prejuicio contra las enfermedades añade un morbo especial al asunto. Al ser la mente considerada una consecuencia menor del alma, quien tiene mente alterada, de hecho debe tener un alma alterada. Ese prejuicio implícito es lo que genera tanto remolino en la prensa, y en grupúsculos deleznables como los Cientologistas. No debemos confiar en la opinión pública a la hora de divulgar ideas verderas y constructivas, felizmente la internet ofrece alternativas mejores, como este blog, para saber más sobre el asunto, sin mayores prejuicios.
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