Recientemente en Academic Medicine un grupo de reputados psiquiatras -que reclaman para sí 200 años de experiencia en el campo profesional- han publicado un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas) de la psiquiatría como neurociencia clínica. Conmueve leer que, en opinión de los sabios autores, la psiquiatría para lograr su cometido debe fortalecer sus vínculos con la salud pública y la epidemiología, la economía de la salud y una inextricable mezcolanza que nombran community and behavioral health science (¿ciencias de la salud conductuales y comunitarias?) además de enfatizar que el cimiento de la psiquiatría es, y no cabe resquicio alguno de duda para ellos, la neurociencia clínica. (Al respecto es recomendable revisar el sesudo artículo del psiquiatra, psicólogo y psicoanalista ibérico Jorge Tizón: "¿Por que neurociencias y no psicociencias? -sí pues, ¿por qué, no?-.
De hecho, esta visión biomecanicista, útil y valiosa desde luego, pero parcelada y unilateral a fin de cuentas, es uno de los futuros posibles de la psiquiatría. No el único -felizmente-, y mucho menos el exclusivo ni excluyente. Empero, varias recomendaciones anotadas al final por los dueños de 200 años de experiencia, constituyen sugerencias interesantes, por ejemplo el proveer oportunidades para que los residentes detecten sus propios cuadros depresivos como una manera de luchar contra el estigma, fomentar el interés de los estudiantes por las neurociencias desde el primer año de la carrera médica, propiciar el intercambio de experiencias entre residentes de neurología y psiquiatría respecto a patologías vinculadas del sistema nervioso central además de integracion de la psiquiatría con otras especialidades generales para enriquecer las perspectivas correspondientes de cada campo de acción, etc. Opciones ciertamente atendibles.
Por otro lado, desde el blog Mind Hacks trasladamos noticia de la reciente publicación de una revista nueva y de libre acceso sobre psicoterapia: Contemporary Psychotherapy, donde podemos hallar también una versión sobre el futuro de la psicoterapia -específicamente con énfasis en la terapia cognitiva conductual amén de otros interesantes tópicos-. Como sabemos, en nuestro medio persiste la creencia popular de que la psicoterapia es terreno privativo de los psicólogos y los psiquiatras nos debemos limitar a recetar pastillas y ampolletas. Por ello, es imprescindible que los psiquiatras conozcan y amplíen su horizonte psicoterapéutico dentro de su perfil de habilidades; no como una reivindicación privativa o segregacionista, de ningún modo, qué ocurrencia. En nuestro medio son tan vastos los problemas de salud mental que no cabe asustarse ante el intrusismo sino que mas bien debiera propiciarse que más recursos profesionales sean capaces de resolver y afrontar los problemas de tal campo. Ya nuestro trabajo psiquiátrico de por sí es fructuoso, aunque puede serlo más aún. Hagámoslo: el futuro, los futuros, nuestros son.
Futuro de psiquiatría como neurociencia
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