miércoles, 8 de julio de 2009

Día del Maestro







No, no es que ahora me dedique a la fotografía de cacharros de cocina a fuerza de haberme consagrado a los quehaceres domésticos o por flagrante viudez de ideas. Tampoco amenazo con venidera serie de videos culinarios, postales de lavado y planchado o anecdotarios abigarrados de tips para desmanchar trapos o salvar platillos carbonizados.

Se trata de una taza que descubrí recientemente en la casera alacena y cuyo lema -ay de mí, tan enamoradizo de las 'frases hechas'- me ha cautivado, no por su apodíctica verdad solamente sino por su desnudo efectismo. Y he recordado a mis maestros cuyo día transcurrió hace muy poco. Maestros desde las distantes y bonísimas señoras parvularias hasta los recientes de la especialidad médica, pasando por mi maestra de primeras letras, los varios e inolvidables del colegio secundario, los maestros de la facultad de medicina, los de hospital e incontables guardias, tantos que de modo diverso nos alimentaron en el camino de aprendizaje.

Y he recordado también a padre y madre, docentes ellos, a Elizabeth, profesora igualmente, a tantos parientes y amigos, tantos maestros consagrados a esta labor paciente y soslayada en demasía.

Ahora que también yo hago mis trémulos pinitos como docente, pienso en lontanos tiempos aquellos en que nuestros profesores no disponían de internet y conseguir una referencia bibliográfica era todo un triunfo; en que la erudición no era prefabricada por la socorrida Wikipedia; en que el decantado conocimiento no era travestido ni trocado por la información a granel y adocenada; recursos novedosos de hogaño, con innumerables ventajas y virtudes sin duda, aunque el hipertexto y los links recalentados aún suplir no pueden el tesón ni la vocación.

Tomaré aquella taza colmada con el café del insomnio y en cada sorbo recordaré gozosamente a mis maestros de ayer y de hoy, no por sus errores o aciertos, no por su erudición o su experiencia, sino sobre todo por su eros pedagógico, por su ternura.


ENLACE:


- Pedagogía de la ternura, por D. Alejandro Cussiánovich.

6 comentarios:

  1. ya, dicen que los maestros son inmortales y es verdad: lo que hacen se perpetúa en los alumnos que a su vez cortan y pegan a su vida posteriormente a través de los tiempos. Me imagino que tú tocarás la vida de muchos de tus alumnos, no sabía que enseñabas, felicitaciones, me imagino que sentirte útil transmitiendo tu saber te hará sentir muy bien

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  2. Tony Chávez Uceda10 de julio de 2009, 7:31

    Debo hacer una crítica del texto firmado por Cussiánovich, Pedagogía de la ternura, resaltando los puntos de mayor interés y, de forma geral, sobre su estructura.

    Bueno, es lamentable ver como el autor desperdicia algunas brillantes oportunidades para disertar ciertos temas filosóficos (epistemológicos) de la educación, relacionados con el lado afectivo de la misma. La falta de conclusiones es notoria al final del documento, es decir, discernir, disertar, divagar, y al final, dar un puntillazo poco claro de los aspectos sexuales de la relación profesor-alumno, que quedan como un arbol si fruto, un fruto sin simiente, una simiente que no da raíces. Cuando recuerdo el brillante e insuperable sistema pedagógico de la Unión Soviética, y lo comparo con nuestra triste realidad, veo, entre las muchas razones para nuestra debacle educativa, el pobrísimo nivel científico y filosófico de aquellos responsables por los rumbos de la educación. Mientras que los Soviéticos tenían Académicos dedicados a la investigación científica, que preparaban currículas educativas progresivas, con objetivos claros, nosotros teníamos una serie de politiqueros de turno, pregonando a viva voz la última reforma educativa, y permitiendo que existan cursos execrables como educación religiosa y O.B.E. El texto de Cussiánovich divaga entre una serie de nociones que pasaré a comentar en seguida, y un apelo sentimentalón. Sus citas y referencias no sustentan un punto de vista en especial, y tampoco sirven para sacar ninguna conclusión.

    De mayor interés resulta, entonces:

    A) Feminización de la ternura: claro, la tendencia moderna es la negación masculina de la ternura, el hombre es incapaz de darla, y esto lleva a la conclusión de que solo la mujer puede dar la protección y el cariño a los niños. Bueno, de hecho que el mundo actual califica al hombre de una manera tan superficial, que hasta resulta emético el paradigma masculino de hoy en día. Pero recordemos que las condiciones de tener mas de um metro ochenta de estatura, músculos fornidos, tener al menos dos mujeres disputándose tus favores, y rasgos caucásicos, es un paradigma muy antiguo que han ensalzado los medios actuales en extremo. No es la imagen del verdadero hombre, y es una imagen contra la que tenemos que luchar los verdaderos hombres, porque nos distorsiona, nos degrada, y al final, nos acaba pasando la factura por haber degradado a la mujer durante tantos siglos.
    (Continúa)

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  3. Tony Chávez Uceda10 de julio de 2009, 7:32

    B) Paidización de la ternura: aunque resulte redundante, decir que la ternura pertenece a los tiernos en edad es un eufemismo grosero. Claro que sí, quien es tierno está rebosante de ternura. Pero el adulto también debe ser capaz de comportarse con ternura para poder cuidar y proteger mejor a quienes aun son tiernos. Esa es una premisa filosófica que se puede leer hasta en Platón. El mundo moderno ofrece múltiples herramientas para ser más tiernos con nuestros pequeños, solo hay que usarlas. Aunque bien se advierte en "la república" que existe una enorme responsabilidad por parte de los cuidadores hacia los cuidados. De hecho esa responsabilidad es uno de los motores de la sociedad, y de sus formas políticas.

    C) Error en el ágape: Cussiánovich confunde los términos Agape y Filos, porque Filos es el amor fraterno o amical, y Agape es el amor por todo lo que existe, es decir, el entusiasmo. El entusiasmo viene a ser la mayor forma de amor, porque podemos sentirnos amados y amar sin la presión de amar o ser amado en retorno. Bueno, Platón ya ha disertado bastante al respecto, y aunque originalmente el amor es llamado Eros, se entiende como Eros solo el amor entre dos personas, habitualmente del sexo opuesto.

    D)Peculiaridades nacionales de la ternura: Si bien es cierto las características regionales de ciertos aspectos culturales y afectivos resultan interesantes para elaborar estudios, en nuestro país siempre han sido contraproducents a la hora de elaborar políticas, porque acaban convirtiéndose en la perfecta justificación para el menor esfuerzo en provincias, menos salud, menos educación, menos justicia, menos gobernabilidad, porque al final son cholos, verdad? Este razonamiento, ya sea intrínseco o extrínseco, es el caballito de batalla de los limeños avocados al centralismo.

    Como disquisición amplia podemos considerar que toda actividad pedagógica debe tener elementos de ternura, en cierta medida, inclusive en aquellas que se realizan en el nivel universitario, porque debemos proteger a nuestros alumnos de las secuelas de la ignorancia. La internet se ha vuelto una fuente de difusión de ignorancia increíble, y debemos colocar firmes adargas intelectuales en la mente de nuestros jóvenes. Es una obligación ineludible.

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  4. Saludos a ese maestro de Razonamiento Verbal, quien empezó su clase con está esperanzadora frase: " la vida es una mierda, pero si bien es cierto que lo es, también es cierto que no hay mierda más hermosa..."

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  5. Apreciable exégesis la tuya, Tony, enriquecedor aporte como siempre.
    Gracias por los comentarios.

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  6. hum... tony, mejor que lizardo te adopte como columnista (ojo que no dije calumnista) y postees tus ideas antes que sacarlos al fresco aquí, tan escondidito, en la bandeja de comentarios

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