Foto Víctor Ch. Vargas, CARETAS.
Pedro Pablo Nakada Ludeña (35) autor de más de 20 asesinatos en la zona de de Huaral y Chancay podría llegar a ser internado en el Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado - Hideyo Noguchi". Hoy se le conmutó la pena privativa de la libertad de 35 años a que se le había condenado pues un peritaje psiquiátrico determinó que padece esquizofrenia, ante lo cual deberá ser recluído no en una cárcel sino en un manicomio.
Nakada aseguraba ser un enviado de Dios, un justiciero, un elegido para eliminar personas a las que consideraba indignas de vivir como homosexuales, prostitutas y drogadictos. "Yo limpio gente, gente que no debería estar acá, como fumones y maricones", señaló reiteradamente el acusado durante el proceso. A todas sus víctimas las ultimaba con una arma de fuego a la que había acoplado un silenciador hechizo. Cometió su primer crimen a los 17 años y al ser capturado hace dos años manifestó que no se arrepentía de sus crímenes y pidió ser fusilado para morir rápido: "No puedo estar preso. Me voy a matar." Antes de ser detenido, ha declarado, planeaba incendiar una conocida discoteca "de ambiente" localizada en la zona de Huaral.
El arma asesina.
Dado que Nakada proviene del norte del departamento de Lima, no se descarta que el Poder Judicial pretenda su reclusión en nuestro Instituto conocido familiarmente como Noguchi -y hasta Higushi, por algunos- pues se ubica en la salida norte de la capital. Paradójicamente, el Instituto fue fundado gracias a una donación del gobierno japonés y el asesino es descendiente de nipones aparentemente. Un vocero de la Asociación Psiquiátrica Peruana ya manifestó su posición en contra de tal posibilidad.
Nuestro reportero de policiales, MR1 Jorge Huavil, que además es originario de la zona, nos mantendrá informados sobre el caso y promete sorprendentes revelaciones.
¿Qué pasa si Nakada es traído a Lima en lancha y desembarca en La Punta?
ResponderEliminarSi se confirma el diagnóstico debe recibir tratamiento psiquiátrico permanente, el problema es que ni las cárceles ni las instituciones especializadas en tratamiento psiquiátrico en nuestro país tienen las condiciones necesarias para albergar a dichas personas, por lo que también estamos frente a un dilema ético.
ResponderEliminarDe otro lado, podría ser una buena oportunidad (luego de los permisos, respeto a la autonomía y otras consideraciones éticas necesarias, además de un protocolo científicamente validado) para hacer investigación de mentes criminales, al estilo "índice de maldad" que se transmite por el Discovery Channel.
La información resultante sería de interés tanto criminalístico, forense como psiquiátrico y de aplicaciones preventivas inclusive.
Lástima que esa sea la situación de nuestras instituciones en lo que se refiere a casos de trascendencia médico forense, como dice Favio. Por otro lado, respecto al comentario de Martín, efectivamente la circunscripción territorial de los 3 hospitales psiquiátricos de Lima, de acuerdo a la resolución ministerial del año 1985, compete al área metropolitana solamente.
ResponderEliminarDizque se rumorea por ahí que un colega del Instituto habría estado tratando a Nakada y que sus citas eran en horario nocturno y a veces en los pasillos... ¿Será cierto eso?
Gracias por sus comentarios.
Es interesante ver que el cerebro del asesino en serio no muestra la disminuición de actividad en la corteza prefrontal, es decir, a pesar de que comete actos atroces, aun conserva el intelecto suficiente para evadirse con sus crímenes. El homicida múltiple sí muestra una disminuición marcada de la actividad prefrontal izquierda, y una actividad amigdalino límbica aumentada (datos de la sacrosanta SPECT). Al menos podríamos ver si Nakada corresponde a alguno de los dos padrones.
ResponderEliminarInteresante hallazgo. Nakada era un asesino en serie y evadió a la justicia largos años. Habrá que seguir revisando. Gracias por los comentarios.
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